Sentía calor y un reconfortante olor a colonia, acercaba mi cabeza a tu pecho y las mil fragancias me saludaban.
Tenia el estómago encogido en su mayoría y sentia los nervios del primer día.
Sentía él calor de tus brazos rodeandome, me sentia pequeña y a la vez grande, se oían yacer las hojas y hacia frío pero tu lo convertías en primavera al segundo con toques del verano mas cálido.
Y todo lo gris se desvanecía para abrirle las puertas a la luz mas brillante, y agarrabas mi mano con intención de salvarme y no deje que esta callera en él baúl del rechazo. Cogí tu mano con firmeza y te pedí que no me soltases.
Me quede dormida en mi lugar favorito y él se convirtió en mi hogar.
Solo se decir gracias por salvarme, y ni los mejores versos que he escrito son suficiente, espero que te valgan.
Escribiré para ti siempre, poeta.
