18 de febrero

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Nos encontramos, de hecho hicieron que nos encontráramos.
Todos fuimos a ver películas y comer pizzas, tu llegaste y te tiraste conmigo en el sillón.
Los dos teníamos tanto frío que pedimos una cobija y mientras veía la película pude sentir como me tomabas de la mano.

Comencé a sudar, a sudar a cantaros y tuve que soltarte para limpiar mi sudorosa mano, gire para ver tu rostro y la cara que me diste fue de desagrado como si pensaras que yo no quería tomar de tu mano.

-Tengo sed.- dije al aire.
-Vamos a la cocina.- te paraste, me tomaste de la mano y nos alejamos de nuestros amigos. Me diste mi vaso de agua y me recargué contra la barra de la cocina mientras tomaba con algo de nerviosismo el vaso de agua.
¿Que pensabas al mirarme así?

-Ven.- te sentaste en un banco que estaba entre el refrigerador y la estufa, dijiste que me acercara y yo me quedé parada frente a ti.
- ¿Qué sucede?.- te pregunté y tu sonreíste, sonreíste como sonríe un niño pequeño al ver un dulce.
Me tomaste de las caderas y me abrazaste, mis pechos quedaban justo en tu cara.
-Wow, tu corazón esta latiendo muy rápido.-
-Es porque estoy muy nerviosa.-contesté- ¿Quieres ir para allá?.- señale a la sala, donde estaban todos sentados entretenidos con la película, tu solo dijiste que no y me besaste.

Me besaste y de repente sentí como tocabas cada parte de mi ser, sabías tocar los puntos exactos. Y nos quedamos ahí, besándonos apasionadamente en la cocina.





Pero lo que nunca olvidaré fue tu rostro cuando yo me iba y tu me gritaste "Te quiero Ana" .
Era la tercera vez que te veía y tu me dijiste te quiero, no me juzgues por no haberte respondido.

Y por eso no estamos juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora