Me bajé del auto y me paré en frente de la puerta, mis manos tiritaban, no sabía para que Diego me quisiera ahí. Pero estaba ahí por Justin, mi vida. Escuché un grito ahogado.
-¡Justin! -grité fuertísimo, arrepintiéndome luego.
Se abrió la puerta y ahí vi al maldito que me ha estado jodiendo la vida. Diego, con sus manos llenas de sangre.
-¡Qué mie*rda le has hecho! -miré adentro, ahí estaba Justin con lágrimas en sus ojos.
-Oh miren que linda esta historia de amor, lástima que no tendrá final feliz -me dijo Diego y una sonrisa irónica se curvó en sus labios.
-¡Hijo de pu*ta por qué haces esto! -lloré.
-Porque si tú ____ no eres mía, no serás de nadie, ¿entiendes? Mucho menos de este imbécil.
-Me has jodido la vida Diego, te odio -admití con mis mejillas llenas de lágrimas.
Me tomó del brazo y me hizo entrar, cerró la puerta como si tuviera que descargar una rabia inmensa. Ahí vi a Justin, amarrado a una silla, y a su lado había pan. Su cara estaba con cortes, me dio mucha lástima ver a Justin así.
-Tu amado había salido a comprar el desayuno cuando lo atrapé -tomó el cuchillo que estaba en la mesa que estaba del otro lado de Justin, repleto de sangre- había comprado pan y algunas hamburguesas, pero tenía hambre y me las comí -rió- y como no había Kétchup... -mostró el cuchillo con la sangre- era lo más semejante.
-Estás enfermo Diego, déjalo ir por favor, él no tiene culpa de nada, si quieres tómame y mátame a mí, pero no a él, por favor -le supliqué.
-____ no, bebé no por favor -habló Justin.
-No, él es el culpable de todo -acercó el cuchillo a la cara de Justin.
-Ni te atrevas -me acerqué.
-Ni un paso más ____, o tu amado muere -me dijo y me detuve.