Epilogo

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Cuatro años después...

Siempre dicen que después de una gran tormenta viene la calma total. Aún recuerdo, jamás se me olvidará. Jim me dice que quiera o no ya pasó. Y si, no lo dudo.

Siento conmoción de estar en una boda. Y aunque haya ya pasado cuatro años Nora, Levi, Kedell y Trina siguen siendo mis amigos. Mis padres no se tomaron muy bien la sorpresa de que Jim y yo fueramos novios. Aunque les conté toda la historia ellos aún no me creen. Piensan que me escape aun ellos sabiendo todo el peligro de los castillos. Después de un mes ellos no volvieron a hablar del tema, ni menos yo.

Estoy esperando que Nora salga con un hermoso vestido blanco y que le diga que si a Levi. Por un momento olvidó lo ocurrido pero después me viene todo a la mente. Y la orquesta empieza a tocar y Nora sale junto con su padre.
Cuando le conté a mi madre de la boda creyó que era la mía con Jim. Le dije que aún no estaba lista y ella callo.

El vestido de Nora es hermoso, con encajes y con una cola muy larga ella me voltea a ver y me sonríe yo solo me rió. Levi la espera en el altar con una gran sonrisa. Ella llega hasta el, su padre se aleja y yo estoy apunto de estallar en lágrimas. Jim que está sentado junto a mi toma mi mano y la aprieta.
Lo volteo a ver y le sonrió el tiene esa misma sonrisa sincera, sus ojos azules nunca han dejado de brillar y si, lo amo.

No me di cuenta de que el tiempo pasó rápido, volteo de nuevo a ver a mis amigos y ya se están besando, sonrió. Por que se que ellos se merecen esto y mucho más. Todos aplauden. Me levanto de mi asiento y todos los invitados pasan a un gran salón.

—Es hermoso ¿no?— me dice Trina apareciendo junto a mi, ella aún tiene esa sonrisa que le diferencia de todos.

—Muy hermoso.— le contesto

—Aris.— me dice Kedell

—Kedell.

—Disculpa si te robo un momento a Trina.— la agarra cuidadosamente de las manos y la lleva a bailar

Ahí al centro de la pista está Nora y Levi bailando muy hermoso. Ellos se ven felices más bien son felices.

—¿Le gustaría bailar esta pieza conmigo?—me dice Jim al oído

Sonrio —Me encantaría.

Me lleva a la pista, me acerco a él y él toma mi cintura. Y empezamos a bailar, Jim me sonríe y su ojos brillan ante la luz. Se acerca a mi.

—Dime una cosa.

—¿Que?—le digo con una sonrisa

—¿Si fui tu aventura?

Me rió, me acerco a él y lo beso —La mejor de todas.

Aún así las princesas también se cansan de tanto cuento.




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