El paso del tiempo

Prefacio. Recuerdos.

Me acuerdo de aquel día perfectamente. Hoy, pero hace cientos de años. También era mi cumpleaños, mi cumpleaños número doce.
Recuerdo, que mi madre me despertó con el olor de pan recién hecho. Recuerdo, que eso solo nos lo podíamos permitir pocas veces, y recuerdo que ese día era una de esas pocas veces.
Recuerdo despertarme en la humilde casa que mis padres se podían permitir. Recuerdo que él era herrero y ella su ayudante, recuerdo que ella llevaba las cuentas porque de pequeña había sido criada de un noble y aprendía rápido. Recuerdo que ella era alegre y menuda, recuerdo que él era serio pero no estricto. Recuerdo lo que les gustaba. Pero no les recuerdo a ellos.
También recuerdo bajar a desayunar para después ir al bosque. Recuerdo esa sensación, la sensación de querer perderme en la belleza del lugar, la sensación de no querer volver jamás.
Recuerdo que mis padres me llevaron al claro más bonito que jamás había visto.
Recuerdo que creía que ese iba a ser el mejor día de mi vida y recuerdo que fue el peor.
Recuerdo el grito de mi madre, y la cara de terror de mi padre. Recuerdo no entender lo que estaba pasando, y recuerdo sus filosos dientes en mi brazo.
Recuerdo el dolor. Recuerdo girar la cabeza y verlos. Recuerdo asustarme. Recuerdo sus ojos. Su pelaje. Sus dientes. Y recuerdo sus hocicos bañados en sangre. Recuerdo lo grandes que eran. Recuerdo ese pequeño momento en el que me paré a observarlos antes de darme cuenta de lo que estaba pasando. Recuerdo la manada.
Recuerdo a los lobos.
Recuerdo querer correr, huir, que todo fuera un sueño. Pero recuerdo que no podía. Recuerdo que me arrastraron sin que pudiera hacer nada. Recuerdo ver el lago. Recuerdo dejar de sentir el viento en mi cara. Recuerdo el agua alrededor de mi. Recuerdo que hacía frío. Y recuerdo las manos que me arrastraron hasta el fondo.
Recuerdo la oscuridad, recuerdo la sensación de quedarme dormida. Recuerdo pensar por última vez a mis padres.
Y recuerdo morir.