6 de marzo, la conocí.

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Hola, por fin llegué a casa, fue un día increíble la verdad. Pude tener una conversación con "la rubia" y conseguí su número telefónico. Es muy bonita, aunque un poco antipática, no pensé que alguien tan linda podría ser así. La conversación fue breve, pero me gustaría repetirla mil veces más.
–Hola, ¡rubia!
–¿Hablás conmigo?
–Supongo...
–Ah, ok.
–¿Tan linda y tan mala?
–Sí, soy linda y malvada, ¿que querés?
–No sabía que las mariposas ahora podían ver lo lindas que son...
–Basta con eso. Che, vas a mi clase y nunca me hablaste, que mal.
–¿Me echaste el ojo?
–Imposible no verte, sos el típico que se la pasa discutiendo con el profesor para detener la clase.
–Ah, bueno, unos minutos menos de matemáticas no le hacen mal a nadie, ¿no?
–Sí, como digas. Me voy a clases.
–¡Espera! Dame tu número.
–¿Y vos qué te creés?
–Dale, rubia, no te voy a secuestrar.
–Bue, no tengo nada que perder, anotá...
Sí, así fue nuestra conversación, luego de pasarme su número se fue a clases sin decir nada más. Y la seguí, obvio, pero sin decir ni una sola palabra. En fin, ¿y si le escribo? Por algo tengo su número, ¿no? Ella debe estar esperando que le escriba. Y lo voy a hacer.

Ella, esculpida en letras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora