Capitulo 10 Final

780 15 0
                                    

LA ANGUSTIA envolvió a ______ durante unos minutos que se le hicieron eternos porque no era capaz de pensar.
Había sido engañada con anterioridad, pero solo por hombres con los que se había negado a acostarse, y nunca le había causado tanto dolor como para querer gritar y llorar al mismo tiempo.
Sin embargo, ella había confiado intuitivamente en Justin.
Miró de nuevo la foto de Chloe. Era una mujer muy hermosa. Pocos hombres se veían sometidos a la prueba de abandonar a una mujer como aquella a cambio de un matrimonio concertado. ¿Por qué iba a Justin a serle fiel si no la amaba?
Hacía unas horas, al descubrir que estaba embarazada, había sido sincero por primera vez y había confesado que tampoco él había querido casarse. Hasta entonces había sufrido en silencio mientras ella aireaba su mal humor y su resentimiento. Saber la verdad le había resultado doloroso.
¿Pensaría Justin conservar a Chloe mientras fingía ser un devoto esposo? ¿Representaba ella la libertad frente a las obligaciones de la vida real y de un matrimonio al que se había visto forzado?
Dudaba que la llegada de dos hijos lo acercaran más a ella, sino que más bien le harían sentir más atrapado. Las exigencias de la vida doméstica que conllevaba una familia nunca podrían competir con el excitante atractivo de Chloe, que estaba dispuesta a enviarle mensajes insinuantes sobre lo que le gustaría hacerle entre las sábanas.
______ estaba destrozada. Había comprendido a lo que Justin se refería al decir que deberían haber tenido más tiempo para conocerse como pareja antes de convertirse en padres. Era consciente de que había buscado su propia ruina. Las lágrimas le corrieron por las mejillas al pensar en Leyla, porque sabía que a pesar de todo, habría seguido actuando de la misma manera respecto a ella. La necesidad que sentía de proporcionarle un hogar era más poderosa que ningún otro sentimiento. Pero con ello había forzado a Justin a un compromiso que este probablemente rechazaba. ______ echaba de menos terriblemente a la niña y esperaba con ansiedad a que llegara el día en que pudiera ir a recogerla. Había imaginado la escena numerosas veces, con Justin a su lado, apoyándola, conquistando a la niña tal y como había hecho en su primer encuentro, pero estaba segura de que las insinuantes e íntimas promesas de los mensajes de Chloe debían resultarle sin duda mucho más atractivas.
Tras vestirse con una falda vaquera y una camiseta, ______ salió al patio a tomar una ensalada de pollo. Se trataba de un precioso patio con naranjos y flores que suavizaban el impacto de las murallas de piedra. En el centro había una susurrante fuente que refrescaba el ambiente y aliviaba el calor. De haber estado de mejor humor, ______ se habría sentido en el paraíso.
No dejaba de pensar en qué le diría a Justin sobre los mensajes. Tendría que ser directa y mostrarse tranquila, pero cuando la conversación concluyera debía haber averiguado hasta qué punto Chloe era importante para él, y él tendría que ser honesto y confesar la verdad.
Los ladridos de Hermione le anunciaron la llegada de Justin, tal y como confirmó el eco de pisadas aproximándose justo antes de que apareciera vestido con un ligero traje italiano, tan guapo como siempre.
–¿Me he dejado aquí el teléfono? –dijo al tiempo que alargaba la mano hacia el teléfono, que estaba sobre la mesa–. Lo he estado buscando por todas partes. Lo uso constantemente…
El rostro de ______ se tensó.
–Lo sé –dijo con gesto serio–. Voy a serte franca: he leído los mensajes de Chloe. Me temo que al llamar ha salido su foto y ante la sorpresa, no he podido evitar curiosear. Y si quieres que te diga la verdad, me alegro.
Por una fracción de segundo, Justin se quedó paralizado.
–Chloe –repitió en tono de hastío–. Esa es una historia pasada.
–Si es así, ¿por qué ha seguido mandándote mensajes hasta la semana pasada?
Justin frunció el ceño.
–¿Has leído mis mensajes?
______ alzó la barbilla.
–Estamos casados –dijo, airada–. He pensado que estaba en mi derecho.
Justin la miró con expresión retadora.
–Incluso casados, me corresponde cierto grado de intimidad.
–Si vas a estar casado conmigo, no está bien. Reconozco que no ha estado bien, pero no me arrepiento de haberlo hecho –concluyó ______ sin titubear–. Por mi parte, no guardo ningún secreto.
Justin la observó con expresión impasible y el corazón de ______ se aceleró. De pronto, él la desconcertó esbozando una sonrisa.
–Me avergüenza pensar que hayas leído esos mensajes.
–Debía avergonzarte haberlos recibido –dijo ______. Pero la confesión de Justin y su sonrisa, habían empezado a quebrar su enfado. Le costaba creer que sonriera así si había algo serio entre él y Chloe.
–Mi relación con Chloe ha terminado. Terminó en el mismo instante en que tú y yo consumamos el matrimonio –dijo Justin.
–Si es así, ¿por qué sigue enviándote ese tipo de mensajes? –insistió ______.
–Piénsalo –dijo Justin–. Para mí Chloe era un objeto sexual. Para ella, yo representaba el dinero que me gastaba en contentarla, y es lógico que le cueste aceptar que ya no va a tenerlo. Como no quería volver a verla, intenté llegar a un acuerdo económico con ella a través de mi abogado. Supongo que con esos mensajes intenta atraerme de nuevo a su cama, y pensé que contestándole solo la animaría a insistir.
–Así que era tu amante –señaló ______, aliviada por la explicación de que no había habido nada emocional en su relación, pero al mismo tiempo perturbada por la capacidad que tenía Justin de disociar el sexo del afecto–. Hablas de ella con tanta… frialdad.
–El acuerdo nos satisfacía a los dos. Yo no quería complicaciones y ella quería los lujos que le proporcionaba su relación conmigo –Justin se encogió de hombros–. Pero ahora te tengo a ti y mientras sea así, no necesito a ninguna otra mujer.
Hubo algo maravilloso y balsámico para ______ en aquella afirmación. Justin se expresó con una determinación y una vehemencia que no le dejó duda de que decía la verdad, y le halagó saber que le gustaba tanto como para sustituir a cualquier sofisticada amante que hubiera tenido en el pasado. Gran parte de la tensión que la había dominado, se diluyó súbitamente.
–Me he sentido fatal cuando he visto los mensajes –admitió a regañadientes.
–Comprendo que hayas dudado de mi integridad. Pero puedes confiar en mí, ______ –dijo él con franqueza–. Creo en la mutua confianza y en la honestidad dentro de la pareja. No te traicionaría con otra mujer.
______ sentía que le picaban los ojos y pestañeó para contener las lágrimas, pero algunas rodaron por sus mejillas.
–Te creo –dijo con voz temblorosa–. Y no sé por qué estoy llorando –añadió con una risita.
–Hadeel me ha advertido de que podrías estar especialmente emocional durante los próximos meses debido a las hormonas –dijo Justin, sorprendiendo a ______ con la predicción y explicando precipitadamente–: Le he dicho que estabas embarazada.
______ lo miró con ojos muy abiertos.
–¿Se lo has dicho ya a tu familia?
–Solo a Hadeel, porque es la hermana con la que tengo la relación más estrecha, y guardará el secreto hasta que lo compartamos con los demás. ¡Era una noticia tan maravillosa que tenía que contárselo a alguien! –exclamó Justin entre disculpándose y exultante.
Era la primera vez que daba muestras de estar contento con la noticia del bebé y saberlo hizo que ______
volviera a sentir ganas de llorar –No sé qué me pasa –balbuceó sin conseguir contener las lágrimas.
Susurrándoles palabras afectuosas, Justin la tomó en brazos, entró en la casa y abriendo la puerta del dormitorio con el hombro, la dejó sobre la cama.
–¿Quieres que empiece a mandarte mensajes como los de Chloe? –preguntó ella de pronto.
Justin la miró desconcertado y se echó a reír.
–No, gracias. Para serte sincero, no es mi estilo.
–¿De verdad? –preguntó ella, ansiosa.
–De verdad. Me gusta más hacerlo que hablar de ello, aziz –dijo con ojos brillantes–. Sobre todo, siempre que sea contigo.
–¿En serio crees que te bastará conmigo?
–Te aseguro que sí –afirmó Justin con rotundidad.
–¿Cómo puedes estar tan seguro?
–Porque has sido especial desde el primer momento. En cuanto te vi en la fotografía, pensé que eras preciosa, y conocerte en persona solo contribuyó a confirmarlo –confesó Justin–. Desde que te vi en el despacho me costó apartar la vista de ti, y pronto descubrí cuánto me excitabas.
–A mí me pasaba lo mismo –dijo ______–. Pero antes has dicho que te sentías frustrado por tener que casarte…
–Hasta que vi a mi preciosa novia y mi destino se hizo mucho más soportable –la cortó Justin, riendo al ver la cara que ponía–. Lamento ser tan predecible, pero te deseé desde el primer instante y debo admitir que eso contribuyó a que olvidara las objeciones que tenía a aceptar un matrimonio concertado.
______ frunció el ceño.
–Suena terriblemente primitivo.
Justin alzó las manos como si le pidiera que esperara a forjarse una opinión definitiva.
–Pero es que en cuestión de horas y cuando menos lo esperaba, me di cuenta de que me había enamorado de ti.
–¿Que te habías qué? –exclamó ______, atónita.
–Inicialmente fue algo puramente sexual, pero luego fueron tu sonrisa, tu fuerza y tu sentido del humor lo que me atrajeron. Me enamoré de ti sin ni siquiera darme cuenta –declaró Justin, mirándola arrebatadamente–. Sin previo aviso, te habías convertido en lo más importante de mi vida.
–No puedo creerlo. Dijiste que te habías acostado conmigo para que nuestro matrimonio fuera de verdad.
–Lo hice porque te deseaba. Cualquier otra aspiración fue secundaria –admitió–. De hecho, me molestó que más tarde dijeras que te daba lo mismo lo que hiciera.
–Entonces, ¿no planeaste seducirme?
–No pude evitarlo –dijo Justin, entrelazando sus dedos con los de ella.
–Yo estuve insoportable en el desierto y te traté como si fuera culpa tuya.
–Estabas asustada y tratabas de disimularlo. Era lógico –dijo Justin. Y le besó los labios delicada y pausadamente–. Y luego me entregaste tu cuerpo y yo habría hecho cualquier cosa por ti.
–Para mí esa noche fue excepcional, pero para ti no pudo ser tan especial.
–Claro que lo fue, aziz. Aunque creo que me enamoré de ti por el poco respeto y la naturalidad con la que me tratabas.
–No me tomes el pelo –dijo ella, hundiendo los dedos en el cabello de Justin y atrayéndolo hacia sí para besarlo con toda su alma.
–La segunda noche que pasamos juntos fue extraordinaria –dijo Justin, mirándola con ojos chispeantes–. Y maravillosa.
–Sí que lo fue –coincidió ______, arqueándose hacia él para obligarle de nuevo a que se agachara.
–Pensaba que no volvería a amar nunca, pero entonces te conocí y supe que serías la mujer de mi vida. Intenté dominarme, pero fue en vano. Cuando nos rescataron y me dijiste que no querías tener nada que ver conmigo, intenté todos los trucos de seducción posibles, pero tú desaparecías cada tarde y solo me hablabas cuando era inevitable. No estoy acostumbrado a ser ignorado.
– Seguro que fue una buena lección –bromeó ______, arrugando la nariz–. Entretanto, yo sentía que me había comportado como una estúpida. Primero había exigido que mantuviéramos una relación platónica y luego me dejaba seducir sin ofrecer la menor resistencia. Llegó un momento en que no sabía cómo actuar.
–Y yo permanecía en vela cada noche, ardiendo en deseo por ti –gimió Justin, estrechándose contra ella–. Nunca me había sentido tan frustrado, pero al mismo tiempo sabía que no debía presionarte.
–Es cierto que necesitaba un poco de espacio –______ frotó su mejilla contra la mano de Justin como si quisiera consolarlo por el dolor de aquellos días–. Yo también te deseaba, pero estaba angustiada. Además, estaba exhausta y temía cometer un error si confiaba en ti.
–Fui yo quien cometió el mayor error. Fui demasiado impaciente –suspiró Justin, con la mirada velada–. No debería haberte tocado mientras estuvimos en el desierto. Te arrastré a una situación para la que todavía no estabas preparada, y en el proceso, casi te pierdo.
–Es imposible planearlo todo. Yo también me había enamorado de ti a mi pesar –musitó ______, mirándolo con ojos que rebosaban amor y abrazándose a él– , pero tenía miedo de que me hicieras daño y de estar enamorándome de un hombre que nunca sentiría lo mismo por mí.
–Jamás te haré daño, aziz. Eres mi amor, y mi felicidad depende de la tuya.
–¿Eso quiere decir que ya no te sientes atrapado?
–No, porque estar atrapado contigo es sinónimo de libertad –dijo Justin–. Cuando me has dicho que estabas embarazada me he sentido culpable por haber actuado de una manera tan egoísta e irreflexiva.
–Aquella noche valió la pena. Volvería a hacerlo una y mil veces –dijo ______, acariciándole el torso y sonriendo de satisfacción cuando él buscó sus labios y la besó apasionadamente.
–Algún día me gustaría llevarte de nuevo al desierto y mostrarte sus maravillas.
–Ya me las mostraste el otro día –dijo ella, que no sentía la tentación de estar rodeada de escorpiones y serpientes.
–Te amo –dijo él al cabo de un rato, mientras yacían el uno junto al otro tras saciar su mutuo deseo.
–Y yo a ti, pero las palabras no bastan. Ni me has leído poesía ni hemos hecho manitas –bromeó ______.
–Por favor, no me hagas leer poesía –gimió él–. La odio con toda mi alma.
______ rió y besó su firme barbilla, aspirando su delicioso aroma. Se sentía feliz y le bastaba su presencia para sentirse amada.

Una Joya en su corona(justin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora