Capítulo 5: Sueños...

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Al finalizar la labor él siempre miraba fijamente su celular, con una expresión tan distante que parecía vacía. Sabía que su comportamiento era extraño, y aunque no afectaba su impecable trabajo de héroe, igual le preocupaba y mucho, por eso juntó todo el valor que tenía y se acercó a él.

Se preguntaba si estaba así debido al estado de su padre, supo que salió del coma y que entre rabietas se estaba recuperando rápidamente, respiró profundo y hablo.

—¿Te preocupa algo?—La voz suave femenina despertó de su ensoñación al de ojos heterocromáticos.

Todoroki contempló a Yaorozu quien lo miraba expectante y con brillo de preocupación, últimamente los trabajos que habían surgido enlazaban sus agencias por lo que se veían a menudo.

—No es nada importante...—Dijo, sin embargo eso no tranquilizó a la mujer quien suspiró pesadamente.

Luego de dos semanas sin ver ni dirigirle la palabra a Midoriya, la ansiedad y la duda dominaron su cuerpo y se decidió al fin por llamarlo, sin embargo para su mala suerte Midoriya nunca contesto, el tiempo transcurrió en la que se la pasaba después de cada trabajo intentando llamarlo o de enviarle un mensaje y entonces, ya a finales del mes, ya dudaba de si debía seguir insistiendo o dejar de molestar al ya probablemente fastidiado Midoriya.

Dolía, realmente dolía que todo esto le esté sucediendo.

—No te obligare a decirme nada—Decía cruzando sus brazos pero con su expresión ablandada, había observado detenidamente al contrario, y había notado que este se estaba conteniendo de hacer "algo"—pero ¿Sabes Todoroki? Sueles pensar mucho las cosas y dejas que tú cabeza se vuelva un lío, y aunque no lo creas, a veces dejarse llevar por lo que sientes es la mejor opción.

Todoroki miró a la siempre metódica chica un poco sorprendido, aunque su rostro no lo demostrara.

—Es raro que seas tú la que me diga eso...

—¿Qué insinúas?—Levantó la cejas ofendida pero el contrario desvió la mirada.

—Gracias, por preocuparte por mí—Dijo entonces, y Momo sonrió asintiendo.

Y luego ambos se despidieron, y mientras el atardecer se acentuaba él guardaba sus cosas para salir de la agencia y volver a descansar, hasta que escuchó por mera casualidad la conversación de dos asistentes, de la que no hubiese prestado atención hasta que escuchó el nombre "Deku" seguido de "hospital".

Entonces se hallaba así mismo interrogando fervientemente a ambos jóvenes quienes, entre balbuceos nerviosos debido a lo intimidante del héroe, le dijeron que el símbolo de la paz tuvo un accidente esa misma mañana y ahora estaba de reposo en el antro médico del que exigió saber el nombre.

Se dirigió allá sin pensarlo, porque si lo hacía probablemente cambiaría de idea, encontró a la prensa buscando cuales buitres información sobre el estado de Deku. Estos dirigieron su atención a él en cuanto lo vieron llegar, y con la mayor cortesía que pudo les dijo que no tenía tiempo y se retiraba sin más.

Llegó a la recepción y pidió saber dónde estaba la habitación de Midoriya y ahora se hallaba caminando hacia el cuarto, y aunque se juró que no lo haría no podía evitar replantearse la razón por la que vaya a ver a Midoriya. Entonces se repetía así mismo, necesitaban hablar, y aunque no tenía idea de que estaría pensando Deku de él o si quería verlo tan siquiera, él definitivamente tenía que escucharlo, necesitaba decirle todo eso que llevaba conteniendo desde hace años, y ya después de desahogarse, Midoriya Izuku podrá sacarlo de su vida para siempre si así lo quiere, aunque lo destroce por dentro.

Siempre Allí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora