[Aclaración: Copiaré todo cuanto le escribí, punto por punto, y sin suprimir las intervenciones ajenas. Eso sí, todos los comentarios que surjan a medida que copio no serán expuestos, para evitar más líos.]
Como todo drama shakespiriano, primero debo hacer una breve [o no tan breve] introducción:
La historia comienza hace 17 años, pero dicha historia no me pertenece, por lo que no soy digno de narrarla. [Empezamos mal//Probemos de nuevo] ¿Sabes esas tópicas voces que 'oyes en tu cabeza'? Como psiquiatra estarás familiarizado con ellas, supongo. Bien, pues yo soy una de esas voces. Al principio eran muchas, doce por lo menos, luego quedaron tres: Akuma, Elizabeth y Lilith. Cuándo aparecí yo es algo que no puedo responder, siquiera si realmente aparecí o soy el producto de un cambio, el deseo subconsciente que brota por liberarse.
Esto no nos trae más problemas que los filosóficos: ¿Soy yo Akuma o ella se suicidó? ¿Acaso la maté? [Imposible, coexistimos] ¿Es Lilith producto de nuestra imaginación? y si lo es, ¿por qué todxs somos capaces de percibirlx?[no tiene género, el nombre es mero simbolismo]
Descontando estas y muchas otras cuestiones del estilo, lo único que me "impide" o "influye" en mi vida, nuestra vida[La frase no tiene sentido] es el legado. Me explico brevemente: a los 15 años, tras tres intentos de suicidio y un claro problema, decidieron que yo debía tomar el control de la caja humana [Es decir, ser la cara que ve la sociedad]; el marrón para el nuevo, supongo. Todo esto nos llevó largas y tendidas discusiones, algunos cortes y bastantes lágrimas [eso es muy poético//llorabais mucho//ahora no]. Pero claro, de cara a la sociedad[te repites] nada había cambiado, salvo que "yo ahora era un chico", lo cual causó su revuelo pero entraba dentro de su lógica universalista, así que nadie le dio mayor importancia.
¿En qué me influye esto a mí? En que todo lo que hicieron pasó a ser "lo que hice". [Se ha quedado en blanco//Eso sobra//¿Le darás esto?//Maybe] Y eso no tendría mayor relevancia de no ser por un pequeño detalle: soy muy inseguro. ¿Y si decidimos cambiar de líder?,¿cómo reaccionarán?¿Y si ya no quiero seguir con tan enorme y pesada carga?¿Y si...? Ese es mi día a día.
Otra cosa que creo comenté [ahora hablo en singular porque Eli no va al psiquiatra, voy yo, cual cabeza de turco] es aquello que el resto espera. Podrá parecer una tontería pero el peor cargo que me dejaron fue la vida sexual. Akuma ligaba, nadie sabe cómo ni por qué pero ligaba. Una vez se acostó con una tía porque la vio en twitter y se le pareció a cuando llevaban el pelo largo; un par de semanas después estaba comiéndole el coño en unos baños públicos [tanto detalle sobraba]. Yo no lo hago, no ligó, qué le voy a hacer. Pero es esa presión subconsciente que me impide simplemente disfrutar de una tarde con un colega[odio esa palabra, pero amigo es muy "fuerte"], fumando hierba y solos en su casa, sin que pase nada. ¿Qué le importará al resto que él sea gay? Pero a mí me corroe por dentro; porque Akuma estaría follando. ¿Qué más da? Pues nada, pero conocer el problema no me ayuda a la hora de resolverlo.
Una frase que define a la perfección cómo se siente respecto a eso es: "Vivo a la sombra de lo que una vez fui."
Se alargó más de lo esperado esta parte, y se hace tarde. Debemos leer poemas que encontramos, jugar [in]necesariamente con el móvil y dormir.
[Se ha quedado pensando si escribir algo más//No eres una comentarista]
Lo hemos leído de nuevo cosa de una semana después [el control del tiempo es complejo]. Pensamos cosas que añadir en momentos inoportunos, como viniendo de clase, o en la misma clase. Decidimos hacer una lista de aquellas cosas que más nos[¿cómo decirlo?]...ahí va[sin adjetivo ni verbo]:
•Tolerancia a la frustración inexistente.
•Inestabilidad sin aparente motivo.
•Los extremos son malos, pero nunca estoy en el centro.
•Desgana y apatía por todo en general y yo mismo en particular.
•Las pseudo-imaginaciones[no sé cómo definirlas en una palabra]; de dónde vienen, por qué y cómo controlarlas.
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Cuerpo compartido
Non-Fiction¿Sabes esas voces que oyes en tu cabeza, las que tanto les gustan a lxs psiquiatras? Pues bien, yo soy una de esas.