Promesa rota

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Capitulo 04:

― Pero esto es el colmo Vanessa ― renegó lizbeth ― como se a atrevido el muy imbecil. ― gruño.

― Lo se ― susurre resignada ― pero que mas puedo hacer, aun que me cueste aceptarlo a un lo amo y entre mas trate de escapar el siempre estará ahí para encontrarme y atormentarme.

― Pero, por eso mismo, sobre ti no tiene autoridad se la das y el se crece.

― lo se trato de luchar pero se me es imposible. ― dije cabizbaja.

― claro que no puedes defenderte, lo único que te queda a este paso es rezar para tener suerte y tomar tus cosas y largarte de su vida para siempre.

Sus palabras resonaron en mi cabeza. Ella tenia razón esto ya no era un cuento de hadas, esto era un cuento en el cual el final feliz fue sustituido por una condena junto a una bestia. Pero debía cambiar el rumbo de mi vida, para no terminar como una esclava junto a el, y eso lo lograría alejándome de el para siempre.

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Tome todas mis prendas que colgaban del closet echándolas a mi maleta, entre al cuarto de baño tomando todas mis cosas personales conservándolas en un pequeño bolso.

Baje las escaleras lo mas deprisa que pude. Al llegar al living dispuesta a marcharme de esta casa a la cual no se le puede llamar hogar a un lugar donde pase los peores momentos de mi vida.

Camine por el living hasta la puerta principal, cuando esta fue abierta, dejando a la vista a Emilio el cual me miro con el ceño fruncido al ver la maleta entre mis manos.

― ¿Qué haces? ― pregunto.

― me voy ― dije con la temblorosa.

― No...― rió nervioso. ― Tú no te vas a ninguna parte Vanessa, tu no me vas a dejar nunca. ― intento caminar hacia mí. Su mirada se cruzo con la mía, sus ojos eran rojos, no eran ese ligero color claro. El estaba drogado.

― Perdón, pero ya no te amo y no puedo soportar un minuto mas a tu lado.

― NO. ― grito sobresaltándome. ― Tú aun me amas. ― gruño. ― Tu y yo estaríamos juntos para siempre. ¿Lo recuerdas Vane? Lo prometimos. ¿Acaso romperás nuestra promesa? ― sonreí al recordar el día que prometimos estar juntos para siempre y también lo prometimos frente a dios pero eso ya no importaba fueron simples palabras y nunca hubo hechos.

― Si, lo recuerdo Emilio pero eso ya no importa yo no fui la que rompió la promesa y la que se encargo de que nuestro matrimonio se fuera por la borda.

― Como te atreves maldita zorra. ― dijo caminando hacia mi con las manos echas puños. En ese momento supe que nada estaría bien y que tenia que alejarme de el si quería seguir con vida. Así que corrí lejos de el, corrí hasta las escaleras para poder huir pero sus manos se apoderaron de mi cabello tirando de el hacia atrás.

―AHH ― grite.

― Te lo advertí Vanessa, te dije que desobedecieras y sin embargo lo haces, todo esto es tu maldita culpa. ― grito lanzándome al suelo, provocando que mi cabeza chocara contra la pequeña mesita que adornaba el living. Mi cuerpo se debilito y mi vista era borrosa, mi cuerpo no tenia fuerzas para defenderse cuando su cuerpo se poso sobre mi a horcajadas, sentí como empezaba a besar mi cuello con desesperación, tirando de mi blusa rompiéndola dejando me en solo sostén frente a sus ojos. Mis ojos se llenaron de lagrimas al sentir su tacto sobre mi piel, solo me producía asco, repugnancia. Sus manos bajaron a el botón de mi jeans tirando de el, sacándolo por completo. No por favor que no lo haga, rogaba. Que el no abusara de mi pero mis suplicas eran mudas.

― Pa...Para...por...fa...Vor...― suplique en susurros.

Pero el no me oía, no hacia caso a mis suplicas.
Trataba de empujarlo para alejarlo de mi pero no podía era mas fuerte que yo. Se me era imposible. Su ropa desapareció al igual que la mía, en un abrir y cerrar de ojos, yo me encontraba siendo abusada por el. Su cuerpo estaba cubierto por una capa de sudor, sus manos recorrían por mi cuerpo me daban nauseas. Sentía como sus embestidas eran continuas y brutales. Un liquido caliente corrió por mis piernas dándome a entender que el había acabado. Su cuerpo sudoroso callo sobre mi. Cuando recupero el aliento salio de mi, tomando su ropa y vistiéndose. Todo de mi era dolor y no solo mi cuerpo si no también mi corazón. Y una vez mas el destruyo mi vida.

Mi peor pesadilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora