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Ya hoy es otro día. Y me levanto sin ganas del colchón que llevaba en el suelo. Estuve dos horas, con mi taza de café escribiendo canciones. Canciones que nunca dejarán más de lo mínimo en mi bolsillo. No me alcanza para mantenerme, pero algo me impulsó a continuar mi maldita vida un día más. Dejé mis apuntes y me vestí para ir a trabajar.  Ese trabajo donde estoy la mayor parte del día. Lavando trastes  y recibiendo regaños por no hacerlo bien.

-Hoy te toca como mesero, y más vale que hagas las cosas bien. Será la última oportunidad que te voy a dar. 

Me puse el uniforme,  y arreglé la camisa prestada para salir a tomar el pedido. Un chico me miró de arriba a abajo.

-Bienvenido, ¿puedo tomar su orden?

Tomé su orden con la molesta mirada suya sobre mí.  Me dirigí hacia la cocina a dejar el pedido y continué atendiendo. Sentí mi cabeza doler por un momento pero lo ignoré, aún debo trabajar. Cuando fui a dejar la orden del hombre a quien primero atendí, me puso las manos encima. Me agarró el trasero y yo le di con la bandeja en la cabeza.

Ese día me sacaron del lugar, y no sé por qué, si fue él quien me tocó sin yo quererlo. Lloré en mi bañera contemplando terminarlo todo de una vez, y recordé de repente el aroma de tu perfume entrando por mi nariz. Solté el cuchillo y mis ojos se cerraron.

¿Es mi culpa tener tan mal temperamento?

Noche Sin FinalWhere stories live. Discover now