Camino en la oscuridad. (Vuelve completa a Wattpad)

Capítulo 56

Finalmente llegó el día en que se inauguraba la exposición. Toda la tarde, Juan había estado en la galería preparándose, la había recorrido por todas partes intentando aprenderse muy bien cada lugar; repasaba dónde se encontraba cada cuadro, en caso de que alguien le preguntara. Estaba nervioso. Susana se había ofrecido a hacerse cargo de las transacciones que se hicieran para que él pudiera estar libre; eso lo ayudó un poco, le agradaba que alguien de confianza estuviera a cargo, para él hubiera sido demasiado estar pendiente de todo eso, en asuntos de papeleo y pagos era muy lento y quisquilloso; sabía que había gente que podría aprovecharse de su ceguera.

Laura llegó después del almuerzo y lo ayudó a calmarse, dentro del programa estaba que él pronunciaría algunas palabras y él se había enterado ese día, no había preparado nada. Laura logró calmarlo un poco.

—No te preocupes, llegado el momento sabrás qué decir, eres bueno improvisando...

Juan suspiró, jamás habría creído que podía llegar a estar tan nervioso, era la primera vez que lo sentía. Cerca de las seis de la tarde se fueron a cambiar: Juan vistió un pantalón de dril negro, un buzo de cuello alto rojo oscuro y un bleiser largo y negro. Laura vestía un ajustado pantalón negro con una blusa que dejaba descubiertos los hombros de color aguamariana.

A las siete de la noche, las puertas se abrieron. Fue una experiencia extraña para Juan: sabía quiénes eran las personas que lo saludaban, pero nunca había hablado con alguno; los conocía por artículos y diferentes referencias pero en ese momento no eran más que un montón de voces llenas de cortesía; si no fuera porque Laura le susurraba el nombre de cada uno, él no habría logrado distinguir a nadie. Media hora después, empezó a recorrer la galería, permaneció cerca de los curadores, quería saber su opinión. Entonces logró reconocer una voz.

—Un placer volver a verlo, señor Fuentes –le había dicho una voz fuerte, enérgica y femenina.

—Igualmente —le dijo Juan— pensé que ya no se acordaba de mí...

—Déjeme decirle que usted, con el perdón de su acompañante, es ciertamente inolvidable—le respondió la voz con igual firmeza y luego agregó con algo de picardía— y no solo lo digo por su talento.

Juan se sintió algo intimidado y Laura se rió descaradamente.

—Soy Laura Estrada —se presentó ella— en vista que Juan no ha sido capaz de presentarnos.

Juan se sintió peor.

—Yo soy Marta Acuña yo fui...

—Maestra de Juan y su jurado en la entrevista de entrada a la universidad, si no estoy mal... —completó Laura.

—Vaya por lo menos parece que no le avergüenza hablar de mí —dijo la señora Acuña a Juan.

—Me encantan las mujeres –murmuró Juan con ironía.

—A mí también ¿necesitas ayuda? —Le dijo otra voz conocida y paternal.

—Se lo agradezco mucho, profesor Botero.

El profesor Botero sonrió y alargó la mano hacia Laura.

—De manera que esta es tu esposa... es muy hermosa.

—Se lo agradezco –dijo Laura con cortesía.

—¿Cómo sabe usted que estoy casado?

—Además de notar la argolla en tu dedo, he de decirte que tú me lo contaste, a mí y un montón de gente que escuchó tu entrevista.

—Ahh —dijo Juan quien casi había olvidado la entrevista.

—Sí... Soy amigo del doctor Álvaro Mesa, quien te entrevistó; me ha mandado con la misión de evaluar la exposición para ver si podemos hacer algunos buenos oficios...

Juan sonrió, no lo tomó muy en serio. Poco después se acercaron a saludarlos sus allegados: Daniel, Juliana, Esteban quien iba en los hombros de su padre; también llegaron Mariana, Ricardo, Alejandra y Rafael disculpando a David por no poder asistir por estar de turno. Sebastián y sus hijos también lo saludaron y finalmente apareció la familia Sarmiento. Para sorpresa de Juan, Andrés iba con un perro guía.

—Pensé que no dejaban entrar animales.

—A veces el apellido Sarmiento vale mucho... es un perro guía, tengo derecho a entrarlo —le respondió Andrés con picardía.

Poco después Juan fue a la sala central y subió a la pequeña tarima donde había un micrófono. Laura lo acompañó y una vez instalado, se hizo en una esquina. Tras un momento, todos se quedaron en silencio y Juan comenzó a hablar, lo hizo con sinceridad.

—Sabrán perdonarme unas palabras algo improvisadas pero no sabía que tendría que hablar, solo me enteré hoy y no hubo tiempo para preparar algo... "Paternidad extraviada", déjenme hablarles un poco más al respecto. Tuve la suerte de tener unos padres maravillosos que apoyaron mi talento aún siendo muy niño... Un día, hace poco más de 16 años, creí haberlos perdido en un accidente de tránsito, con ellos también perdí la vista y la fe en mí mismo, en mi talento.

>>Tuve muchos momentos de frustración en los que creía perderlo todo y estuve a punto de rendirme; pero entonces llegaban ellos en un recuerdo y me sacaban adelante... se convirtieron en mis guías, en mi visión... Hace un tiempo, cuando me enteré de la magnífica oportunidad que me estaban dando, empecé a reflexionar un poco sobre el tema de la exposición y me di cuenta que ellos merecían un homenaje... solo me tomó un instante entender que ellos siempre han sido mi tema, mis musas, mi inspiración... en realidad no eran ellos los perdidos, quien se había extraviado era yo y fueron ellos quienes me permitieron reencontrarme.

>>>Hoy soy afortunado, cuento con un hermano que siempre, y a pesar de mis malos ratos, me ha apoyado; cuento con una hermana (cuñada) a la que amo desde que éramos niños, tengo un montón de amigos honestos y sinceros que, incluso, me han adoptado dentro de su propia familia; tengo cerca a niños que me transmiten su inocencia y su enorme capacidad de asombro, no hay cualidad que admiré más y... finalmente, tengo a mi lado a una compañera de aventura que no teme adentrarse en terrenos oscuros porque tiene la certeza que encontrará luz, más allá del horizonte negro; ella me comprende mejor que nadie... soy afortunado porque tengo vida y fue gracias a ellos...

Juan quedó en silencio y el rumor de unos aplausos tímidos no tardó en convertirse en ensordecedor aplauso general. Laura lo acompañó para bajar la tarima pero antes de integrarse con la gente, le dio un beso cálido y tierno.