Sofía y Laura. Dos chicas diferentes, solo tres cosas en común.
1.- su pasión por la lectura.
2.- el cariño de hermanas que tienen.
3.- son huérfanas.
Y ellas sin saber que su vida daría un giro de 360 grados o quizá menos, o ¿será...
-Hola profesora Minerva. –hable antes que nadie para salir del asombro.
-buenos días señorita Gryffindor.
-y que la trae por aquí profesora McGonagall. –hablo la señora Weasley (Daphne de soltera Grengrass) que se casó con Charlie Weasley.
-lo que pasa es que no hay mucho tiempo y quiero a todos los que irán conmigo a mi despacho para "irnos" cuanto antes. –dijo la profesora algo nerviosa y yo ya sé por qué.
-está bien, Sofí y yo ya estamos listas. –conteste por ambas.
-falto yo. –contesto James, ya que Albus ya estaba vestido y a juzgar por la cara de mi hermana quiere decir que esta perdidamente enamorada de él y su ropa.
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-se te cae la baba. –le dije divertida, a lo que ella rápidamente se pasó el dorso de la mano para asesorarse de que no fuera así.
-ja ja. Muy graciosa. –contesto sarcástica y algo ruborizada.
-¿Quién más va profesora McGonagall? –pregunte por curiosidad.
-bueno, van Frank y Alice Longbottom, la chica Black, los Scamander, los Potter, los chicos Weasley, los Malfoy, la familia Lupin y ustedes. Al menos de esta generación. De la segunda y cuarta ya verán cuando lleguen allá.
-oh. –contestamos Sofía y yo.
-ya estoy. –dijo un James que venía corriendo en las escaleras y en las cuales se tropezó para a continuación caer rodando por ellas.
-no tienes remedio James. –le mencione mientras me acercaba a ayudarle.
-no es mi culpa que te... – se quedó a media frase ya que inmediatamente se ruborizo.
¿Yo que? Bueno se lo dejare pasar esta vez. Pero creo que los demás no lo harán.
- ¿Por qué nos ven raro? Pregunte a Sofía, pero en lugar de responderme se puso a reír. –muy amable de tu parte. –le dije con sarcasmo por medio de la mente.
-solo démonos prisa. –apuro la profesora McGonagall.
-de acuerdo. ¿Y los demás?
-en mi despacho. –contesto ella mientras sacaba un reloj de bolsillo de uno de los bolsillos de su túnica. –Ahora tomaremos un traslador.
-que bien. –dije con obvio sarcasmo y James empezó a reír, le di un pequeño golpe, sin embargo un rato después me estaba riendo con él.
-ya chicos. –dijo McGonagall.
Una vez todos tuvimos nos agarramos de quien pudimos.
Fuimos absorbidos por un pequeño remolino el cual nos llevó al despacho de la directora, también en el cual ya estaban los demás.
-¿Qué hay chicos? –saludamos todos y ahí me fui con mi amiga Xcaret Black.
-¿Qué hay Xca? –salude hábilmente mientras le soltaba la mano a James y a Sofía que se quedó con los merodeadores 2.0 y Lily.
-hola Lau. ¿Cómo estuvieron las vacaciones? –menciono porque sabe cómo llevo con él.
-pues no me quejo. Un poco enferma, pero bien. –conteste evadiendo que me enfrente con las furias ya que Xcaret es también una semidiosa hija de Poseidón.
-aja, pues Percy no decía lo mismo. –Ese, sesos de algas.
-bueno... pero estoy bien. –exclame divertida antes de que una luz cegadora nos tomara por sorpresa y en su lugar cayéramos en lo que parecía el gran comedor. Porque si, lo note cuando me levante antes que todos. Y cabe aclarar que tenemos ropa diferente a como estábamos además de unas capas que nos cubren la cara.
-no es justo. –escuche a James quejarse. –todos cayeron sobre mí.
Y ahí no pude aguantar. Solté una gran carcajada.
-compórtate. –me dijo la voz de Lily y ahora que lo pienso ¿Por qué todos nos ven raro?
-¿no tienen nada mejor que hacer? –mascullo Xca y Sofí por lo bajo, aunque yo las escuche y solté una pequeña risita.
-vamos chicas, ¿Qué dirían ustedes si varias personas caen del cielo?
-tienes razón. –contestaron ambas.
-no quiero interrumpir su plática, pero debemos dar comienzo a las presentaciones y ustedes deben ser la tercera generación. –hablo la voz de un hombre mayor al cual reconocimos rápidamente como Albus Dumbleadore.
-profesor Dumbleadore. –susurre de la sorpresa.
-sí, él. –sonrió divertido.
-lo siento. –murmure sonrojada y más cuando James me sonrió tiernamente para luego tomar mi mano y dirigirme a la mesa que apartaron para nosotros (la tercera generación).
-bueno empezaremos por la segunda generación. –hablo el director. –¿quién empieza?
