Capítulo 8: Problemas en el paraíso

3.1K 160 88
                                    

Cris me pasó un balón y yo lo mandé hacia el centro del campo, donde Amil estaba con dos defensoras del otro equipo.

Mi amiga se desmarcó y subió al contraataque, en el cual le acompañaba Cris. Se la pasó a ella, Cris se la devolvió y Amil puso el cero a uno.

Se abrazaron todas en la esquina de córner. Cerré el puño para celebrar el gol; era el Barça y no debíamos confiarnos.

En un error de nuestra defensa, su mejor delantera consiguió hacerse con un mano a mano contra mí y yo no pude hacer nada para pararlo.

Maldije mientras me levantaba del suelo y las demás corrían hacia arriba para atacar.
Pero el marcador no se movió hasta después del descanso.

Ángel nos pidió calma. Que jugáramos a nuestro juego, no al suyo.

Unos minutos después de empezar el segundo tiempo Cris marcó un gol de falta, cada vez su forma de jugar me recordaba más a la de Gabi.

El marcador siguió así bastante tiempo. Parecía bastante seguro que aguantáramos el resultado, pero no podíamos confiarnos.

En el último minuto, Amil entró fuertemente a una delantera por detrás, provocando un penalti y viendo una amarilla.

Me pidió perdón con la mirada y se alejó cabizbaja. Cris se acercó a ella.

Me coloqué bajo los palos. La tiradora me recordó a Torres. No iba a pensarse el tiro, y yo no iba a picar.

En el momento que su pie tocó el balón supe a dónde tirarme. Y lo paré.

El árbitro señaló el final y Amil me abrazó con fuerza.

–Nos acabas de salvar.

–Mi trabajo es parar balones–sonreí

                                (...)

–Criiiiiiiis–la llamé para que se sentara con Amil y conmigo en el avión de vuelta a Madrid

Levantó la cabeza del móvil y nos sonrió.

–¿Con quién hablas?–Amil se inclinó sobre mí para ver su móvil, pues yo estaba en el medio

–Con nadie.

Estaba sonriendo bobamente.

–¡Es Lucas!–exclamó Amil quitándole el móvil

–¡Eh! ¡Dame eso!–Cris estiró el brazo para quitarle el móvil pero sin éxito.

–Menudo golazo has marcado, tontita. ¿Te apetece quedar esta tarde para celebrarlo?–dijo Amil leyendo e imitando la voz de Lucas

–¿Qué?–Cris se sonrojó y consiguió quitarle el móvil

–Te gusta, ¿eh?–le di un codazo pícara

–Pero a él no le gusto yo–me miró apenada

–No sabe lo que se pierde–dijo Amil, conocedora del rumbo que iba a tomar la conversación

–Estoy acostumbrada–Cris sonrió–. Yo fui su primera novia y él fue y es mi primer amor. Él se fue, se vino aquí y yo... Yo me quedé allí, esperando sus llamadas. Nos convertimos en mejores amigos y me contó todo lo que sentía por cada una de sus novias.

–Uh...

El avión aterrizó y Cris se levantó.

–No quiero quedar con él ahora mismo.

                                (...)

–Menuda parada la del penalti, ¿eh?–Ñíguez me abrazó cuando salí del vestuario para entrenar al día siguiente

Perfect strangers {Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora