Las horas siguientes serían difíciles de recordar en un futuro para Matthew.
Mientras revivía en su cabeza una y otra vez la escena de Elissa, y sus inútiles intentos de echar la cristalera abajo; fue sometido a varios procesos, que con el tiempo se irían haciendo más difusos en su memoria.
El primero de ellos, fue escuchar una chirriante sirena de alarma mientras luces rojas se encendían por los pasillos, cosa que no ayudaba sino a recordarle que aquello que acababa de pasar era real. Gente corriendo, gritos. Militares.
Se sorprendió al pensar en eso. Los militares no deberían haberle asustado. Al fin y al cabo, él mismo era uno de ellos. Aún así, lo hicieron. Le asustaron, y mucho.
El siguiente fue llegar a una sala donde un montón de hombres de traje cuyos nombres no recordaba a causa del shock le interrogaron sobre lo ocurrido.
Matthew se limitó a balbucear su nombre. Elissa. La única palabra que su boca era capaz de pronunciar. Le sentaron en una silla en una esquina de la habitación, mientras otra persona entraba. Mike.
Parecía aún más asustado que él, un gran contraste con la persona que había visto esa tarde, capaz de actuar bajo presión. Le hicieron las mismas preguntas que a él, con la única diferencia de que Mike parecía capaz de responderlas.
El interrogatorio duró varias horas, tras las cuales Matthew fue conducido hasta su habitación, donde dos guardias se apostaron a cada lado de la puerta. Esto le extrañó, pero los militares le tranquilizaron argumentando que se trataba de una medida de seguridad protocolaria hasta que se pudiera demostrar si lo ocurrido había sido un accidente o un sabotaje. No querían perder más vidas, así que vigilaban por si alguien intentaba asesinarle. En su cabeza quería tener sentido, y le tenía, pero la verdad parecía un puzzle mal encajado que pudiese estallar de un momento a otro.
Entró en la habitación, y al posar el pie en ella, finalmente, se dió cuenta de que aquello no era un sueño, sino la realidad. La cruda y cruel realidad. Ella había muerto, y además lo había hecho enfadada con él. Perfecto.
Se tambaleó hasta la cama y se tumbó en ella, sintiendo que algo no encajaba aún.
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Stellae Mortiferum
General Fiction-¡Abrid la maldita puerta! ¡Va a morir! -¡No podemos! ¡Las puertas están hechas para entrar, no para salir! Ella daba puñetazos a la puerta sin hacerle el más mínimo rasguño. Un humo verde empezó a salir detrás de ella, al fondo de la sala. -¡...