Capitulo 3

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LA DEPENDIENTA les mostró un espantoso traje color berenjena ante la insistencia de Justin de que debía casarse con un conjunto discreto.
–¡No tiene nada que ver con mi estilo! –protestó ______.
–Pues elige algo deprisa –dijo él con impaciencia–. Muestra algo de iniciativa.
Justin no podía entender que le importara tanto qué ponerse cuando incluso en vaqueros y con un jersey azul estaba espectacular.
A ______ le irritó que le pidiera que mostrara iniciativa cuando desde hacía más de una hora, tras encontrarse ya como futuro marido y mujer, no había aceptado ni una sola de sus sugerencias. Solo hacía un rato que habían firmado los documentos que les permitirían casarse por lo civil y ya quería estrangularlo.
Entrando en la tienda más exclusiva de la ciudad, ______ repasó las perchas hasta encontrar un traje de chaqueta rojo.
–Voy a probarme este.
–Es un poco llamativo –dijo él, sonriendo.
–Has dicho que me harán fotografías y quiero que se me vea bien.
______ observó una vez más a Justin como si sus espectaculares rasgos y la profundidad de su mirada la hipnotizaran. Mientras la dependienta llevaba el traje al probador, él alzó la mano y recorrió el voluptuoso labio inferior de ______ con su pulgar, recordando su maravillosa suavidad en contacto con sus propios labios. Ella se tensó y le dirigió una mirada de sorpresa al tiempo que intentaba ignorar el cosquilleo que le provocaba la caricia. Cuando él bajó la mano, ella le dijo en un susurro:
–Recuerda que esto no es más que un contrato entre nosotros.
Justin esbozó una sonrisa. ______ Shakarian era una socia testaruda y mucho más atractiva que ninguna otra con la que hubiera sellado un acuerdo. Podía tratarse de un contrato para ella, pero en lo que a él concernía, eso no descartaba el sexo. Para él era lógico que una mujer atractiva despertara su libido, además de suponer una gran ventaja tratándose de un matrimonio en el que además, se exigía conseguir un heredero. Ni siquiera era necesario que tuviera sentimientos más refinados. De hecho, habiendo experimentado y sufrido el amor en el pasado, habiéndosele roto el corazón en una ocasión, consideraba mucho más conveniente que los sentimientos no formaran parte de la ecuación.
Aunque ______ no lo creyera, sin embargo, su matrimonio iba a ser de lo más convencional. Él no estaba dispuesto a divorciarse porque hacerlo significaría reconocer que había fallado a su país. Tomó aire ante la dimensión de la responsabilidad que asumía, pero Justin Bieber había descubierto hacía mucho tiempo que la vida casi nunca era justa. La realidad era que mucha gente dependía de que el príncipe y la princesa establecieran una relación con futuro y que un matrimonio que no lo fuera en todos los sentidos, no alcanzaría ese objetivo.
Durante los tres días que siguieron, ______ estuvo demasiado ocupada como para tener tiempo de arrepentirse. Dejó su trabajo sin demasiado pesar e hizo una selección de sus pertenencias mientras Stella se lamentaba de perderla como compañera de casa y ponía un anuncio en el quiosco de prensa local.
Un día antes de la boda, Hermione fue enviada junto con su juguete favorito a Ashur, y la mirada de miedo que había dirigido a ______ desde la jaula en la que la trasportaban, le robó el sueño a su dueña.
La boda tuvo lugar en una habitación del hotel, con la más absoluta discreción. Dos diplomáticos actuaron como testigos, mientras que Stella acompañó a ______. Cuando llegó al lado de Justin se quedó sin aliento al verlo con el cabello engominado y un elegante traje mil rayas. La miró con semblante serio y una vez más a ______ le inquietó no tener ni idea de lo que estaba pensando. Para cuando el juez de paz empezó la ceremonia, el corazón le latía aceleradamente. Justin le puso una alianza que le quedaba demasiado grande, por lo que para ______ no cumplió la función de hacerle sentirse casada.
«Objetivo conseguido», pensó Justin, alegrándose de que la novia no hubiera cambiado de idea en el último minuto. Observó su perfil con aprobación. Aunque pareciera frágil como una flor tenía un interior de hierro, y habiendo dado su palabra, la había cumplido.
Uno de los diplomáticos estrechó la mano de ______ y se dirigió a ella como «Alteza», un título al que dudaba que llegara a acostumbrarse.
–Me cuesta imaginarte como princesa –dijo Stella con una risita nerviosa.
–Dale tiempo –comentó Justin.
–No voy a cambiar, Stella –dijo ______, ruborizándose.
–Ya verás como sí –la contradijo el príncipe con vehemencia, conduciendo a la novia hasta una mesa con un arreglo floral donde iban a ser tomadas las fotografías–. Vas a cambiar de vida y estoy seguro de que te acostumbrarás pronto. Sonríe.
–Justin –dijo ella en un susurro, aprovechando que él inclinaba la cabeza en su dirección–. Deja de darme órdenes.
Justin se limitó a sonreír, burlón. ______ no aguantaba que la mandaran y Justin Bieber no hacía otra cosa. No parecía comprender que aunque pudiera cometer algunos errores, por el bien de ambos estaba decidida a aprender con celeridad.
Alzando la barbilla en un gesto de dignidad, ______ se despidió de Stella con un abrazo, prometió llamarla y subió a la limusina que los llevaría al aeropuerto. ______ habría querido cambiarse, pero Justin le dijo que mientras actuara de princesa consorte debía vestir de manera acorde a su papel. La imagen de sí misma en un coche, intentando zafarse de Steve hacía apenas una semana, la asaltó en un momento de incredulidad ante el giro copernicano que había sufrido su vida. Y solo consiguió relajarse al recordar que no era la esposa de Justin más que en papel.
Al subir al lujoso avión y ver las miradas de curiosidad del personal se dio cuenta de que, efectivamente, su nuevo estatus iba a exigir ciertos cambios en su comportamiento.
Así, en lugar de quitarse los zapatos y acurrucarse en el asiento, tal y como habría hecho espontáneamente, se descubrió sentándose con las rodillas pegadas y muy erguida.
Al poco de despegar, Justin le puso una carpeta delante.
–Mi personal te ha preparado fotografías y detalles de los principales miembros de las dos familias y de varios personajes relevantes de la sociedad.
–¿Deberes? –bromeó ______–. Yo que creía que se habían acabado al terminar el colegio…
–Una preparación cuidadosa te facilitará la transición.
A ______ le pareció asombroso que la creyera capaz de memorizar tantos nombres y caras; o que leyera en detalle los voluminosos documentos sobre la historia de ambos países. Después de un ligero almuerzo, abandonó la carpeta y observó de soslayo a Justin, que trabajaba en su ordenador. Sus largas pestañas proyectaban una sombra sobre sus mejillas, y cada vez que sus ojos se volvían hacia ella con su brillo dorado, ______ sentía que se le cortaba la respiración. Era tan guapo que era imposible no admirarlo. Eso era todo. No se trataba de que le gustara personalmente. A cualquier mujer le habría pasado lo mismo.
En cierto momento, él salió de la cabina y volvió vestido con una túnica y un tocado que se sujetaba a la cabeza con un cordón dorado y negro.
–Pareces salido de una película antigua –dijo ella, impresionada con la transformación, que le daba un aire majestuoso.
–En Najar es el traje habitual –explicó él–. En mi país no sigo las costumbres occidentales.
Ese comentario puso alerta a ______, que no pudo evitar preguntarse hasta qué punto eso era verdad no solo de su aspecto externo, sino también de sus actitudes.
Al cabo de unos minutos, Justin le anunció que aterrizarían en media hora y que ella sería conducida a Ashur, donde él se reuniría con ella más adelante.
–¿Voy a estar sola en Ashur? –preguntó ______ con incredulidad.
–Solo un par de días.
–¿No se supone que hoy es nuestra noche de bodas?
–¿Eso es una proposición? –dijo él, esbozando una sonrisa seductora.
–¡Por supuesto que no! –dijo ella, ruborizándose.
–Entonces da lo mismo. Nadie sabe la fecha exacta de la boda.
______ tomó aire profundamente, preguntándose si no se trataría de una provocación.
–¿Cómo que da lo mismo? ¿Te parece normal dejarme sola con un montón de desconocidos? Ni conozco a nadie, ni se hablar la lengua local ni sé cómo actuar –gritó airada. La azafata que entraba en ese momento, volvió a la parte trasera discretamente–. ¿Cómo puedes abandonarme así?
Justin la miró con desaprobación. Era evidente que ______ no tenía ni idea de la organización que era precisa para cubrir su seguridad, y que no había lugar para la improvisación.
–¿Qué quieres decir con que te abandono?
______ se avergonzó de estar sonando tan melodramática. Frunció los labios y dijo:
–Se supone que eres mi marido. Justin arqueó las cejas.
–Creía que solo interpretábamos un papel.
–¡Pues eres muy mal actor! –exclamó ella, enfureciéndose–. Un marido debe apoyar a su mujer. No sé cómo ser una princesa y no quiero ofender a nadie. ¡Necesito que me aconsejes!
Tomado por sorpresa por aquel arrebato de inquietud de ______, Justin la miró con severidad.
–Me temo que por cuestiones de seguridad no puedo cambiar los planes en el último minuto.
Súbitamente avergonzada por haber perdido los nervios, ______ recuperó la compostura y dijo con calma.
–Está bien, no te preocupes. Seguro que no pasa nada. Estoy acostumbrada a estar sola.
A partir de ese momento guardó silencio, irritada consigo misma por tener expectativas absurdas, como pensar que Justin la apoyaría, cuando no conocía ningún hombre que ofreciera su apoyo espontáneamente. Él tenía sus prioridades, que no tenían nada que ver con las de ella. Tal y como le había recordado, tanto el matrimonio como la relación en sí misma eran una pura farsa. De hecho, eso era lo que ella misma había exigido. Sus sensuales labios describieron una curva descendente. Era evidente que si no se acostaba con él, Justin no se consideraba atado a ella; así que, como había sucedido siempre a lo largo de su vida, ______ estaba sola
EN CUANTO bajó del avión, el calor húmedo hizo que ______ transpirara y que el vestido se le pegara al cuerpo. A lo lejos, la terminal era un edificio moderno que centelleaba bajo el sol. ______ respiró profundamente y siguió a Justin.
Este se detuvo una fracción de segundo, indeciso. Las palabras de ______ reverberaban en su cabeza y no podía evitar pensar que tenía razón y que debía darle su apoyo en sus primeras horas en el país. Así que cuando llegó junto a los oficiales que habían acudido a recibirlos, intercambió unas palabras con uno de ellos que fueron seguidas de una agitada conversación entre los oficiales para organizar un cambio de planes.
En la pista, esperaba el pequeño avión que parecía listo para despegar con su mujer, y Justin fue hacia él con prontitud. Su jefe de seguridad lo siguió precipitadamente, pero Justin lo ahuyentó diciéndole que no había sitio para más pasajeros.
______ se puso el cinturón. Nunca había volado en un avión tan pequeño y le inquietaba haberse quedado sola.
Cuando un hombre joven acudió con un té fragante y frío, y se lo ofreció con una inclinación de cabeza, ella lo bebió sin titubear, aunque le sorprendió el amargor que le dejó en la boca. Posó el vaso en la bandeja y despidió al azafato con una sonrisa.
Una fracción de segundo más tarde oyó que llegaba alguien y Justin la sorprendió sentándose a su lado.
–¿Has cambiado de idea y vienes conmigo?
Justin se dejó envolver por la cálida sonrisa que ella le dedicó.
______, por su parte, recordó que le había preguntado si le estaba ofreciendo una noche de bodas y por un instante temió que hubiera decidido cobrársela, aunque descartó la idea de inmediato. Un hombre con su aspecto no podía estar tan desesperado como para desear a una mujer que no se había mostrado disponible.
El azafato reapareció con otro té, pero al ver a Justin, se quedó paralizado y cayó de rodillas, inclinando la cabeza hasta casi hacer caer la bandeja. Justin tomó el vaso a pesar de que tuvo que estirarse para alcanzarlo.
–¿Qué le pasa? –preguntó ______ cuando el hombre retrocedió con gesto nervioso hasta la cabina. En cuanto cerró la puerta arrancaron los motores.
–No se ha dado cuenta de quién era hasta que me ha visto de cerca. Debía creer que era uno de tus guardaespaldas.
–¿Voy a tener guardaespaldas?
–Claro. Debe estar sentado con el piloto –Justin tomó el té de un trago e hizo una mueca por el amargor que le dejó en la boca–. Wajid te habrá organizado un cuerpo de seguridad.
______ sintió que se le nublaba la vista y respiró hondo para aclarar su mente.
–Me estoy mareando… Deben de ser los nervios. No me gustan los aviones pequeños.
–Es un vuelo corto –la tranquilizó Justin.
______ sintió la cabeza pesada y la apoyó en la mano.
–¿Estás bien? –preguntó Justin.
–Debe de ser el cansancio –dijo ella, asiendo los reposabrazos mientras el avión despegaba y los motores rugían.
Cuando alzó la mirada hacia Justin, este vio que tenía las pupilas empequeñecidas.
–¿Has tomado alguna medicina? –preguntó.
–No –dijo ella con voz quebrada. Sentía la lengua hinchada y la cabeza le daba vueltas.
–¡Han debido poner algo en la bebida! –exclamó él, poniéndose en pie con torpeza.
–¿Qué quieres decir? –preguntó ella, arrastrando las palabras y sin poder impedir que se le cerraran los ojos.
Justin se tambaleó hacia la cabina de pilotos e intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Bajó el brazo como si le pesara. Tenía la sensación de moverse a cámara lenta. Le fallaron las piernas y un grito de frustración le atenazó la garganta. ______ estaba inconsciente en el asiento, con el cabello cubriéndole el rostro, y él no estaba en condiciones de protegerla.
______ abrió los ojos en la oscuridad y le llegaron sonidos extraños. Algo era sacudido por el viento, podía oler a cuero y a café. Estaba completamente desorientada, le dolía espantosamente la cabeza y le castañeteaban los dientes de frío. Poniendo en movimiento su dolorido cuerpo, logró sentarse. Estaba vestida, pero descalza, y bajo los pies sentía el suelo duro y helado.
–¿Dónde estoy? –balbuceó.
–¿______? –susurró Justin. Y ella le oyó moverse. A continuación escuchó una cerilla prendiéndose y una lámpara de aceite iluminó el interior de una tienda de campaña. Al ver a Justin ante sí, suspiró aliviada. Cuando sus ojos se adaptaron a la penumbra vio que, a pesar del frío, solo llevaba unos boxers.
–¿Qué ha pasado? –preguntó, angustiada.
Justin se puso en cuclillas ante ella y sus facciones perfectas, recortadas por el juego de sombras, la fascinaron.
–Hemos sido secuestrados y abandonados en el desierto de Ashur. No tenemos teléfonos ni forma de comunicarnos.
–¿Quién podría querer secuestrarnos? –tartamudeó ella.
–Alguien que quería evitar que nos casáramos, y que no sabía que ya lo estábamos –dijo él con gesto de preocupación–. Debieron asumir que nos casaríamos en la catedral de Simis pasado mañana, que es cuando se ha organizado una ceremonia de reconciliación.
–¡Dios mío! –dijo ______ estremeciéndose–. ¿Por qué hace tanto frío si estamos en el desierto?
–Porque las noches son muy frías –dijo él, tapándola con una manta que tenía a los pies.
–¿Tú no tienes frío? –preguntó ella. Cuando Justin negó con la cabeza, ella añadió–. Nunca mencionaste que pudiera correr peligro.
–Si te sirve de consuelo no creo que pretendan hacerte daño. No contaban con que yo estuviera contigo porque cambié de planes en el último momento –explicó Justin–. Pretendían impedir que llegaras a la boda para ofender a mi pueblo y que saliera a protestar a las calles.
–Así que no todo el mundo desea nuestra boda –dijo ella, lanzándole una mirada acusadora–. No me habías dicho que hubiera un grupo hostil.
–No son más que una minoría.
–¿Cómo has conocido sus intenciones?
–Porque ellos mismos me las proporcionaron. La droga no me noqueó como a ti, así que para cuando dos hombres enmascarados nos trajeron ya me estaba recuperando. Desafortunadamente, no tenía fuerzas y me amenazaron con una pistola, que dudo que hubieran usado a no ser que hubiera tratado de impedirles la huida –explicó Justin en un tono en el que ______ adivinó la humillación que había supuesto para él elegir entre la prudencia y el valor–. Habría sido una estupidez arriesgar que me hirieran cuando tú no tenías quién te protegiera. Estoy convencido de que eran mercenarios contratados por nuestros súbditos para impedir la boda.
–¿Nuestros… súbditos? –balbuceó ______.
–Estamos en Ashur, pero los hombres eran de origen occidental. Miembros de las dos casas reales conocían nuestros planes, así que será difícil identificar a los traidores. Pero lo lograremos.
–Al menos no estamos heridos.
–Eso no disminuye la gravedad del crimen –dijo él con aspereza–. Además, nuestra desaparición puede colocar a nuestros países en una situación peligrosa de pánico y agitación.
______ sacudió la cabeza para retirarse el cabello de la cara y gimió.
–Tengo un espantoso dolor de cabeza.
Justin le tocó la mano y vio que la tenía helada.
–Voy a encender un fuego. Al menos nos han dejado suficiente madera –dijo con preocupación.
–¿Qué demonios vamos a hacer?
Justin empezó a apilar leños.
–Para ahora se habrá organizado una partida para buscarnos. Las fuerzas aéreas de Najar estarán listas para una misión de rescate. Tenemos comida y cobijo, y estamos en un oasis al que es frecuente que acudan las tribus beduinas para que abreve el ganado. Podría ir en su busca y hacer uso de sus teléfonos para pedir ayuda, pero no quiero dejarte sola.
–Puedo ir contigo –sugirió ella.
–No aguantarías el calor, ni podrías seguir mi paso –dijo él con firmeza–. Voy a preparar un té.
Dolida porque la considerara tan débil, ______ se frotó los pies para intentar calentarlos.
–¿Cómo es posible que estés tan tranquilo?
–Cuando todo va mal, lo mejor es ser positivo. Al menos no hemos sufrido ningún daño.
La bebida caliente sació la sed de ______ y contribuyó a que se le pasaran los escalofríos, aunque no evitó que siguiera sintiéndose exhausta.
–Intenta dormir un rato –le aconsejó Justin.
La fina colchoneta sobre la que estaba echada no la aislaba del helador suelo y se acurrucó sobre el costado mientras Justin la arropaba como si fuera una niña. Cuando al cabo de un rato seguía temblando, él dejó escapar un gruñido, se metió debajo de la manta y se pegó a su espalda.
–¿Qué haces? –exclamó ella, tensándose.
–No tienes por qué pasar frío estando yo aquí.
–¡No eres una bolsa de agua caliente! –dijo ella, dejando que brotara su habitual desconfianza hacia las intenciones masculinas.
–Ni tú eres tan irresistible como crees –dijo él con sorna.
______ se avergonzó de sí misma, lo que la hizo tensarse aún más. Ignorando su obvia incomodidad, Justin la rodeó con sus cálidos brazos.
–No me gusta –dijo ella, crispada.
–A mí tampoco –dijo Justin–. Prefiero el sexo a los abrazos.
______ se indignó y sus ojos brillaron a la luz de las llamas.
Habría querido darle un codazo, pero tuvo que admitir que empezaba a pasársele el espantoso frío, y pensó que resultaría ridículamente mojigata si se empeñaba en separarse de él.
–Además, piensa en el disgusto que se van a llevar los secuestradores cuando sepan que ya estamos casados –dijo él con voz ronca.
–¿Por qué?
–Porque si no lo estuviéramos, arruinarías tu reputación por pasar la noche conmigo y el consejo impediría que se celebrara la boda.
______ giró la cabeza para mirarlo a la cara.
–¿Eso qué significa?
–Que ningún hombre aceptaría una relación sin sexo.
–Tú la has aceptado –le recordó ______.
Hacía rato que Justin había dejado de pensar con la cabeza. De hecho, su mente era incapaz de controlar la increíble erección de su sexo. Mechones del perfumado cabello de ______ le acariciaba el hombro, su precioso trasero se cobijaba entre sus el deseo sexual que lo quemaba por dentro.

Una Joya en su corona(justin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora