Ardí al ver esos ojos azules, me gritaban bésame y no digas nada.
Al ver esos ojos azules los confundí con el cielo azul por su contorno y su mirada, me apaciguaban sin motivo alguno, estaba a salvo de mis demonios y de mi mente preocupada.
Ver esos ojos azules, me fascinaba, esos ojos azules me dominaban, al mismo tiempo me decían todo y nada.
Ojos que eran el reflejo de su alma pura, azules como el mar y una mañana despejada.
Ojos que no cesaban de gritarme, bésame y no digas nada...
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Lágrimas de un perturbado.
PoésieEscribir es esa droga que mima mi alma, escribir es esa sensación de paz que sufro constante al abrazarte. Escribir es ese cielo estrellado, escribir es esa semana que empieza en martes, escribir...