Finalmente estaban en Kattegat, tras esa última visita a Wessex, la que el rey Ragnar había hecho con la principal motivación de traer de vuelta a la única persona en la que podía confiar, Athelstan, a diferencia del resto su mayor fortuna era aquel hombre, que lo llenaba de una riqueza que iba más allá de las cosas materiales.
Después de todo, él tenía lo que más quería, estaba feliz de traer consigo a su amado monje, quien obviamente ya no era el mismo inocente hombre que conoció al comienzo, sin embargo había algo que jamás cambiaba, ese sentimiento que creció silenciosamente en él, esa conexión que se generó, y ahora luego de tenerlo a su lado después de tanto tiempo separado, era mucho más fuerte.
Entonces ahí estaban en la cabaña del rey, dónde ni su esposa Aslaug, ni sus hijos iban, solamente él, Ragnar y Athelstan.
Ambos se miraban con una sonrisa que comunicaban al otro que estaban felices de finalmente volver a estar juntos, sin embargo ninguno de los dos decía nada, fue entonces cuando el Vikingo volvió a preguntar, una de las primeras palabras que intercambiaron
—¿si te invitara nuevamente a hacer un trío con Lagertha y yo, cual sería tu respuesta ahora?— aquello le causó risa a Athelstan, además de reír no dijo nada, entonces Lothbrok se unió a su risa, pero de un segundo a otro miró seriamente a los ojos de su amigo —hablo en serio— confesó, esta vez respondió con una sonrisa nerviosa
—yo-yo no sabría que responder— dijo tartamudeando un poco, antes los nervios, el rey vikingo clavó su intensa mirada en el monje
—tomaré eso como un si— respondió, ayudando a encontrar una respuesta, otra estaba esa sonrisa nerviosa
—Supongo— añadió, lo que le daba la confianza necesaria al Vikingo para acercarse más al castaño
—hay un pequeño detalle...— menciona , se acercó más para mencionarle al oído aquel ''inconveniente'' —Ya sabes, Lagertha y yo no estamos juntos— susurró, al alejarse tenía esa mirada coqueta que le confirmaba que estaba haciendo alusión a que ocurriera algo solo entre ellos dos
—Dios no permite esto...— susurró Athelstan, los azules ojos de Ragnar clavaron su intensa mirada, para luego dibujar una sonrisa
—¿me dirás que es primera vez que harás algo que tu Dios no permite?— cuestionó, sin borrar esa sonrisa coqueta de su rostro, sabía la respuesta, Athelstan había matado, tenido sexo con mujeres, y había llevado por años un estilo de vida pagano, pero en su corazón seguía y mente seguía la fiel lealtad a su Dios, daba igual los pecados que cometiera, por alguna razón siempre se iba a sentir conectado a él, una especie de divinidad difícil de explicar, que solo él podía entender, y Ragnar sabía bien que lo hacía. —descuida, no he invitado a los dioses a este lugar, estas paredes serán invisible ante los ojos de tú dios, como también de mis dioses, en este memento estamos dónde los dioses no ven, solo somos tú y yo— exclamó, Athelstan no sabía que tenía Ragnar Lothbrok que siempre lograba convencerlo, así que respondió sonriendo, el vikingo lo tomó por la ropa de forma bruta, para dejarlo contra la pared, se colocó encima, para convertirlo en su prisionero, no perdió más tiempo para dar el primer beso, cual fue respondido a la brevedad por el cristiano pero de un momento se detuvo.
—Ragnar... esto no... no es correcto— susurró, entonces el rey se mordió el labio, moviendo su cabeza en forma de negación
—en medio de estas paredes,no existe ningún dios, lo único correcto es que seguir ese deseo interno que me ha estado consumiendo hace bastante tiempo— exclamó, el corazón del castaño comenzaba a latir demasiado fuerte, era lo que provocaban las palabras del vikingo, quien nuevamente plantó un beso en sus labios, sus manos que estaban sujetando la cintura de Athelstan fueron deslizadas lentamente hasta el trasero del, en cuanto llegó apretó un poco, lo que hizo sobresaltar al monje, Ragnar cortó el beso solo para contemplar su sonrojado rostro, sonrió de esa manera que Athelstan tanto amaba, y levantó la vestimenta del para conseguir lo que deseaba, meter su mano dentro del pantalón, comenzó a toquetear la entre pierna del más pequeño, lo que lo hizo soltar un fuerte jadeo, no era primera que se deleitaba con uno de los pecado más común en los humanos, pero esta vez era diferente, cada sensación que Ragnar provocaba en él, cada caricia, cada tacto, no se comparaba en nada, con su experiencia en Wessex, con aquella mujer, sin embargo por su religión seguía teniendo la noción que las relaciones entre hombres era algo terrible, a diferencia de Ragnar quién solo actuaba por instinto, de forma salvaje, no importaba con quien, ni con cuantos, solo importaba satisfacer el deseo del sexo, aunque con Athelstan era diferente, no era solo un deseo sexual, todo iba más allá, ya que él le amaba.
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Dónde los dioses no ven. (One Shot)
Fanfic*Ragthelstan* Ojalá existiera un Limbo entre el cielo y el valhalla, dónde esté esa cabaña en la podamos amarnos, dónde los Dioses no ven y solo seamos tú y yo, una vez más ~