Querido Iwa:
¿Has estado bien? Los niños están tranquilos, y justo ahora se fueron con tu madre; querían dormir allí un par de días. Además, te extrañan demasiado.
Toudou intenta dormir sin tener que leerle cuentos, así que está creciendo, y Lucas... A Lucas le hubiera encantado tener a su padre el día de su nacimiento, yo lo sé. El pequeño ahora tiene dos años, y tengo que seguir insistiendo con que estás fuera por trabajo; duele, pero tengo que hacerlo.
¿Y yo?
Te estoy extrañando, también, como no tienes idea.
Extraño tus gritos e insultos; pero también las palabras bonitas y apodos tiernos que me ponías. Eres medio histérico, pero sabes que te adoro demasiado. ¡No te enojes por eso!
¿Recuerdas aquella noche en la que te desperté por un beso, y terminamos haciendo el amor? Fue genial, de verdad. Fuera de bromas, atesoro las palabras que me regalaste ese día, junto a tu hermosa sonrisa. Esa simple corvatura de tus labios, la cual me hace tan feliz, fue la que me obligó a dejar que esas gotas cargadas de felicidad rebalsaran.
"Eres lo mejor que me pasó en la vida."
Perdón... Mojé la carta.
Sé que dijiste que no debía llorar por otra cosa que no fuera felicidad, pero no puedo evitarlo. Es tu culpa.
Anoche tuve un sueño. Sí, a diferencia de todas las noches anteriores, ya no fue un manto oscuro el que me acompañaba. Anoche recordé tanto el día en el que me pediste ser tu prometido, como el día en el que hicimos oficial ese hecho. El momento más feliz y emocionante de mi vida estaba siendo recreado en mis sueños.
Debí haberme levantado de buen humor, y mantenerme contento todo el día; no obstante, nuestro matrimonio pareció haber sido una pesadilla. Me exalté por la mañana, y juré sentir cómo la almohada lloraba conmigo.
Extraño tantas cosas, que simplemente no puedo contarlas todas en una hoja de papel. Necesitaría miles, y un bolígrafo con tinta que me dure toda una vida. Necesitaría días libres para usar mi tiempo en ello, y redactarte con más claridad y exactitud todo lo que anhelo devuelta.
Empezando por ti. Te anhelo devuelta a mi lado. Quiero que todo vuelva a ser como antes, aunque...
No, alto. Aún no es momento para ponerse peor.
Extraño todos esos cariños tanto físicos, como verbales. Mi cuerpo pide a gritos más de esas caricias relajantes e inigualables, y se retuerce al saber que no las podrá volver a tener.
Esos malos tratos tuyos, los cuales se me hacían endemoniadamente tiernos. Hajime... Extraño tanto esos gritos que eran silenciados con un beso, o esos berrinches que yo hacía a propósito por mimos tuyos.
Extraño esas escenas de celos que hacías en la calle, o en nuestra propia casa. Extraño esos momentos en los que me dabas la espalda con los brazos cruzados, y decías todo lo que sentías sin darme la cara. Lo curioso es que siempre mirabas un espejo, y se notaba a la perfección el ceño peligrosamente fruncido (sí, más de lo normal), y tus ojos perdidos en el espacio.
Recuerdo una vez en la que varias chicas se me quedaron mirando, y me tomaste de la mano para jalarme, y plantarme un besito en la frente. ¿Así me dirás que no eres tierno, Iwa-chan?
Después de dos años, sé que nada cambió en ti. Yo sé que sigues siendo el mismo ser bello, histérico y tierno del que tanto me enamoré en los días de preparatoria. Dejaste de ser un conocido, y luego mejor amigo, para hacerte el amor de mi vida.
¿Impresionante, verdad?
No sabes la cantidad de cosas que quiero contarte hoy, pero se está haciendo tarde. Mañana te escribiré otra vez.
Recuerda que extraño absolutamente todo de ti.
Te amo infinitamente, Iwaizumi.
—Oikawa Tooru.
PDT: Lamento mucho las lágrimas sobre la tinta...
–Realmente... es tarde.–Su mirada paseó libremente por toda la habitación, notando que la única luz que ayudaba a ver sobre el escritorio, era la pequeña lámpara que reposaba sobre el mismo. La ventana estaba bañada con las pequeñas gotas de lluvia, la cual no paraba desde la tarde.
El castaño carraspeó mientras secaba las lágrimas que recorrían sus mejillas sin piedad, y tras colocarse un abrigo, y guardar la carta tanto en un sobre, como en una pequeña bolsa hermética, optó por tomar el paraguas, y salir a pie de casa. Un suspiro se escapó de sus labios. Ya no sabía si aquello era bueno o malo; no sabía si era debido a cierta melancolía, o una felicidad escondida. No sabía, ni quería saber nada en esos momentos. Oikawa se encontraba encerrado en su mundo, mientras que, con las yemas de los dedos, acariciaba el anillo dorado de la mano izquierda, a la vez en la que observaba el que adornaba su mano derecha.
Los pasos débiles que daba no hacían sonar los charcos de agua formados en las veredas, y daba la sensación de que fuese un alma en pena. Estaba destruído psicológicamente, y se lo podía asegurar a cualquiera que le preguntase.
Quería a su todo con él, nuevamente.
No había pasado mucho desde que salió de casa, y ya se hallaba frente a frente con su destino. Una sonrisa torcida fue forzada con amargura, y el lloriqueo que tanto intentó controlar en el camino, salió a la luz por segunda vez.
–Buenas noches.–Se tambaleó un poco, arrodillándose en el húmedo césped, y cerrando el paraguas con cautela. Absorvió por la nariz, y sin lograr detener todas aquellas cargas y dolores representadas en gotitas de agua, decidió dejar de intentar mantener la calma.
–Veo que tienes muchos regalos. ¿Vinieron varios a verte?
Se retiró el anillo de la mano izquierda, y lo metió en el mismo protector que resguardaba el sobre con su carta.
–También hice algo, así que no creas que lo olvidé...–Rió leve, escondiendo su presente entre los ramos de flores, dibujos, y globos.
La mano temblorosa pasó a tocar la fría lápida, y luego de limpiar un pedazo de esta con la manga del abrigo, se inclinó para darle un beso a la fría piedra, justo un poco más arriba del nombre tallado en cursivas.
–Feliz décimo aniversario de matrimonio, Iwa-chan. Y... maldito el día en el que te fuiste de mi lado. ¿Dos años ya, verdad?
Se volvió a poner de pie, y dirigió la mirada al oscuro cielo. El rostro se le mojó más de lo que estaba, debido a la lluvia intensa. Podría jurar que estaba más fuerte a comparación de minutos atrás.
El cielo... también llora.
«Quiero que todo vuelva a ser como antes, aunque sepa que es totalmente imposible».
Iwaizumi Hajime.
1980-2017.
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Cortos de Haikyuu!!
FanfictionOne-shots, drabbles, chats, y hasta maratones de imágenes sobre un shipp o personaje en especial, claramente del anime/manga "Haikyuu!!", obra de Haruichi Furudate, por ende, los personajes no me pertenecen, pero sí el desarrollo que leerán como con...