Preguntas sin resolver

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Días después de lo sucedido en el callejón, las niñas regresaron a lo que alguna vez era una casa llena de momentos felices pero ahora solo era un montón de escombros que amenazaban en colapsar en cualquier momento, mire sus rostros y en ellos se reflejaban una profunda tristeza pero era inevitable estaban en medio de una guerra, sus padres fueron asesinados, su casa estaba en ruinas, lo habían perdido todo mientras yo solo podía observar cómo se sumergían en la oscuridad, impotente de poder hacer algo, después de todo ¿Qué puede hacer un muñeco de felpa que solo puede moverse con la ayuda de su dueño, que no puede articular ninguna palabra? Ese solo pensamiento molestaba, era la primera vez que lo sentía ¿acoso este sentimiento era dolor? Si yo me sentía así no podía ni imaginar cómo se sentían Isabel y Marisa. Un ruido me saco de mis pensamientos, era Isabel buscando lo que quedaba de comida y agua, a mi lado estaba Marisa con una mirada vacía como si ella ya no estuviera allí, era como si estuviera viendo un cadáver, su mirada estaba muerta sin ninguna emoción, como si fuera otra persona, Isabel al verla se le acerco e intento animarla, después de todo a ella tampoco le gustaba verla así, Isabel la miro y con una sonrisa cálida le dijo –no te pongas así, intenta animarte aunque sea un poco no te hará bien seguir pensando en aquello- de inmediato recordé aquella horrible escena que tanto intentaba olvidar -¿Cómo quieres que me anime? No quiero quedarme sola, tengo miedo-dijo Marisa derramando lagrimas en cada palabra que decía, Isabel me agarro con una mano y con la otra toco con delicadeza el rostro afligido de su hermana, la miro por un momento a los ojos –no estás sola, nosotros estamos contigo- dijo mientras la abrazaba conmigo en medio de ellas, ese abrazo era cálido y me hizo recordar la vida que teníamos, las niñas comenzaron a llorar y si yo pudiera, en estos momentos estaría llorando igual que ellas, mientras recordaba con nostalgia y melancolía los momentos felices que tuvimos juntos.

La noche había llegado e Isabel preparo unas camas improvisadas con los restos que encontró en la casa, en donde antes era nuestra habitación, Marisa seguía deprimida pero ahora podía notar un leve brillo en sus ojos algo que no presenciaba durante días, se acostaron y se desearon buenas noches, Marisa me abrazo como siempre lo hacía antes de dormir y se quedo profundamente dormida, mientras que Isabel se quedo viendo el cielo atreves del hueco que había en el techo debido a las explosiones, probablemente estaba pensado en lo que había ocurrido el día de hoy, sin previo aviso la vi derramando lagrimas, se dio la vuelta, probablemente para evitar que Marisa la viera si esta se despertaba, haciendo que no pudiera seguir viendo su rostro pero se podían escuchar breves sollozos llenos de tristeza, me quede observándola hasta dejar de escuchar sus lamentos indicándome que se había dormido, yo lo sabía, ella se hacia la fuerte por su hermana, mostrándole una sonrisa aunque se desmoronaba por dentro, de solo pensar en lo inútil que era en ese momento me rasgaba por dentro, me quede despierto toda la noche, pensando ¿qué podía hacer un ser inútil como yo por sus seres queridos? Ese pensamiento resonó en mi cabeza hasta la mañana siguiente y todavía no encontraba una respuesta a esta pregunta que me asechaba como lobos hambrientos en busca de su presa.

Lo que se pierde en un instanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora