Kimi no Namida
Y al final ¿Quién derramo más lagrimas?
Capítulo 1
"Dicen que cuando el mundo fue creado, el dios sol creó, además de humanos, ninfas, hadas y driadas que cuidaran de las tierras. Estas entidades protectoras eran muy especiales. Cuando el mundo que el dios le dio a los humanos comenzó a corromperse, todo lazo entre las criaturas mágicas y los seres humanos fue cortado. A causa del egoísmo de los seres humanos quienes negaron a su dios imponiendo su propio juicio sobre el mundo, quienes fueran los cuatro apóstoles del sol prohibieron a las criaturas mágicas relacionarse con los humanos."
"Esta era una regla que ninguna criatura debía romper y por eso, durante años la existencia de hadas, ninfas y dríadas había quedado en el olvido. Pero algunas de ellas observaban con curiosidad el progreso del mundo humano y se olvidaron de las reglas que los apóstoles del sol establecieron para los seres mágicos."
-Y esta príncipe, es una leyenda muy antigua parte del folklore de nuestra nación... ¿Príncipe?
Brock maldijo por lo bajo al darse cuenta que el aludido se había ido seguramente antes siquiera de terminar de escuchar su historia.
-¡Principe Satoshi! ¡Principe!
Comenzó a buscar desesperadamente al pequeño príncipe por todo el castillo. Muy pronto seria la hora de la clase de etiqueta y si no se presentaba él sería regañado al haber sido asignado como su sirviente personal, pues uno de sus tantos deberes era asegurar el comportamiento del príncipe, desgraciadamente este era muy hiperactivo haciendo sumamente complicado su trabajo.
Brock suspiró frustrado. Se metería en problemas si no lo encontraba pronto.
Satoshi rio por lo bajo viendo como el castaño se retiraba de la sala para buscarlo entre los pasillos del castillo, salió de amplio armario donde se escondía y asomándose por la entrada de aquella amplia sala volvió al interior una vez que se aseguró de que no había nadie a los alrededores.
Moviendo un libro especifico del estante este se abrió de par en par por la mitad mostrando unas antiguas escaleras. El lado bueno de ser siempre tan activo era que Satoshi había logrado descubrir muchos de los pasadizos secretos del palacio y en esos momentos estaba a punto de explorar uno nuevo que había descubierto hacia un par de días.
Estaba oscuro, pero ese no era problema para el pelinegro. Bajo con cuidado las escaleras hacia un pasillo más iluminado y extenso que formaba una intersección de cuatro caminos. Indeciso sobre qué camino seguir fue sorprendido por una bella voz que parecía estar entonando una triste melodía.
Eran tan débil y tan lejana, que, guiado por la curiosidad comenzó a internarse en el tercer pasillo al principio con pasos lentos.
-En una habitación llena de vacío ~ Una muñeca se mantenía quietamente sin ver nada
La voz tan fina y bella denotaba tal tristeza, que, sin darse cuenta, la desesperación por encontrar de dónde provenía comenzó a invadir al pequeño príncipe quien apresuro el ritmo de sus pasos.
-Cubierta de nubes espesas ~ Su mundo nunca conoció el amanecer
Paso a paso, cada vez más cerca al tiempo que esa voz se escuchaba cada vez menos distante. Sin darse cuenta ya se encontraba corriendo y al final del pasillo solo la iluminación de la ventana con barrotes que daba hacia el exterior fue lo que encontró. Miró a su alrededor descolocado y encontró a la altura del piso una abertura abarrotada que daba hacia un cuarto cerrado.
-Sin esperanza ella fue creada por vivir para siempre~
Ante sus ojos, sentada en la esquina de aquella habitación estaba una niña de largos cabellos que debía tener más o menos unos 8 o 9 años, casi la edad que él tenía. Ella solo llevaba puesto un sencillo vestido de tela roja mientras cantaba con una expresión vacía.