E.P.R

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Existía una pequeña, delicada y nada dulce princesa.

Esta tenía por nombre dolor,
Tenia de cuerpo una prisión
Y un gran temor,
La vida era su gran perdición.

Tiernos ojos cafés brillaban,
Sin embargo, en un instante se apagaban
Pues con gran desasosiego,
Se convertía en invierno.

Aguaceros hoy caían por su rostro,
Con gran pena lo recuerdo
Más arrepentimiento el mío,
Por no hacer lo debido.

Lo cierto es que ese pequeño infierno suyo,
Quería dejarlo libre
En un eterno suspiro,
Junto con un ligero "adiós" con su voz de fino timbre.

Buscó y buscó,
Nada halló...
Sin embargo nuestras vidas juntó,
Y un gran cariño surgió.

Nos marcó,
Irremediablemente lo hizo
Algo me enseñó,
Que el amor surge, una y otra vez.

Como una gran ventisca extinta,
A ser remplazado por la primavera naciente.

Así es el amor...
Tal y como el dolor inevitable,
Con una paz irremediable
Y un secreto innombrable,
Con su canto inolvidable
Nos envuelve en este misterio entrañable.

Había una princesa delicada, y nada dulce,
Pues sólo hiel recibió por mucho tiempo.

No se detendrá,
Ella en otro tiempo vendrá...
Y a alguien más marcará,
Me enseñó,
Se enseño,
Nos enseñó...

Había una princesa delicada y muy dulce...
Pues la vida le dio una oportunidad.

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