1.Ahora o nunca

286 10 4
                                    

La verdad es que lo último que esperaba la noche de mi cumpleaños era estar en mitad de una carretera medio abandonada, con un coche sin gasolina y un móvil sin batería. 

Pero aquí estoy, no muy contenta la verdad.

Me duelen los pies, creo que llevo caminando alrededor de una hora, y calculo que me queda otra de camino hasta llegar a tierra civilizada, es decir al pueblo de al lado. Menphis es un pueblo costero, con no mas de 4.000 habitantes, pero es bastante acogedor. Y aburrido. Señor, es muuuuuy aburrido. Lo único de bueno es que en verano puedes ir a la playa, y es muy buena playa, sobre todo para los que no tenemos dinero para irnos a veranear a la otra punta del pais.

Estoy en una de esas carreteras típicas de películas de miedo, en la que la chica guapa y desamparada (de acuerdo, no soy guapa, pero estamos imaginando y no serlo no creo que influya mucho) es escontrada por un hombre que se ofrece a llevarla a casa, pero que en verdad es un asesino en serie que la descuartiza y la entierra en un lugar insospechado. Vale, estoy siendo desagradable, pero entender que caminar tanto no es bueno para la salud mental.

Después de un rato, veo unas luces all final casi de la carretera. ¿Será el asesino? Vamos Sarah, no seas ridicula. Eso es el aire, que me hace desvariar.

Las luces se van acercando, ¿llevará hacha o será más de cuchillo? Si yo fuera un asesino en serie llevaría hacha, lío tengo claro, queda más guay... espera ¿de verdad he pensado eso? Por dios, estoy enferma.

Las luces se van acercando y puedo distinguir un coche rojo con claridad. Incluso puedo oír la música. Es una canción para espíritus libres de hace años.

Genial, mi asesino al menos pone música. Que muerte más glamorosa Sarah. Espero que lleve hacha.

El coche se acerca hasta ponerse a mi altura. Me quedo muy quieta. Yo desde luego soy una presa fácil para cualquier asesino. La ventanilla se baja y un chico moreno de ojos azules me sonríe. Apesta increíblemente a alcohol y no tiene mucha pinta de asesino. A su lado, hay una chica pelirroja de ojos castaños, también ella parece borracha y tampoco tiene aspecto de descuartizar personas. De pronto aparece un chico rubio y de ojos azules, parecido al anterior chico. Tiene algo en las manos y sonrie tanto que da miedo.

Ya está, este es el asesino.

El moreno de ojos azules se presenta como Ben, y me ofrece llevarme. Arrastra mucho las sílabas y me pregunto cuanto habrá bebido, seguro que lo suficiente como para que un asesino psicópata sea menos peligroso que él. Accedo a subir (sólo porque no puedo aguantar otro hora de caminata, y porque a lo mejor me encuentro cosas más desagradables). Me acerco a la puerta trasera y la abro con delicadeza. Voy a ir al lado del supuesto psicópata.

El chico rubio sonríe y su cara me suena pero no llego a recordar quien es.

El chico sostiene una langosta de plástico en las manos (no hay hacha) y la chica me sonreía. Tres chicos y ningún asesino. Justo cuando decido que no es peligroso (olvidando lo del conductor borracho) la langosta de plástico se mueve y me doy cuenta de que está vivita y coleando.

De camino a la playa (necesitan dejar la langosta) el chico rubio que se identifica como Madonna (está tan borracho que no recuerda su nombre) me cuenta cono han robado la langosta en un restaurante chino.

-Yo no diría "robar".-Apostilla "Madonna" pasandole la langosta a la pelirroja.

-No pretenderas decir que la hemos cogido "prestada" ¿no? -pregunto observando la langosta, que se está retorciendo.  Es alucinante.

"Madonna" réplica:

-Emancipar.Liberar. Rescatar. Somos valientes y nobles, no unis ladrones, Sabanah. -no hago el esfuerzo de recordarle mi nombre-Robin Hood es para los pobres lo que nosotros para los crustáceos.

-Esta es la primera y última vez.-advierte la pelirroja- Cuando hayamos soltado a este chico se acabó eso de ir robando bichos en restaurantes para devolvelos al mar.

-¿Cómo sabéis que es macho? -pregunto.

-No lo sabemos y no vamos a comprobarlo-dice "madonna".

-¿Como se comprueba eso?-pregunto entre risas.

-Exacto-responde él, aunque no es exactamente una respuesta.

Aparcamostrar bajo una farola (más bien chocamos contra ella) y vamos hacia el embarcadero.  Cuando el camino  empieza a cubrirse de arena me remango los pantalones. "Madonna" cruza la playa dando brincos, mirando hacia atrás y riendo, con la langosta sujeta torpemente entre las manos. Una cosa os digo, es endiabladamente guapo.

La playa no está oscura. Al otro lado de la calle hay farolas, además de un bar. La luna brilla y el reflejo del agua hace que parezca plata.

La poca gente que hay en las playa-paseando a sus perros o corriendo- gguarda la distancia, y el bullicio de los comercios al otro lado de la calle apenas se oye a distancia.

Al mirar el mar, ahí en la playa, puedo imaginarme que soy cualquier persona, en cualquier costa, en cualquier momento de la historia o del futuro.

"Madonna" se arodilla en el borde y mira por encima del hombro para llamarme.

Cuando llegó me arodillo a su lado en la parte inferior. No me siento a gusto tan  cerca del agua.

-Tenemos que decir unas palabras antes de liberarlo/la.-dice madonna.

-Esto no es un funeral-dice Ben inclinandose a la barandilla.

Madonna lo mira.

-Es un momento de gran trascendencia, Ben. Más que un funeral es... es como una ceremonia civil. Tenemos que decir algo breve y conciso pero significativo... memorable...

-¡Señor Langosta, lo declaro ciudadano del mar! -proclama la pelirroja-¿Algo así quieres decir?

-¡No, no, no!-réplica madonna.- Este es un momento importante en la vida de nueatra langosta. Va salir ahí fuera ella sola, a vivir por fin su vida, a mojarse, si quieres...

-¡Acaba de una vez!-ríe Ben-Podrías estar enrrollandote toda la noche.

Madonna vacila  un instante y después deja la langosta en el agua. El animal se menea feliz y después desaparece.

-Feliz viaje, pequeña langosta-susurra Madonna, con las manos suspendidas en el agua.

Volvemos al coche para ir a dejarme a casa. Madonna se inclina hacia mi, y puedo sentir su aliento a alcohol mezclandose con el mío.

-¿Hemos hecho lo correcto? ¿vivirá?

Me quedo quieta intentando recordar de que lo conozco.

-No soy exactamente una experta en el tema.-digo- ¿Por que me lo preguntas?

-Pareces una persona inteligente.

No puedo creer que pueda decir cosas así y no recordar su nombre.

Me rio.

-¿No crees que pueda ser de agua dulce?

-Mierda.

Entrecierra los ojos con delicadeza y sonríe. Tiene una sonrisa de anuncio televisivo. Entonces ubico su cara.

-Niall-susurro, pero el ya está dormido.

Niall va a una de mis clase y hasta ahora nunca había hablado con el.

Me dejan en casa pero Niall todavía estaba dormido.

Holaaaaaa, está es mi primera historia y bueno espero que os guste.

Ahora o nunca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora