Oh, querida.
Abrázame tanto como puedas
y cuando sienta la calidez de ello,
déjame caer junto a ti.
Espero tanto por ti
que me comienza a salir una raíz.
A lo lejos vemos un punto amarillo.
Yo estoy muriendo,
cada día
y sin cesar
es cuando decido escapar a la nada
y me inundo con lágrimas.
Mi mala convicción
de pintar con mi sangre lo que me rodea
me acaba,
me acaba cada día.
Oh, querida mía,
en cualquier momento puedo desaparecer
y mis temores regresan
un recuerdo de dolores sin fin.
Mi culpa es,
espero estar a tiempo en realidad
todo ignorado,
reales emociones.
Tú tienes un arma que apunta a mi corazón
y si decides usarlo
yo podría mostrarte todo lo que quieres saber.
Aeroplanos bajos que sobrevuelan mi casa
obedeciendo tu capitanía.
Esta vez, amada mía
que bien que me cantas.
Sí, querida mía,
¿puedo sostener tu mano?
Sí, amor mío,
cierro mis ojos
y te veo llegar.
Oh, querida, me muero
pero no puedo hacerlo sin antes
¡Yo...!
¡oh! ¡Yo...!