– ¡Amanda, levántate! – elevé automáticamente mi cabeza del susto. Parecía un robot en respuesta a un comando.
– ¡Mierda! – exclamé al sentir el café ya frío en mi mano – Esto no me puede estar pasando a mí, ¡NO A MÍ! – dije con mis manos puestas en la nunca, cerrando mis ojos tratando de relajarme antes de ver mi proyecto de física completamente empapado de café.
Tras que odiaba física este proyecto se me había hecho bastante complicado para lo que siempre suelo dar al hacer uno. Se suponía que el café fuera mi mejor amigo para poder hacerlo, pero fue mi peor enemigo...
– Gracias, "Sr. Café" – dije de forma sarcástica virando mis ojos.
Cierro la puerta de mi casillero con enojo, siempre acostumbraba a estar así, pero hoy no, hoy sentía que este enojo soplaría más de lo común. Es bastante frustrante el estar en escuela superior, créanme. Caminé hacia la jaula de la clase de inglés, era la única clase en la que no sentía estrés alguno aunque no me gustaba en lo absoluto. Me encontré con mi mejor amiga Sofía en el pasillo.
– Hola – dijo al verme.
– Hola, Sofi – le di un abrazo.
– ¿Qué hay con lo de física? leí tu mensaje esta mañana, pero no entendí que fue lo que sucedió. Es que me quedé sin batería en el camino, ahora buscaré como ponerlo a cargar.
– Se me dañó el proyecto y sabes que puse todo mi esfuerzo – suspiré.
– No te preocupes, boba, tu siempre encuentras la manera de resolvertelas. Puedes comentárselo a la maestra, ella te daría más tiempo. Inténtalo –trató de motivarme – ¿Qué hay de Julián?
Julián es mi novio, llevamos casi 8 meses de relación, no tenemos una relación llena de actividades, pero todos nos tienen los cinco sentidos encima ya que él era el capitán del equipo de baloncesto. Deseaba tener a alguien que sí se interesara en mí, en el valor que necesitaba y merezco ya que el no completaba ni un tercio de mí.
– Mañana regresa de su viaje. Ya sabes, volveré a mi rutina "amorosa" – dije sarcástica mientras ella se reía.
Entramos a clase y veo a lo lejos a uno de los mejores chicos que conozco de la secundaria, a Alex. Caminé hacia la última mesa, donde él se encontraba, y detrás de mí venia Sofía.
– Al fin llegas, cerdita – me dedica una sonrisa pervertida y da pequeñas palmadas en el asiento para invitarme a sentar – Hola, Sofía – esta le dedica una sonrisa. Él le gustaba, pero claramente aún no lo quiere admitir.
– Sabes como es mi madre y Katy tenía que ir al pediatra nuevamente, siempre hay novedades en casa – dije desanimada colocando mi bolso en la mesa y me acomodé en la silla reflejando mi cansancio.
– Bueno bueno, lo importante es que ya estés aquí, mira que ya quería ligarte de cerca... – lamió sus labios.
Miré a Sofía la que puso una cara de ¿celos?...
– ¡Alex! – le di un pequeño codazo lo que provocó que se riera y me contagió su risa – Tú no sabes hacer chistes.
Quería que Sofía se diera cuenta de que sólo era eso, un chiste tonto de los que suele hacer.
– Chicos, para conversar está la hora de receso, ¡ahora estamos en clase! – la maestra nos miró con seriedad lo que nos provocó más risa, pero logramos controlarnos.
La puerta de la jaula se abre, todos miramos queriendo saber de quién se trataba la llegada. En ese transcurso entra ella con unos jeans rasgados, unas vans rojas y un hoodie negro, llevaba su pelo suelto color castaño. Bajé mi mirada cuando se encontró con la de ella. Se sentó tres mesas frente a nosotros. No sabía quien era, nunca la había visto por aquí.
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Ella Fue Quien Invadió Mi Vida
RomanceSi amaste a alguien hasta no encontrarte a ti misma... esta es tu novela.