IV

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Hola Trollhunters. De nuevo disculpen la tardanza, no se repetirá, lo prometo...

En este capítulo utilizamos unos separadores para cambiar escenas, así que espero no sea muy confuso; para quienes ya han leído otras historias mías antes no será un problema e.e

Que lo disfruten.

Habían pasado dos días desde que Jim partió a las Tierras Oscuras, desde entonces las cosas en Mercadotroll no habían mejorado.

Si bien la reconstrucción del lugar avanzaba en buena forma, los Trolls estaban preocupados por el joven guerrero y no solo eso, se quejaban porque los había "abandonado" justo cuando muchos de sus amigos fueron convertidos en piedra. Por suerte Vendel supo mantenerlos tranquilos en ese aspecto, no podían permitir que acusaran a Jim de abandonarlos, sí, quizá lo hizo, pero no era ese tipo de abandono que todos creían.

Ella, por otro lado, no había podido dejar de pensar en las razones por las cuales él los dejó atrás; por un lado lo quería entender y perdonarlo, pero por el otro estaba molesta y lo odiaba. Su mente y su corazón se debatían en una lucha por tomar el control de sus decisiones, una lucha que no parecía querer terminar pronto.

Esos dos días habían sido los peores para ella, y estaba segura que también para Toby; ¡el chico había perdido a sus dos mejores amigos el mismo día! Y ahora que lo pensaba, ella no había hecho nada por intentar ayudarlo a sentirse mejor, ¿qué clase de amiga era? Tal vez una no muy buena.

Se preguntarán: ¿Y Bárbara? ¿Cómo tomó la desaparición tan repentina de Jim?

Lo cierto es que no sabe que desapareció, ¿extraño? Quizá. Clara y Toby tuvieron que mentirle un poco, en realidad no fue mucho problema pues la señora Lake pasó todo el primer día en una habitación de hospital a causa de la herida que casi la mata; pusieron como excusa que Jim no había ido a visitarla a causa de estar reparando los daños en casa después del "accidente" –cosa que en realidad Draal y Blinky estaban haciendo–. Y el segundo día, bueno, su excusa fue que el chico estaba tan agotado que se quedó dormido y no quisieron despertarlo, afortunadamente, como la buena madre que es, los apoyó en esa decisión.

Pero la señora Lake sería dada de alta muy pronto, quizá esa misma noche, o sino mañana a primera hora. Cuando eso pasara ya no podrían cubrir la verdad; si Jim no volvía para entonces, estarían acabados.

¡Pero él no aparecía!

Pasaba todo el día sentada frente a ese puente ¡y nada! No había ni una sola chispa de energía, ninguna señal que le dijera que Jim estaba por llegar, y eso la frustraba.

Tenía dos enormes montones de libros junto a ella, leía y releía cada libro en busca de algo que le ayudara a ir a las Tierras Oscuras, pero hasta ahora no había encontrado nada. Quizá era una señal de que debía de rendirse y si así fuera la ignoraría, no iba a rendirse, no se detendría hasta traerlo de vuelta o, en todo caso, ir a su encuentro.

*O*O*O*

Había pasado la última hora –o eso creía– persiguiendo a los Goblins con la esperanza de que lo guiaran hacia donde estaban los bebés pero hasta ahora no había conseguido nada.

Estaba a nada de rendirse, pero entonces, la suerte le sonrió.

Los Goblins habían trepado por un muro de roca escarpado y luego descendido por el mismo, cuando él los siguió y vio lo que había del otro lado una sensación de paz se instaló en su interior: Los había encontrado.

Ahí, frente a él, muchas canastas estaban colgadas de las estalactitas del techo –que fungía como cielo en ese lugar– y dentro de esas canastas pequeños bultitos risueños las hacían moverse de un lado a otro. Vio como los Goblins trepaban hasta llegar a las canastas y jugaban con los bebés hasta tranquilizarlos y hacerlos volver a dormir.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora