Capítulo 3

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Serena ladeo levemente la cabeza tras oír las palabras de Satoshi ¿Había escuchado bien? ¿Esa mujer era quien había ordenado su encierro? La miró con curiosidad sin comprender del todo aquella mirada molesta que Satoshi le brindaba la pelirosa. Diancie le sonrió con dulzura.

¿Por qué no podía sentir nada? Si había sido encerrada injustamente debería estar molesta, incluso si no sabía el motivo de su encierro ¿No era lo normal guardar un poco de rencor en situaciones como esa? Sin embargo, para su sorpresa no fue capaz de manifestar ira, enojo o irritación, es más, ni siquiera pudo sentir en esa mujer una pizca de maldad.

Puede que estar aislada del mundo hubiera inhabilitado su capacidad para leer la atmosfera que ciertas personas emanaban, pero durante el tiempo que había estado fuera de su encierro podía sentir la bondad del mundo y de las personas. Increíblemente la sensación que era mujer le daba era cálida...

-Hey Serena ¿Te gustaría beber una taza de té conmigo? -preguntó La pelirosa con amabilidad.

Cuando la susodicha estaba a punto de dar un paso al frente para aceptar su invitación, Satoshi quien estaba a un par de pasos delante de ella extendió su brazo izquierdo impidiéndole su avance.

-No sé qué es lo que estés planeando, pero no te dejare acercarte a Serena, podrás ser la pitonisa del reino, pero no eres bienvenida en mi palacio si lo que quieres es acercarte a ella. -dijo el pelinegro con acidez.

Pese a la hostilidad que emanaba del joven príncipe la mujer de rosados cabellos no parecía verse afectada, el sirviente de cabellos albinos a su lado miraba inexpresivo a Satoshi como si sospechara que en cualquier momento se lanzaría en contra de su ama.

-Ten cuidado en tu forma de dirigirte a Diancie-sama-amenazó el acompañante de la pelirosa con total tranquilidad desenfundando su espada.

-Guarda tu arma Steven, no hemos venido aquí para armar un escándalo.

Sin dudarlo un solo momento siguió la orden de la joven.

-Serena, yo fui quien ordenó tu encierro en el castillo ¿Me odias por ello? -preguntó con tal suavidad en su voz que parecía restarle toda la gravedad al asunto.

Satooshi frunció el ceño irritado ante la forma de hablar de esa mujer. ¿Cómo se atrevía a preguntar eso como si fuese un caso sin importancia? Él no podía concebir que aquel encierro fuera algo que Serena mereciera sin importar que pecados hubiera cometido en el pasado. Ahora mismo esa chica tan frágil a sus espaldas estaba seriamente herida emocionalmente sufriendo durante años en encierro y soledad sin saber si quiera el motivo de su castigo.

¡¿Y esa mujer se atrevía a preguntar aquello con tal naturalidad?!

-No la odio-con toda sinceridad Serena contestó.

El pelinegro volteó a verla sumamente anonadado, leyendo la expresión en su mirar la joven se limitó a continuar hablando.

-Cualquiera que fuera el motivo por el que fui condenada debe haber sido un terrible pecado innombrable... tanto como para que mi mente lo hubiera bloqueado, siendo así ni usted ni nadie tienen la culpa. Lo importante es que ahora mismo soy feliz pudiendo compartir momentos con Satoshi aquí en el exterior del que tanto había leído en libros.

-Serena...

Sin saber que decir el joven príncipe había sido golpeado por las palabras de la pelimiel quedando anonadado ante su repuesta. Se preguntó entonces si ella era si quiera capaz de sentir odio. Sin importar el pasado, la Serena de ahora, esa amable cálida chica frente a sus ojos, era sin lugar a dudas la persona con el corazón más puro del reino entero.

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2017 ⏰

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