FiveWall

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— Matt... Rin, vamos... a levantar- — Se quedó mudo al ver.

La pareja completamente desnuda, tapada con las sábanas de la cama, yacía dormida, profundamente. Kurt se ruborizó y, con una pequeña risa, se fue lentamente alejando, sin hacer mucho ruido, finalmente salió de la habitación y cerró la puerta.

Kurt se echó a reír, a carcajadas.

Al terminar su risa, que fue casi tres minutos dijo algo que se le ocurrió en un segundo.

— Una maquina sexual.

Y siguió riéndose mientras bajaba las escaleras de la enorme mansión.

Al llegar abajo, divisó a Jane y a Jim haciendo el desayuno, mientras que los demás se encontraban en el salón, recargando las pocas armas que quedaban y limpiándolas. Kurt se unió a la preparación del desayuno y empezó a ayudar con los utensilios en la mesa. Era una gran mesa, pero se turnaban para comer, los otros esperaban.

*

Matt se levantó, se vistió y fue al comedor, dejó a Rin durmiendo. Al salir de la habitación, se encontró con Big D, estaba saliendo del baño.

— ¿Que tal? Dormiste bastante.

— Si... es que Rin y yo teníamos un poco de cansancio anoche, decidimos dormir un poco más de la cuenta.

— Me parece bien, merecían un descanso — Dicho esto, Big D se retiró.

Matt bajó las escaleras y se adentró al salón, vio los platos recién servidos.

— Matt, llegaste justo a tiempo. Siéntate — Decía Rodríguez, incentivando al chico.

— Oh no, iré arriba, me llevo dos desayunos.

Acto seguido, retiró dos platos de la mesa y subió al cuarto. Kurt no podía evitar reírse cuando lo miraba.

Subió las escaleras lentamente, cuidando no derramar ni una sola gota de la taza de café. Llegó al cuarto y abrió la puerta con su hombro.

Ahí estaba, esa chicha que conquistó su corazón de una manera muy peculiar, tendida ahí desnuda con una parte de la sabana cubriendo su intimidad. Esbozaba una sonrisa mientras dormía, una sonrisa de satisfacción. Matt no dejaba de mirarla. Hasta que espabiló por un ruido estruendoso en el cuarto de abajo.

— ¡Vaya imbécil de mierda, Jim!

— Ya, ya. Si lo recojo de inmediato.

— A tus dieciocho años deberías madurar un poco — Se escuchó a Jane claramente.

Matt solo se río, dejó un desayuno en el escritorio que había y se dirigió al costado de Rin. Le acarició la mejilla.

— ¡Hey! Vamos, despierta, golosa.

Rin dio un quejido y abrió un ojo, se estiró y bostezó, se tapó con el cubre lentamente y se acomodó en la cama.

— Te traje el desayuno.

— Vaya, que gentil.

Matt le pasó una camiseta de él, ella se la colocó y se sentó. Recibió el desayuno y empezó a comer. Matt, por su parte, hizo lo mismo, solo que al pan le quitó los bordes. Rin notó eso.

— ¿Con que los bordes no, eh? — Dijo ella.

— No son de mi agrado.

— Parece que encontré, de nuevo, algo que tenemos en común — Dijo retirando los bordes de su pan.

Siguieron con su desayuno, hablando y bromeando sobre sus anécdotas más importantes de sus vidas. Rin contaba acerca del viaje que una vez tuvo a Latinoamérica.

The Dead is Alive! Temporada 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora