Capítulo 15

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HARRY

Son las dos treinta de la mañana. Niall está dormido desde casi las once. Yo como siempre no puedo dormir.

Después de esa tarde llena de llanto y dolor, fui con Niall a la terapia de grupo y estaba Zack hablando sin ninguna reserva de sus problemas sexuales. Zack Collins es un chico de diecisiete años a quien sus padres enviaron a rehabilitación por ser un maniático sexual pero la realidad es que Zack solo es un adolescente con las hormonas alborotadas y sin novia. Sus padres lo encontraron masturbándose en el baño, en su auto, en su habitación, en el salón, en la cocina y bueno, creo que no hubo lugar donde no lo haya hecho. Asqueroso. Pero todos reían ante sus relatos, sus movimientos pélvicos imitando a Elvis tal vez. Las chicas cuchicheaban entre ellas y hasta el doctor Simon reía. Tal vez recordó su época de adolescente desbocado, tal vez aun lo era, estaría casado el doctor Simon? Creo que nunca se lo he preguntado.

Niall y yo observábamos y reíamos, yo reía pero Niall parecía disfrutar el relato, era como haberlo llevado a un show de comedia y yo reía por eso, por verlo alegre, feliz. Tenía una risa hermosa, algo loca y sonora pero para mi, era hipnótica. No podía dejar de ver a Niall mientras reía creo que hasta un par de lágrimas salieron de sus ojos pero ahora de felicidad.

Y al final de la jornada fuimos a cenar al comedor. Niall comió del pastel de chocolate de Merit y yo solo tomé un café y fuimos a dormir. El se sentía bien, tranquilo. Platicamos sobre cosas tontas antes de dormir, nada a profundidad, ahora se que le gusta el color verde y que su hermano le llamaba Nialler de niño, que le fascina la comida de Nandos y que su madre lo regañaba por no dejar en paz el refrigerador. Hasta que Niall cayó rendido y simplemente se durmió.

Yo no podía. No se porqué. No podía dejar de comparar los ojos de Niall a los de Louis. Los del rubio son azul claro, puros y cristalinos, transparentes, hermosos. Los de Louis eran azul oscuro, maliciosos, llenos de peligro.




Pasaron dos meses desde que conocí a Louis en el patio de la escuela. Ese día esnife por primera vez cocaína. Se la había llevado en una pequeña bolsita negra. Me ofreció un poco y yo dudé pero el introdujo su dedo meñique y lo que éste cogió del polvillo blanco se lo paseó por las encías haciendo un sonido ronco.

-Vamos niño...no hace nada. Solo será un poco no toda la bolsa.- dijo con una sonrisa maliciosa. Porqué no? Porqué no.

Louis tomó la llave de su casillero y sacó un pequeñisima porción del polvo y me la ofreció con cuidado. Cubrí la llave con mis manos para que el viento no soplara el polvillo y lo esnifé. Rápido y de un tirón. Cerré los ojos, sentí mi nariz arder, sentí todo arder. Todo se hizo mas nítido, los sonidos mas claros era como si hubiera adquirido un super poder. Me sentí despierto, alerta, fuerte. Como todo menos un niño. Louis sonreía mientras esnifaba un poco mas que yo.

-Bien, si asi te sentiste con eso imagínate con una línea mas grande.- dijo mientras aclaraba su garganta.

-Es asi siempre?- pregunté mirando todo a mi alrededor. Podría jurar que escuchaba hasta a las hormigas pasar.

-No siempre. A veces puedes volar.- dijo abriendo los brazos y aleteando como un ave. Soltó una sonora carcajada. -Vamos niño. Hay mucho que aprender.

Después de dos meses me enganché. Esnifaba cada fin de semana en las fiestas desenfrenadas que Louis y sus amigos organizaban, esnifaba para mantenerme despierto mientras estudiaba para algún examen difícil, esnifaba para terminar un proyecto que habían encargado y que obvio yo dejaba para el último día por estar de fiesta con Luis, esnifaba para poder mantener mi estúpida beca.

Through the darkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora