Mi despertar

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Silencio. Oscuridad.
Es lo único que siento, no hay nada. Solo oscuridad, solo silencio, solo miedo.
Miedo, terror, pánico... silencio.
Sueños, pesadillas, recuerdos... oscuridad.
¿Que hago aquí? Silencio.
¿Donde estoy? Oscuridad.
¿Quién soy? Un sonido. Un susurro, un nombre.
Aledis...
Aledis Acero.
No, no es un nombre. Es mi nombre, un recuerdo, un grito, dolor.
Mi cabeza da vueltas, lo recuerdo, lo recuerdo todo. Me duele, me encojo, no lo soporto. Grito. Grito como nunca antes había hecho. Grito para no seguir recordando. Grito tan fuerte que todo para, todo para. Silencio, oscuridad, un mal presentimiento.
Todo vuelve igual de rápido de como se fue. El dolor aumenta, gritar ya no sirve. Ya no lo intento, pero quiero que pare. Sigo encogida. Me tapo los oídos, pero todo sigue, sigo recordando. Mi vida, no. Mis vidas. Más de una, todas las que he vivido. Desde el principio hasta el final, un bucle. Colores, frases, escenas, personas, familia, amigos, tumbas, muertes.
Muertes, muertes, muchas muertes, demasiadas. Todas mías.
Una y otra vez. Se repiten, ya no hay color, no hay alegría. Solo muertes.
Una y otra vez. Veo el dolor, lo siento, lo recuerdo.
Una y otra vez. El silencio, la oscuridad.
Una y otra vez. Las manos, el lago.
Una y otra vez. Los lobos, la manada.
Una y otra vez. El grito de mi madre.
Una y otra vez. Aledis.

Aledis. Igual que todo empezó con un simple nombre, se acaba con el mismo.
Aledis. Cada vez que lo oigo, el dolor cesa. Pero se que es solo el principio, la calma antes de la tormenta. Y se, que tendré que fiarme de mis presentimientos. Porque, cuando me doy cuenta, no se oye nada. El silencio vuelve.
Pero este silencio es diferente, no se oye nada, pero hay algo detrás. Hay algo que romperá esa calma. Hay algo que romperá el silencio. Hay algo peor.
Algo peor que se acerca. Lentamente. Y se me hace conocido.
Es algo peligroso, algo que me acecha enterrando sus filosas uñas en la tierra, cual cazador agazapado, fijando su mirada en los ojos del venado, esperando con ansias morder sus costados. La criatura de filosos dientes armados tiene ganas de devorar su presa, esa que tiene al alcance de la mano. La criatura de pelaje nublado, que se hace llamar lobo. La criatura, amenazante, cual cazador armado.
Me acecha, pero el tiempo se ha acabado.
El lobo salta y ya es demasiado tarde para apartarme, lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y esperar a morir en sus manos, como ya he hecho otra veces.
Y espero mi muerte.
Apenas unos segundos, pero a mi me parecen eternos, porque hay veces que lo eterno dura apenas un segundo. Unos segundos en los que tendría que haber recordado toda mi vida. Pero extrañamente, después de todo lo que he pasado, estoy como en el principio.
Silencio. Oscuridad.

Abro los ojos.
Pero sigue sin haber nada. Sigo en el mismo lugar, oscuro y silencioso.
Hasta que oigo algo. El estruendo de unos latidos en la oscuridad. Unos latidos,cada vez mas acelerados, los busco, busco el lugar del que proceden esos latidos, pero no encuentro nada. Los oigo otra vez, ahí es cuando me doy cuenta que no son unos latidos cualquiera. Son mis propios latidos. Mis propios latidos me envuelven, me engullen. Me asfixian. Y esta vez cuando abro los ojos por centésima vez.
Hay color, hay sonidos.
Hay vida.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2017 ⏰

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