Caleb me miraba con preocupación. Se mantuvo un rato en silencio y luego comenzó a hablar.
-Te preguntarás que hacía yo ahí en medio de la carretera. Estaba siguiéndolos. Sabía por cómo te miró en la fiesta, lo que el iba a hacerte. Y yo no quería eso. Mi especie, a diferencia de ellos, no le hace daño a los humanos. En cambio esos malditos chupasangre, atacan y se alimentan sin piedad. Y cuando ellos lo desean, te convierten. Para que seas uno de ellos. Generalmente no es el caso. Ellos asesinan sin piedad. Si te convirtió es porque realmente le gustas.
-Dios mio. ¿De qué estás hablando?
-Se que estas confundida ahora, pero debes escucharme. Debes saber.
-Esta bien. Lo intentaré.
En ese momento comencé a sentirme mareada y me desvaneci por completo.
Cuando abrí los ojos no supe adonde estaba. Por un momento creí que todo había sido una pesadilla. Pero Caleb esta sentado a mi lado. Al parecer esta era su casa y su cama.
-¿Vives aquí?
-Algo así. ¿Cómo te sientes?
-Muy débil, tengo mucha sed.
-Debes beber sangre para recuperar tu fuerza. Cuando lo hagas tú fuerza será mucha, tanta que al principio no podrás controlarla.
-¿A qué te refieres?
-Tendrás una fuerza sobrehumana. Los vampiros son muy fuertes. Y además gozan de poderes que nosotros no tenemos. Pero tenemos otros.
-Cuéntame.
-Además de una fuerza inimaginable. Con el tiempo desarrollarás la capacidad de encantar a los humanos para que hagan lo que tu quieras, también serás muy veloz y podrás conectarte mentalmente con otros vampiros. En el caso de tu creador, será involuntario. Siempre estarán conectados. Siempre estarás conectada a Santino, por toda la eternidad. Porque dejame decirte, eres inmortal ahora. Nosotros los hombres lobos también lo somos. También tenemos una fuerza increíble. Pero no la capacidad de encantar a las personas. Nosotros tenemos la capacidad de comunicarnos telepaticamente entre lobos. Aún no comprendo como es que pude comunicarme contigo. Creo que eres especial. Eres diferente a otros-Caleb se quedó un momento en silencio y su mirada se perdió en algún punto de la habitación.
Estaba sumamente confundida. No podía creer lo que me estaba diciendo. El me hablaba de vampiros, de lobos y de poderes. De cosas que jamás imaginé que fueran reales.
-¿Por qué crees que soy especial?
-Porque tu no eres como ellos. Tu alma es noble y tu corazón sigue siendo puro. Puedo sentirlo.
-¿Y por qué me has ayudado? Vi que nos observabas a Santino y a mi en la fiesta.
-Está en mi naturaleza proteger a los humanos de los vampiros y cualquier otro ser de la oscuridad. Y algo me dijo esta noche que el te haría daño, y quise evitarlo, tenía la necesidad de protegerte. Pero no fué suficiente-el llevo sus manos a sus sienes-¡Maldición!
-Oye, esta bien. Estas conmigo ahora. Podrías haberme dejado ahí y no lo hiciste. Tu luchaste con el... Por mi. Y el te ha hecho daño-advertí, viendo en su pecho un enorme hematoma. Intenté acariciarlo, pero el se alejó de mi.
-Lo siento. Eres un vampiro y por instinto mi cuerpo reacciona-dijo el, y luego accedió a que acaricie su hematoma. Al hacerlo me percaté de que estaba adolorido y me sentí mal por el. Caleb había intentado salvarme.
Solo un pantalón rasgado lo separaba de la desnudez. No me había percatado de lo fornido que el era. Así, sin toda esa ropa que lo cubría siempre cuando lo veía en la escuela. Y con su cabello alborotado, el se veía sumamente sexy.
Su piel estaba caliente. Lo que hizo que instintivamente toque mi propia piel. Para ver si era fría ahora, como la de Santino. Y así era.
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Condenados: El Despertar.
VampireElena planeó miles de cosas para su cumpleaños número dieciocho, pero nunca imagino que sería atacada por un vampiro. Mientras se adapta a su nueva vida, se verá completamente atraída por su creador, Santino. Pero su corazón, la llevará a refugiarse...