Respira.

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Respirabas tan hondo que medio vecindario se detenía a pensar que tantas penas llevabas encima. Recorrías cada rincón de tus pulmones, antes de exalar en aire todas tus penas.
Me gustaba acercarme a tu pecho y imaginarme él recorrido que estaba haciendo, me quedaba muda y dejaba que este bailase en ti como yo en un día de lluvia.
Me gustaba olerte porque guardabas aromas extraños, me gustaba cada detalle y cada arruga que llevases puesta. Me gustaba tu cabello mojado después de cantar en la ducha.
Me gustaba mirarte porque por un segundo me sentía viva.
Me gustaba agarrarte la mano como si fueses a desaparecer en cualquier instante, y solía no agradarte él hecho de estar atado.
Me gustaba caminar por sitios nuevos aunque eso no era común, de todos modos me gustaban las tardes en casa y tumbarme sin preocupaciones de que tendria que hacer al día siguiente, simplemente lo olvidábamos y estaba bien.
Aquí todo estaba bien.
Me gustaba tu calma.
Me gustabas tu.
No sabia leerte ni escribirte, eras tan complicado que un artista por ti habría dejado tu nombre escrito es su carta de suicidio, tenias demasiadas esquinas y detalles inexplicables, tenias secretos profundos que solo tu sabes y te sentía tan sincero.
Nunca era común ver un llanto en ti, y cuando sucedía me alegraba y entristecía , me alegraba porque sabia que expulsarías rabia en lágrimas y que eso podría aliviarte .
Suelo pensar en ti cuando él miedo me gana, a veces en momentos concretos en los que me sentía como si me estuviesen regando y me hubiese convertido en la planta más preciosa del jardín.
Te echaba de menos.

BorderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora