VERMONT, ESTADOS UNIDOS.
DICIEMBRE 2013
Hace tiempo que he dejado de ser yo misma, las pesadillas cada noche se hacen más recurrentes y pesadas, con una carga emocional que, he de admitir, me aterran, de un tiempo para acá es como si tuviera una maldición encima. En esos vívidos sueños cada noche es un poco distinta a la anterior, pero hay una constante, en ellos aparecen unos ojos verdes, que me atrevería a decir que bien podrían ser negros, una mirada que me hielan la piel. Jamás en la vida había visto una expresión como aquella, tan solo hace que me desarme y que quiera huir, salir corriendo sin mirar atrás. Mi instinto me advierte que algo va a ocurrir, pero lo dejo en meras especulaciones. El estrés es quizás el problema conmigo, debería dejar la cafeína, de leer historias antes de dormir, solo llenan mi cabeza de espantos y otras cosas más.
Escucho un aullido y eso hace que me despierte de golpe. Agradezco el hecho de haber despertado apenas, tengo el cuello empapado de sudor y mis manos viajan a mi pecho. Intento regular mi respiración. Tengo el sueño encima, pero el escalofrío que sentí al escuchar a un lobo hace que esté en alerta. Últimamente me es más común escuchar cantar a los lobos que seguir escuchando las canciones a todo volumen que mi madre canta para parrandear con sus amistades. Aun es de noche y con la inquietud en mi pecho me acerco a mi ventana, mis pies cubiertos por calcetines de lana hacen rugir la vieja madera del piso, me abrazo a mí misma por el frío que siento. Comienzo a ver todo con más claridad, ironía en su máximo esplendor al saber que la oscuridad está por cada rincón de mi habitación. Sí hubiera escuchado otro ruido, sinceramente dudo que me pudiese levantar, pero la policía de Vermont ha emitido una alerta desde hace un par de días. Una manada de Lobos salvajes ha bajado desde la profundidad de los bosques de Richmond, dicen que han hecho algunos destrozos por su camino y dejado tras de sí un río de sangre con sus víctimas animales, y lo más peligroso, de humanos.
Sinceramente aún no sé cómo protección animal no los ha detenido y devuelto a su hábitat natural o mejor dicho, fuera de los civiles. Por lo que, debía estar atenta a cualquier movimiento que los lobos tomen, pues sería muy peligroso que atacasen a alguien o entraran en nuestra propiedad. Aunque últimamente, el ambiente que rodea a Vermont se ha visto más extraño de lo usual, algo está en el aire ¿será la sangre de los inocentes? Cosas extrañas han sucedido de un tiempo para acá, el primero de muchos de esos actos fue precisamente la llegada de los lobos.
Hoy hay luna llena y fuerzo mi vista para ver más allá del bosque. La nieve cae delicadamente, y todo el campo se ve envuelto en un paraje blanco. Cuando duro unos minutos en la ventana y no escucho ni veo nada, decido regresar a la cama. Estaba dispuesta a darme media vuelta cuando por el rabillo del ojo veo que un lobo sale del bosque. Su pelaje es oscuro, sin llegar a ser completamente negro y a pesar de la distancia, él se ve demasiado grande. Me quedo mirándolo fijamente, creía que al verlo debía llamar directamente a la policía o alguna autoridad local, eso sería lo más prudente y sensato de mi parte, pero no hice nada al respecto.
El ver al animal con su atención fija en mi ventana me paraliza. Fueron unos eternos segundos los que se estuvo quieto, al igual que yo. Éste vuelve a aullar y los pocos segundos, su manada responde, mi piel se eriza y decido regresar a la cama y tratar de ignorar lo que acababa de presenciar.
El lobo no me atraparía, el lobo está allá afuera, el lobo no está solo.
© J. ZARAGOZA
ESTÁS LEYENDO
Los Lazos del Lobo ©
Werewolf[RE-Subiendo] Título Anterior: Nuestra Luna Annie Godfrey estaba ajena al mundo sobrenatural, pero un incidente en su casa le hace ver que ella ya no está a salvo y su hermano Logan, parece tener las respuestas que ella está buscando. Muertes de an...