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Las calles de la ciudad de New York siempre estaban abarrotadas. No importaba a qué hora saliera de su casa, siempre se encontraba con la multitud de gente abarrotada, impidiéndole seguir con tu camino. Era un fastidio, algo que de verdad odiaba a muerte. Más al tener que caminar con tacones. Terminaba siempre con los pies adoloridos e hinchados. Si fuera por ella quemaría esos dichosos tacones que tanto odiaba. Si fuera por ella, iría al trabajo con sus cómodos tenis. Esos sí que eran como esponjosas nubes cálidas, no terminaba adolorida después de una larga caminata rumbo a su trabajo y no tenía que sufrir con la hinchazón de los pies. Lástima que no podía ir con ellos. Su trabajo le demandaba siempre mantener una buena presentación. No importaba el momento, siempre tenía que verse bien.

Al diablo su trabajo, era por ella que ganaban dinero para sustentarse. ¿Por qué ella tenía que cargar con los infernales tacones? Desde la primera vez que los había utilizado los había odiado. Además, siendo ella una chica torpe, era muy normal para ella caerse en varias ocasiones. Varias veces había pasado con la vergüenza de caerse en la calle por los malditos tacones, y no por el hecho de que la gente que pasaba por el lugar la viera, si no por el hecho de que lo más seguro el momento había sido captado por una cámara. Había visto su ridículo en la televisión un sin fin de veces, siempre en esos programas de chismes que tanto odiaba. Era el pan de cada día verse a ella misma en la tele, hablando de ella y de su torpeza. Y qué más da. No era su culpa haber nacido con dos pies izquierdos. No todo el mundo podía caminar con tacones. Y menos cuando los tacones median para ella dos metros.

— Buenos días, Señorita Hinata —Saludó la recepcionista apenas la había visto entrar en el enorme edificio.

— Buenos días —Devolvió el saludo y continuó su camino rumbo al elevador para llegar a su piso.

Al entrar, presionó los botones y después terminó recargada en el frío metal del elevador, Tratando de calmar el dolor de sus pies. Una vez las puertas del elevador se abrieron, caminó con velocidad hacia la puerta que había a su derecha y al llegar la empujó para entrar.

— ¡Ya era hora! —Exclamó aliviado un chico de tez blanca, largo cabello rubio atado en una coleta alta y unos hermosos ojos azules.

— ¡L-lo siento tanto! —Se disculpó mientras se quitaba su abrigadora gabardina.

— ¡Deberías estacionar tu auto más cerca! —Sugirió mientras se ponía de pie, ya que, había estado sentado en una pequeña silla.

— ¡Nunca encuentro estacionamiento! —Se posó en frente de todos los aparatos, sobre la larga tela blanca que le daba un fondo simple y espero a que los maquilladores empezaran con su trabajo.

— Como sea, eres la única que falta y tengo que entregar lo más rápido que pueda estas dichosas fotos —Se acercó a una lámpara y la acomodó de forma en que la iluminara a ella—. Sabes muy bien lo exigentes que son en esa revista —Reprochó mientras se volvía a colocar frente a Hinata.

— Ya lo sé.

— Ahora posa para la cámara —Le indicó y Hinata lo hizo inmediatamente.

Tardaron largos minutos hasta que terminaron la sesión de fotos. Hinata con prisa, tomó sus cosas y con una fugaz despedida se fue corriendo del lugar. Iba tarde, lo sabía al ver su reloj de mano que con insistencia le decía que iba tarde. Cruzó la calle lo más rápido que pudo para llegar a su auto que había dejado estacionado lejos, como siempre, de la agencia ya que nunca encontraba estacionamiento cerca.

Al llegar a su auto, aventó sus cosas sin importarle que se rompiera algo y se sentó en el asiento para prender y poner en marcha con velocidad su auto. Ella normalmente conducía con tranquilidad, siempre siendo una conductora ejemplar, pero ahora lo mandaba al diablo. Iba más rápido de lo permitido, se saltaba los altos, se atravesaba e incluso se saltaba algunos semáforos. Joder que le iban a poner una enorme multa o tal vez hasta quitarle la licencia, pero por el momento no le importaba, estaba más preocupada por su pellejo que por su licencia.

Jugando con fuego [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora