La sensación de ponerse aquellas gafas fue excitante para Billy, pero, así que se las puso, para su decepción, se dio cuenta que no hubo ningún efecto excepto el de un par de gafas de sol común, o sea, exponiendo brevemente su visión para la luz ambiente, reduciendo al mínimo el resplandor que emanaba de los seres frente a él en el mismo tono en lo cual iluminaba completamente el interior del avión como si alguien hubiera conectado el interruptor. Sin el brillo que antes le ofuscaba, pudo, finalmente, ver con claridad las dos criaturas, quedándose momentáneamente impresionado con la visión, quitando y volviendo a poner las lentes para asegurarse de que lo que veía era realmente lo que veía. Los dos seres eran como una noche en el cielo estrellado, sus cuerpos eran completamente negros con millares de puntos brillantes que se disolvían en su interior pareciendo huecos. Observarlos daba la sensación de viajar por el espacio con las estrellas alrededor al pasar muy rápidamente, en un resplandor especulado que se repetía de forma al azar por toda la criatura de los pies a la cabeza, con pequeños puntos estrellándose y formando estrellas mayores que se disipaban como fuegos artificiales, así resaltando algunos trazos musculares por el cuerpo, principalmente en las piernas y en el pecho; sus pies parecían patines de hielo cuya punta correspondía con al dedo gordo. En sus rostros, era posible distinguir aspectos humanos en las manzanas de la boca formando una línea hacia la barbilla y, arriba de los labios, los cuales que eran delgados, grisáceos y "sin estrellas", dos otros trazos conectaban la boca con la pequeña nariz, compuesto por dos hendiduras que formaban las fosas nasales. Aunque perplejo con la visión, pensó: "Es seguro, esos de ahí son extraterrestres, no hay duda". En la vislumbre, no reaccionó cuando la criatura estiró su dedo presionándolo bien en el medio de los lentes de sus gafas que, instantáneamente, se ajustaron perfecta y cómodamente al tamaño de su cabeza y orejas como si fueran parte de su cuerpo. Enseguida, ante su momentánea aprensión, el ser dirigió los dedos a la barbilla del niño y cerró su boca, completamente abierta en aquel momento, después repitiendo el movimiento más una vez, abriéndola y cerrándola. Billy estaba mudo y el extraterrestre quería que él hablara.
Entendiendo lo que querían, el niño dijo:
— ¿Qué yo diga qué? — En ese momento, el extraterrestre apuntó para el tablero que tenía en las manos, Billy luego se dio cuenta lo que era, diciendo entusiasmado:
— ¡Es un ordenador! — Lo vio él mismo sin entender como un ordenador podría encajar en lo que parecía ser sólo una hoja de papel, una especie de TV sin tubo. Estaba seguro de eso, pues veía muchos caracteres escritos en que, inicialmente, pensó eran chino, después dándose cuenta que no, eran diseños extraños que jamás vio antes, algunos de ellos formaban rayas que arremolinaban en torno de sí mismas como si fueran caza niqueles, presentando una familiaridad con lo que conocía del ordenador de su escuela. La diferencia, notó, es que era colorido y parecía tener profundidad, era "tridimensional como en el cine de Disneylandia, por lo que necesitaba las gafas" — fascinó. A pesar de entretenerse con la imagen, la única cosa que reconocía era el diseño de un avión, su avión, que "volaba" poco hacia arriba de la tela girando alrededor de su propio eje central:
— ¡Es nuestro avión! – dijo.
Mientrastanto, el otro extraterrestre intentaba sin éxito hacer que Bob tomara un parde gafas para ponérselas también, dándose cuenta que el hombre no era capaz deesbozar cualquier reacción. Se metió entre Billy y su compañero estirando elbrazo, ofreciendo las gafas a Sandy y Julia que estaban justo atrás del hermanoy del padre. Sandy tomó un par, pero no lo puso de inmediato, en cambio, selevantó del suelo donde se encogía junto de la madre, y dio un paso haciaadelante para unirse al hermano, pareciendo curiosa con la extraña TV que élestaba mirando. El extraterrestre, entonces, se volvió hacia Julia que, en suprofunda demostración de miedo, trataba de encogerse aún más en el fondo de lacabina aunque no había más espacio disponible para hacerlo, ni siquiera teníafuerzas para balbucear una palabra, pero cuando vio la mano del extraterrestreviniendo en dirección a su rostro, reaccionó instintivamente tratando deempujar aquel brazo lejos de sí, pero su mano, después la otra y las dosjuntas, se deslizaron por el brazo de la criatura sin ningún efecto. Con losdedos extendidos, el extraterrestre puso la palma de su mano alrededor de lacabeza de la mujer y, en medio de un creciente resplandor, Julia se embriagó enuna breve y agradable sensación de somnolencia, en seguida se durmió profundamente.
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El Vuelo Chárter para Miami
Ciencia FicciónUn vuelo a través del Triángulo de las Bermudas nunca es solamente un vuelo. La familia Firmleg lo descubrirá por su propio terror. Un cuento de Pedroom Lanne