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Hyo escuchaba las palabras de Fan sin prestarle ninguna atención, prefería mirar por la pequeña ventana a escuchar su reprimenda, Liu se encontraba en la misma condición que ella, trataba de entablar conversación con Rion, pero este le ignoraba preocupado por obtener algún discurso corrector del capitán, el cual estaba demasiado ocupado sermoneando a la princesa.

Sobó su cuello con cuidado donde habían quedado las marcas rojas, esperaba que las cantidades de maquillaje que se había echado lo cubrieran lo suficiente como para que nadie en palacio lo notara, no tenía ni idea de cuando durarían sobre cuerpo aquellas marcas, rezaba para que desaparecieran pronto.

-Podrían haberte matado.

-Pero no lo han hecho, ha sido un incidente que me servirá para aprender de mis errores y crecer como persona-dijo exactamente las mismas palabras que sabía que el otro esperaba oír, sacó la mano por la ventana y dejó varias palmaditas en su cabeza, aquello ya empezaba a aburrirla y no sabía cuánto más quedaba para llegar a palacio.

- ¿Cómo crees que será mi marido? siempre pensé que terminaría casada contigo-sonrió con pena, ella sabía que Mei fan guardaba sentimientos hacia su persona y aunque lo consideraba solamente un buen amigo, siempre creyó que terminaría casada con él.

-Para alguien como tu esperemos que los dioses lo hayan bendecido con la paciencia.

-Eso es cruel de tu parte, soy una mujer que cualquiera quererla tener a su lado-dijo orgullosa de sí misma-Las sirvientas me han dicho que los príncipes son muy apuestos y encantadores, incluso hay uno al que le gusta la poesía y pintura ¿crees que será ese mi marido?

-Deseo lo mejor para ti, rezaré para que tengas un marido bueno, que cuide de ti, que te lea poesía y regale flores, admire tu belleza mientras tomas el té y pinte infinitos retratos de tu rostro-acarició suavemente su mejilla con una sonrisa nostálgica, todas esas cosas eran las que solían hacer ellos desde pequeños, en el octavo cumpleaños de la princesa Mei Fan comenzó a regalarle flores, un ritual que se había mantenido hasta la fecha, tomaban té juntos y aunque la pintura no era lo suyo, había tratado de hacerle algún retrato, aunque tiempo después lo había cambiado por contarle historias y leerle poesías, cosa que se le daba infinitamente mejor.

-ya vamos a llegar-avisó el guardia que dirigía el camino, haciendo que se separaran y Hyo volviera dentro, era el momento, iba a conocer a su marido, el hombre con el que pasaría el resto de su vida y tendría hijos.

Escuchó las voces de otras personas que no eran sus guardias ni Liu, era la gente de Goryeo, ¿qué impresión tendrían de ella al verla? los nervios se hicieron con ella y comenzó a jugar con sus manos, estaba a punto de contraer matrimonio, en cuanto pusiera pies en el suelo, estaría a unos pasos de su boda.

Una mano asomó por la pequeña puerta, ¿aquel era su marido? debía ser él, la tomó con cuidado era caliente y notablemente más grande que la suya, el hombre apretó con fuerza su agarre y tiró de ella, salió lista para darle su mejor sonrisa, pero en cuanto vio la cara del hombre que sujetaba su mano la retiró inmediatamente, no pudo evitar llevarse la mano al cuello, donde las marcas del día anterior permanecían ocultas por los polvos blancos

-Tu...-murmuraron ambos a la vez sin dejar de mirarse de arriba abajo, el hombre iba vestido con sus ropajes de boda, aquello era un traje real de boda, por lo que solo podía significar...que aquel era su marido, el resto de personas los miraban expectantes intentando averiguar que sucedía.

-Disculpe a la princesa su majestad, ha estado todo el camino fantaseando acerca de su futuro marido y seguro que ahora se encuentra nerviosa-habló Fan para intentar rebajar la tensión, el rey, la reina, los príncipes y todas las damas de palacio los miraban.

Lady Of The Dynasty (Scarlet heart ryeo/Wang yo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora