Twister.

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*Todo el equipo se reunió para jugar «Twister»*

—Yo no jugaré.

—Ya empiezas, Alec, no seas un aguafiestas y quítate los zapatos —reclamó Izzy.

— ¿Todos listos? —cuestionó Maia.

— ¿Quién invitó al lobo? —interregó Jace frunciendo el ceño.

—Yo lo hice. Todos sabemos que no hay fiesta si no hay un lobo, ¿no? —respondió Simon.

—Eh... No. Además, ¿por qué tenía que ser ella?

—Silencio, Jace. Deja de estar preocupándote por mí y empieza a hacerlo por ganar —soltó Maia.

—Oh... Ya verás que sí.

—Perfecto. Repasaré las reglas nuevamente, simplemente giraré la flecha del tablero con colores, de acuerdo al que indique, ustedes tendrán que poner su pie o mano en el, de acuerdo a lo que la fecha indique, si uno no logra hacerlo, pierde, además, estamos jugando en equipos. Y los recordaré: Alec y Jace, Cla-

— ¿Por qué no estoy con Alec? —interrumpió Magnus entrecerrado sus ojos.

—Jace eligió a Alec primero, dijo que su vínculo Parabatai, en teoría, lo ayudaría a ganar —explicó Maia, haciendo blanquear los ojos de Magnus—. Bien, continúo: Alec y Jace, Clary e Izzy y finalmente, Magnus y Simon.

***

—Mano derecha en verde.

— ¡Quita tu trasero de mi cara!

— ¡Si tú no tuvieras tu espalda en mi pierna, yo no tendría mi trasero en tu cara, Magnus!

—Esa no es mi espalda, es la pierna de Clary, Isabelle.

—Bueno, yo no la tendría ahí si tan sólo Jace me diera algo de espacio.

—Alec y yo ganaremos esto, no pidas espacio, Clary.

— ¿Alec va a ganar? Porque sus piernas tiemblan cómo cuándo estamos-

— ¡Suficiente, Magnus! ¡Siguiente movimiento, Maia!

—Ah, sí, lo siento —Maia, giró la flecha—. Pie derecho, en rojo.

— ¿Te burlas de mí? —exclamó Alec.

— ¡Esto es estar... Literalmente abierto de piernas! —soltó Simon.

En éste movimiento, Clary, Jace y Simon quedaron fuera.

— ¿Por qué Izzy, Magnus y Alec fueron los que quedaron? —cuestionó Maia de una manera retórica.

—A lo mejor, ya saben cómo mantenerse así.

— ¿De qué hablas, Jace? Están abiertos de piernas, no es posible aprender a... Oh...

— ¡¿Piensas continuar el juego o continuarás preguntando cosas!? —gritó Alec.

— Alec, ¿alguna vez has probado comerte un Snicker?

Clary río y todos los miraron extrañados, al parecer ellos fueron los únicos en entenderlo.

—Mano izquierda en amarillo.

—De manos y piernas abiertas... ¿No te parece algo extremo, Maia?

—Yo no soy la que eligo las posiciones, el universo lo hace al girar las flechas, Simon.

—Buena vista, Magnus —dijo Izzy riendo, al ver que Alec estaba frente a Magnus.

—Vaya, Isabelle que atenta —le respondió el brujo, compartiendo la carcajada.

Las mejillas de Alec tomaron calor, para después desplomarse.

—Es obvio que fue sabotaje —susurró Alec al ponerse de pie junto a los otros.

— ¡Alec, tú debías alzarnos con la victoria! —exclamó Jace.

— ¿Yo? ¡Tú persiste antes!

— ¡Por el ángel, Alec! Hablamos de ti, no siempre el mundo gira a mi alrededor... Aunque, casi siempre lo hace.

— ¡Siguiente movimiento, Maia! —pidió Clary.

—Pie izquierda en amarillo.

— ¡Adelante, Izzy! —apoyó Clary.

Del brujo y de la cazadora de sombras brotaban gruesas gotas de sudor.

No planeaban darse por vencidos.

—Cae de una buena vez, Magnus.

—Querida, podría hacer ésto durante siglos.

—Los siglos que tienes son los que te deberían tener ya en el suelo.

— ¡Oh, vaya! ¡Eso fue rudo! —dijo Maia con una sonrisa.

Izzy bajó la cabeza y después cayó, soltando un quejido de rabia.

Cerró sus ojos, suspiró, se acomodó el pelo y se levantó.

— ¡Izzy! ¿Qué sucedió? ¡Tú tenías que haber ganado, los Shadowhunters debíamos tener la victoria!

—No me juzgues, Jace. Competía con siglos de experiencia... Completamente versátil.

— ¿A qué te refieres? —preguntó Alec.

—Oh, es solo que Magnus en toda su vida debió haber obtenido una buena flexibilidad.

Alec entrecerró sus ojos algo confuso e Izzy rió.

— ¡Magnus gana! ¡Arriba los subterráneos! —festejó Maia.

Magnus se puso de pie y agarró el tablero que tenía Maia y lo sostuvo cómo si de un micrófono se tratara.

— ¡Esta victoria se la dedico a mi incondicional amor... Alec, quién ha sido de mucha ayuda por su experiencia, la cuál compartió!

El mencionado abrió los ojos como platos y llevó inmediatamente sus manos a la cara.

Los demás, instantáneamente estallaron en una sonora risa.

Alec apartó sus manos al rato y miró a Magnus, quién le ofreció un guiño de ojo, al cuál, Alec le respondió con una leve sonrisa.

—Bien, chicos, ¿Para cuándo el siguiente juego? —cuestionó Maia con una sonrisa.

—Me duele todo mi perfecto cuerpo, no podemos jugar nada hasta que yo esté recuperando.

—Por favor, no empieces, Jace, qué aún tengo ganas de darte una paliza para que realmente te duela algo.

— ¡Por cosas cómo esas no invitamos a los lobos salvajes!

Shadowhunters EverydayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora