En tus ojos me he sumergido
Con riguroso trabajo al fondo llegué
Y de pronto observando un pobre viejo afligido
No pude contener la lágrima que por mucho tiempo albergué
Se acerca repentinamente con una fija mirada
Y levantando una mano aclamaba su mayor traición,
La mentira de un amor y una melancolía reservada.
Me dice que él ha desaparecido todo rastro de ilusión
Que consumiendo su vida está su orgullo e hipocresía
Y que la amargura velozmente estará a disposición.
Coge de mi mano con suma cortesía
Asomándola a sus tensos y secos labios
Cumpliendo con la desconocida profecía
Retornando a la realidad errónea de dios
Me confunde un parpadeante despertar
Luego salta la imagen de un difícil adiós
El recuerdo de un prófugo idilio es un lamentar
El dolor de las palabras insuficientes
De las miradas sombrías que antes eran de ostentar
De los encuentros que cada vez más frecuentes
Aminoraba esos detalles que daban felicidad
Que ya muy luego se hicieron ausentes
Decidiéndonos separarnos por la hiriente realidad
Como la droga del deseo de un olvido
En el caudal de los recuerdos me fundía
Alimentando el remordimiento dividido
Entre el rencor y el perdón me decidía
Acogiendo todos aquellos pedazos
De tristeza, cólera y alegría
Elaboraba un profundo sueño en sus brazos
Pero en fin, concluí que ya nada valdría
Como la hermosura de la naturaleza ignorada
Desconocí a toda persistente esperanza
Viéndose sin lugar a quedarse desmoronada
Si bien afirmar se puede sin adivinanza
Que motivo no fue el miedo ni el temor,
Ni el de que otra situación se hiciera a su semejanza
Inesperadamente mi mente se torna ingeniosa
Planea incorporar nuevos pensamientos
Para que mi persona sea más cautelosa
Y así originándose los desconcertantes cimientos,
Que prontamente consistente forma tomará
Repentinamente en los solitarios momentos
Cimientos de un ideal que a la vida encarará
Compuesto por complejos mecanismos
Y que solo nuestra mente comprenderá
Barriendo los escombros de mi desamor
A contemplar de repente me detengo
Los aires de un porvenir con un nuevo amor
Pero necesario no es del mismo abolengo
Pues conformidad con una taza de leche
Y un buen libro felicidad obtengo
El conocimiento muy bien sacia mi corazón
Bien loca pueda llamarme el hombre
Que ya jamás volverá a cegar mi razón
Bien loca pueda llamarme la mujer
Que aún no ha alcanzado su plenitud
Bien loca puede llamarme el niño
Que sigue la costumbre social
Bien loca pueden llamarme todos
Porque a mi no hay igual.