Cap.1.-Cada quien con sus secretos

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Los años no pasaban en vano, dentro de tanto tiempo se pudo ver lo mejor y lo peor de la humanidad.
La guerra a nivel nacional y a nivel internacional fueron épocas oscuras para todos los países que los rodeaban, en especial la segunda guerra mundial sacudió al país italiano y al ser aliado de los alemanes, tuvieron que enfrentar a los aliados.
El límite de maldad en la humanidad fue lo último que querías conocer, pero desgraciadamente no saldría como querías.
Una vez que las guerras terminaron, pasaron las décadas y Luciano tenía a lado a la mejor soldado, arma y capital que se encontraba en el mundo. Tomó negocios sucios formando parte de la mafia italiana y en poco tiempo se convirtió en jefe permanente de la organización.

-(t/n)...-sin previo aviso, soltaste la flor de color amarillo.
-¿Ya terminaste?...-dijiste sin ver al muchacho que estaba delante de ti. A pesar de ser una capital, el personal de la mafia era conformado mayormente por hombres y algunos estaban interesados en ti. Algunos con  "nobles" intenciones o eso decían, y otros solo querían una noche de placer. Ahora te encontrabas ante uno de los del primer grupo.-No tengo tiempo que perder...-

-Señorita, le pido una cita...-la manera era algo descarada, no usaba las palabras adecuadas para invitar a una chica.
-Seré sincera, no tengo ni la más mínima intención de salir con alguien en estos momentos, será mejor que guardes tus sentimientos antes que alguien más se percate...-le dijiste al referirte a Luciano. Por experiencia sabías que ese país era algo celoso con su capital, y no era necesario manchar las manos con internos de la mafia.
Sin cruzar otra palabra con el pretendiente, te encaminaste a la oficina del mayor de los italianos la cual estaba decorada de forma elegante y el color blanco abundaba en todo lugar.

-Una foto de tu cachorro debe estar en  esa pared...-sonreíste divertida al ver como Flavio tenía el teléfono celular en mano y un perro pequeño en el regazo.
-¿Algún otro comentario constructivo?-dijo al colgar la llamada.
-Podríamos hablar seriamente sobre el cambio de ropa, cada cinco meses lanzas por la ventana mis prendas y colocas otras cosas-

-Es por la temporada...-se excusó el fabuloso muchacho.
-A veces había dinero en los bolsillos, pero bueno, vine para informarte que América organizará una fiesta...-le dijiste al sacar tu celular y conectarlo a la computadora para que vea la información y algunas fotos.
-Se supone que debías reclutar nuevos miembros, no investigar estas cosas...-
-Es que es más divertido, de reclutar que se encarguen los otros miembros, además...-
-Déjame adivinar ragazza, quieres saber lo que hace Evangelin...-al pronunciar ese nombre cerraste los puños levemente.-¿Dije algo malo~?-

-No vuelvas a mencionar ese nombre otra vez, es una traidora...-suspiraste para evitar el estrés al recordar el incidente de hace dos décadas.
-Gracias por informarnos de la fiesta, mi querido fratello estará muy contento por la noticia...-
-Claro, en unos momentos vuelvo, tengo unos asuntos pendientes...-

-¿Como teñirte esos mechones de otro color?-no sabías si ofenderte por ese comentario, desde hace un tiempo habías tomado la iniciativa de tener mechones (c/f) en tu cabello (c/c). Era como un sello personal el cual conservaste hasta ahora. Al principio Flavio estuvo encantado por ese cambio, pero a causa de la "temporada" quería que cambies de color.
-En tus sueños, mi cabello se ve genial...-comentaste al dirigirte a la puerta.

-Por cierto, bella... España vendrá dentro de un rato, quieres que le pida que traiga a Alexia?-la pregunta podía aumentar más el estrés, si no querías ver a Evangelin, menos a la capital española.
-Lo dices como si fueramos unas chiquillas, no tengo tiempo que perder, además ella también estará en desacuerdo con venir a esta casa...-

Al concluir con la conversación, te encaminaste a un nuevo punto de la casa en donde tus compañeros debatían de temas peculiares. Sin prestarle mucha atención a la persona que estaba a su lado, Kuro continuó pensando en qué historia con contenido adulto publicaría esta vez. Por otro lado, Lutz le daba algunas constructivas sugerencias al pasar las páginas de dichas historias.
-¿No quieres ayudarme?...-sonrió levemente el japonés al extender el brazo y pasarte otra historia.

-No estaría mal, pero...-
-Déjame adivinar, seguirás buscando muebles para esa dichosa casa nueva...-Agregó el alemán al verte de reojo. Ambos guardaron el secreto de que pensabas mudarte de la casa de Luciano a otro lugar, no tenías planeado salir del negocio, pero querías una vida algo más independiente lejos de los cuidados de ambos italianos.
-Hay paquetes muy accesibles, sin mencionar que son elegantes...-
-Si le informas a Flavio puede que te ayude....(t/n)-san...-

-Sin contar el grito al cielo que daría, pienso contarles de la idea una vez que tenga la casa lista, así no podrán negarse~-
-Tengo otras revistas de casas y esas tonterías en mi habitación, las conseguí ayer, si quieres puedes ir por ellas-comentó el rubio con seriedad.
-¿De verdad?...no lo esperaba de ti , pero gracias...-le dijiste antes de ir por las revistas que posiblemente te ayuden a conseguir tu objetivo.

A pesar de la seriedad que ambos te demostraban, ya eras parte de su grupo, Kuro te tomó una especie de afecto ya que en las misiones, él era tu compañero, poco a poco fueron conociendo uno del otro y su amistad se volvió sincera. Por otro lado, Lutz era más reservado, pero establecieron  mucha confianza al sacarlo de varias situaciones en donde el jefe pudo regañarlo.
-¿Cuál era la habitación?-preguntaste con un face palm al ver el largo pasillo y el gran número de puertas de color crema.-A la adivinanza no más será...-
Después de pasar por la habitación de algunos internos, solo te quedaban tres puertas, al girar la perilla de la primera opción, viste unas escaleras que iban en dirección al sótano de la casa.

-Se supone que esto no estaba aquí antes...-conocías la casa, era evidente que Luciano mandó a redecorar la habitación. Bueno, hace unos años él mencionó algo sobre el tema que guardaría armas blancas en una de las habitaciones, el secreto solo se los mencionó a Flavio,Lutz, Kuro y a ti para evitar algún robo.
-¿Otra puerta?-las dichosas armas estaban en cajas de madera, a lado había otra puerta de color negro. No se supone que debía haber más habitaciones.-Seguramente tiene su bar clandestino aquí...-
Al querer abrirlo, estaba cerrado con llave, así que del bolsillo sacaste una de las herramientas que usabas en misiones especiales.

-Es de mala educación entrar a las habitaciones ajenas~-un escalofrío comenzó a recorrer tu espalda, el responsable estaba a solo unos centímetros de ti.-No pensé que llegarías tan rápido, bella (t/n)...-
-Pensé que los guardias te informarían de mi llegada...-
-¿Hay algo que quieras decirme?-el italiano no se andaba con juegos, así que giró tu cuerpo para que lo veas cara a cara.
-Que América hará una fiesta en unos días...-comentaste burlona ante el tic en el ojo que tuvo Luciano.
-Me refiero a meter tus narices en donde no te llaman...-comentó el de ojos rojos.
-¿Hay algo que ocultas?-

-Nada de tu importancia, solo armas extranjeras...¿eh?... dónde te hiciste ese rasguño?-Luciano comenzó a tocar tu cuello al ver una leve marca en esa área.
-Los guardaespaldas de Allen juegan rudo, pero al final hablaron de la fiesta...-le dijiste al recordar la pelea con esos gorilas de dos metros.
-Debes tener más cuidado, sabes que odio ver marcas en ti...-como si el italiano fuera un botiquín andante, sacó algodón y alcohol para desinfectar tu herida.-Tu piel es tan suave, (t/n)...-

-Tus manos donde las vea, Luci...-
-¿Qué te dije de llamarme así?-susurró sobre tu piel.
-¿Y qué te dije sobre tu acoso?-le preguntaste antes de alejarte del pelicastaño para evitar otra especie de trato "cariñoso".
-No debes estar a la defensiva conmigo, no pienso hacer algo que no quieras~...-dijo de forma traviesa ocasionando un leve sonrojo en tus mejillas.

-S-si que eres un idiota...-sin cruzar otra palabra, saliste del dichoso cuarto dejando sin compañía al italiano.
-Sigue igual de inocente, quisiera saber cómo son sus gestos al momento de perder esa inocencia...-comentó Luciano antes de sacar una llave e introducirla en la puerta que tanto te hizo sufrir. Las computadoras diagnosticaban que los signos vitales estaban estables, el campo de energía seguía intacto y no hubo ningún movimiento en el día.
-Después de 15 años, no hay cambios, sigue con esa linda sonrisa en su rostro...-al igual que tú, Luciano tenía sus secretos, pero fue precavido al no informarle de su nuevo proyecto a nadie.-¿Cuándo será el momento en que decidas despertar?-
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Dulces Barreras Del Tiempo  (2P! Inglaterra × 2P! Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora