El primer día del resto de tu Vida

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-Lo escribo por aquí, para que lo leas, pero no estés segura si es para ti; para que lo sospeches, pero no puedas confirmarlo; para que la duda me proteja. Mientras a ti te hace sonreír.

Para Ella.  




Él comenzaba su tercer año de clases, tenía compañeros nuevos ya que hubo elección de modalidades, no estaba disgustado con las personas con las que le había tocado convivir, es más, se encontraba muy alegre aunque obviamente algo nervioso por el año nuevo de cursada.

Decidió sentarse al fondo del aula, más precisamente del lado izquierdo donde podía apoyar cómodamente la espalda contra la pared, a su derecha se encontraba su compañero de banco; (él prefería tratarlo más como un compañero, no como un amigo ya que no eran tan allegados como para darle ese título), el aula que le toco no era una de las más cómodas del colegio, era muy ruidosa o al menos eso él había escuchado. A unos pocos metros enfrente de él podía ver los únicos dos pizarrones del aula, por lo que podía apreciar eran viejos, suponía que tanto como el colegio porque se veían desgastados. En total eran unos 23 compañeros, algunos de ellos con el pasar de los días pidieron cambiarse de aula porque no estaban a gusto con las personas que allí había o simplemente porque no estaban sus amigos, lo cual solo dejo a 21 alumnos en total.

Con el transcurrir de los días fue conociendo a sus nuevos profesores, materias y compañeros, él era sociable, no era una de sus mejores cualidades pero eso no se podía dudar, muy cómico, espontáneos en sus bromas lo cual le hacía ganar algunas sonrisas entre sus amigos. Era alto para su edad, aplicado, pero por lo demás no sobresalía. Era un chico muy positivo, detallista y atento con sus allegados, sabia con quién juntarse, en el sentido de elegir a sus amistades.

Unos meses más tarde en un día como cualquier otro comenzó a molestar a una chica que se encontraba sentada adelante suyo, no sabe porque lo hizo, tal vez estaba aburrido, tal vez le llamo la atención la apariencia de su compañera ya que ella tenía una tez muy blanca, pero simplemente no lo pensó y comenzó a molestarla, al principio ella no le daba importancia pero al cabo de unos minutos respondió con un buen golpe. Él no se lo esperaba porque no es una actitud habitual en una mujer o al menos no de las que conocía. Dos meses más tardes se hicieron buenos amigos, comenzaron a conversar todos los días, hablar de sus problemas, de sus cortas vidas, gustos, cualquier tema que se podría llegar a hablar con un buen amigo.

Al cabo de un tiempo el llego a enterarse que tenía novio y que había ciertos problemas en la relación aunque como a él no le gustaba andar escuchando cosas de los demás decidió hacer oídos sordos a lo que le contaban. Le parecía muy extraño que ella fuera tan cariñosa con él, ¿Sera que nunca nadie le demostró tal afecto y por eso le parecía una sensación extraña?

Casualmente hacían el mismo deporte dentro del colegio, así que cuando ella podía seguir su ritmo corrían juntos y de paso seguían conversando. Ellos eran similares en muchos aspectos, tenían los mismos gustos, pasiones y ambiciones.

Un día decidió invitarla a ir a comer, realmente él no sabía porque tomo esa elección tan apresurada, ella acepto sin ningún problema pero una de sus amigas escucho la conversación y decidió ir con ellos también. En ese periodo del año siempre se realizaban fiestas dentro del colegio, los del último año eran los encargados de la organización en general, cobraban la entrada ya que lo necesitaban para juntar esos últimos billetes que les faltaban para poder irse de viaje de egresados. A él no le gustaban las fiestas, era más hogareño, le encantaba la comodidad y la tranquilidad de su casa pero esta vez hubo una excepción, decidió ir ¡Y es más! Aprovecho el momento de intimidad, claro si lo podemos llamar así, ya que se encontraba su esa entrometida e invito a su nueva amiga a acompañarlo, ¿porque lo hizo? fue una decisión abrupta, realmente no lo pensó pero lo hizo, esos segundos se hicieron eternos, todavía no escuchaba salir una respuesta de esos labios, comenzó a sentirse nervioso pero todo esto termino cuando ella respondió con un tierno y apacible si, acordaron el horario y el lugar en donde él se encargaría de pasar a buscarla.

Cuando llego la fecha de la fiesta salió un poco antes de su casa, aunque no le comento nada a su madre ya que prefería ahorrarse la explicación de a quién iba a buscar o porque lo hacía, para él hubiera sido un momento incómodo y además conociendo a su madre no le hubiera gustado la idea.
Para el, la mejor opción era esa.

Llego sin contratiempos a la casa de su compañera, ella vivía enfrente de un parque muy grande, seguramente su amiga tendría una buena vista desde el tercer piso. Cuando bajo el la recibió con un tierno beso en la mejilla y posteriormente saludo a su madre, la cual aprovecho el momento y decidió sacar a pasear al perro de la familia, un gran Ovejero alemán, muy astuto al parecer, tras un breve charla con la madre de su amiga emprendieron viaje hacia el colegio el cual quedaba a unas diez o doce cuadras de donde se encontraban, en el camino iban charlando, él elogio la vestimenta de su compañera. Realmente se encontraba vestida muy bien, tenía unas calzas negras, unas zapatillas blancas de marca con un poco de plataforma, lo cual la beneficiaba por su baja estatura y un buzo gris con estampados que a simple vista se podía notar lo abrigado que era ya que estaban en una de las épocas más frías del año.

Ella tenía el pelo suelto, muy largo hasta la cintura, su color almendrado era sublime a la vista. Llegaron al colegio, saludaron a algunos conocidos y entraron juntos al salón central que era el más grande y allí se encontraba la mayoría de sus conocidos. Obviamente a sus amigos les pareció raro verlos llegar juntos, ya hace un tiempo comenzaron a molestarlo diciéndole que estaba comenzando a sentir cosas por ella, aunque él lo negaba, no quería admitirlo, por miedo a que lo lastimaran de nuevo.

Pasaron los días, las semanas y ellos eran más unidos aun, todavía no podía admitirlo, simplemente se negaba a la idea de sentir algo por ella, él ya había pasado por esto antes ¿Acaso ocurriría de nuevo? Quedaría tan desamparado como aquella vez en donde habían roto su corazón, ¿Acaso su corazón no tenía derecho a ser correspondido como cualquier otro? Él sabía que era impulsivo... aunque solo quería recuperarse y ya no sufrir.

Su corazón era como el de un niño, se negaba a hablar... a decir lo que realmente siente. Teme tanto a que ese corazón vuelva a romperse de nuevo que no quiere arriesgarse. Solo le queda elegir entre dos caminos... el primero es arriesgarse a terminar como antes ¡O Peor! y el segundo es coser todas sus heridas, forjar una armadura y vivir... incompleto... pero vivir.

Segundo SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora