El infierno continúa

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  Era un nuevo día, Isabel y Marisa se despertaron al sentir los rayos del sol tocar sus cuerpos entumecidos por el cansancio, Isabel fue la primera en levantarse para preparar el desayuno mientras que Marisa estaba reacia a levantarse, -vamos levántate- le dice Isabel con gentileza y bajo la insistencia de su hermana finalmente decidió espabilarse, conmigo entre sus brazos sin soltarme ni un solo momento, Isabel le dio el desayuno que consistía en un pedazo de pan, galletas y una mandarina acompañado de un vaso de agua, eso era todo lo que la hermana mayor pudo conseguir, comieron con calma pero alertas de escuchar a algún ruido que indicara la presencia de alguien en la cercanía, al terminar recogieron todo lo necesario y salimos de allí sabiendo que no volveríamos a ver nuestro viejo hogar.

  Nos movimos con cautela y sigilo para que nadie se diera cuenta de nuestra presencia ya que las niñas corrían el riesgo de ser escuchadas y asesinadas como sus padres, algo que no deseaba por nada del mundo, no quería perder a nadie más y menos a ellas, a las cuales consideraba mi familia; nos escondimos dentro de un edificio para descansar y tomar agua, de pronto se escucharon unos pasos, sentí como el corazón de Marisa latía con fuerza, Isabel se medio asomo y diviso a uno de los soldados del país vecino, puso su dedo índice sobre sus labios indicando que guardara silencio, Marisa asintió con la cabeza y de los nervios me apretó tan fuerte que sentí que iba a explotar, el soldado comenzó a acercarse haciendo que la piel de las niñas se erizara, por error Marisa había movido una piedra haciendo un leve ruido que no paso inadvertido para el soldado -¡¡Sal de ahí!!- grito el soldado, en ese momento pensé en lo peor, en que vería como las mataba sin piedad delante de mí, -quédate aquí y no hagas ningún ruido- le susurro Isabel a su hermana, esta se negó rotundamente con la cabeza –tranquila, todo estará bien-murmuro tratando de tranquilizar a Marisa, pero yo sabía que estaba mintiendo, nada iba a estar bien, se iba a sacrificar para salvar a su hermanita al igual que hicieron sus padres con ellas, ni Marisa ni yo podríamos soportar una perdida mas –¡¡SAL DE AHÍ!!- dijo furioso el soldado, Isabel agarro con delicadeza el rostro de mariza y dijo –ya me voy- esas palabras fueron una tortura para mí, y Marisa la miraba confundida mientras Isabel salía de allí, una gran tristeza me invadió ya que sabía que era la última vez que la vería con vida, se escucharon varios disparos y también sonidos de agonía por parte de la niña y cuando cesaron se escucho algo caer, era el cuerpo sin vida de Isabel, el soldado riéndose de ella salió de ahí tan rápido como llego dejando un rastro de desesperación tras él, la cara de Marisa estaba llena de ira al oír las risas de el hombre hacia su hermana pero, también había un rio de lagrimas brotando de sus ojos sabiendo lo que le esperaba al salir, efectivamente al salir se encontró con el cuerpo de su hermana, destrozado por la oleada de balas que le había hecho ese desgraciado, era horrible, la sangre estaba esparcida por las paredes, ver eso era insoportable, Marisa se arrodillo y me puso a un lado para abrazar a su hermana mientras rompía en llanto, -dijiste que estarías a mi lado- esas palabras me destrozaron, se notaba sus ganas de gritar, llorar y desahogarse a todo pulmón pero sabía que si lo hacia el sacrificio de su hermana seria en vano, esa noche se quedo a su lado para dormir con ella una última vez, yo no quería seguir mirando, no lo soportaba mi ser se lamentaba una y otra vez por lo patético que era, ni siquiera podía consolarla en ese momento me sentí peor que la escoria.

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⏰ Última actualización: May 07, 2018 ⏰

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