Tenía una muñeca de porcelana, era tan bella como el amanecer pero a la vez demasiado extraña como la noche.
Tan sólo estaba ahí, en una vieja repisa de madera oscura, junto con otras a sus lados, demasiado parecidas entre todas.
Llegaba cansado del trabajo, ya que sólo eso se puede esperar de cualquiera que trabaja aproximadamente 8 horas en un día.
Entré a la casa y coloqué las llaves pequeñas de hierro en la mesa de madera.
Tengo que bañarme para dormir a gusto, pero hay algo que me hace impedírmelo, además del sueño inmenso... La muñeca.
Esa muñeca parecía vigilarme, pero... ¡Sólo es una muñeca!, ¡ellas no se mueven ni ven!.
Me desvestí y fui camino a la ducha, ahí, me relajé con agua tibia y un excelente aroma a limpieza que inundaba el baño.
Diez minutos después, decidí que era hora de salir de ahí, a lo que cerré la llave de agua y salí de ahí, con tan sólo una toalla azúl que cubría de mi cintura a mis pies.
Me cambié y me puse una pijama para luego de comer dormir cómodo.
Bajé hacia mi pequeña cocina (de paredes blancas) y tomé una caja de cereal, junto con un litro de leche para comerlo como una cena.
Ocho minutos después de comer, mi cansancio me ganó y no quise subir a dormir a la cama, a lo que dormí en el sillón.
Todo iba bien, dormí de forma cómoda, sin problemas, a excepción de unos sonidos extraños que venían del pasillo, como si rasguñaran algo de madera, y lo único que había ahí era la repisa de la muñeca.
Después de minutos escuchando aquellos rasguños que me perturbaban, se detuvo.
Después de comenzar aquel silencio que poco a poco cubría toda la casa, sonó algo que lo rompió... La caída de algo, la muñeca.
Me alarme, y claro, me asuste. Por lo que decidí pararme lentamente a ver lo que sucedía. Lo que había visto me dejó perturbado, e incluso, creo una incomodidad tan grande, haciendo que no pudiera moverme.
Había visto un grande camino de sangre por todo el pasillo, que llevaba hacia un baño del primer piso y claro, con la muñeca bañada de sangre.
Me quedaba muy asustado, no quería ir a ver que había, sólo quería irme y llamar a la policía, pero algo me lo impedía.
Caminé por el pasillo, y aún algo asqueado, decidí cerrar mis ojos por un momento, pero sentí un rasguño que me indicó que debía abrirlos.
Los abrí, no había nada. Ni nadie.
Me limité a abrir lenta y silenciosamente la puerta, lo que veía era algo tan... Asqueroso y espantoso.
Se suponía que el pequeño baño era de paredes blancas con un piso gris claro, y lo único que lograba ver era un color rojo carmesí que rodeaba el cuarto, con un cuerpo rasguñado, sangrado y sobre todo, algo podrido. Era yo.
Sin darme cuenta, todo fue mentira, nunca trabajé, yo robaba. No vivía sólo, tenía una esposa, y la maté. La muñeca no era mía, era de mi hija de 6 años, la cual también maté. Y todo sólo porque era un ratero que aveces se drogaba y alucinaba con esa muñeca, pensando que se movía, a lo que con el paso del tiempo me volví loco, y acabé con todo. Hace 1 semana.
Hace 1 semana maté a mi familia, hace 1 semana acabé con mi vida,
hace 1 semana terminó todo, sin darme cuenta. Con sólo aquel sueño, de ser normal, trabajador, con familia y sin esa estúpida muñeca de la que estoy seguro de que está maldita.— Manzanita🍏
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Historias De Terror
De TodoEl miedo es lo que corre por tus venas, porque si estas en un lugar oscuro, no sabes que habrá adelante de ti. ¿Aburrido de estar solo? Ve a un panteón de noche y juega a la ouija. Verás que desde ahí, jamas volverás a estar solo. ¿Qué?, ¿la portada...