El auto era una tumba, no nos atrevíamos a emitir una sola palabra, Silvia y yo sabemos muy bien lo que fue esa noche: un desastre, siendo Navidad y todo lo que conlleva, no nos resultó agradable.
En la casa de mis tíos, con los que nos reunimos únicamente para festejar los días conmemorativos, o eso intentan, acercándose a nosotros con preguntas obligadas y protocolares para generar confianza, porque claramente no la había "¿Cómo te preparas para la facultad?","Cómo terminaste tu último año de secundaria?" Y la peor de todas "¿Cómo va la novia?"
Mi familia por parte de Silvia no tenía la más mínima idea de que había cortado con la novia a la que ellos se referían hace casi un año, cuando mis sentimientos empezaron a moverse hacia otras direcciones, no necesariamente las que ellos les gustaría, por todos los chistes homofóbicos que escuche en esa mesa larga. Experimente una sensación realmente desagradable al notar que las personas con las que pasaba algo tan hermoso como lo es la Navidad, no me conocían, intentaba sonreír forzadamente para no sentir la culpa de querer arruinar un supuesto clima de "felicidad" que no estábamos próximos a conseguir.
No pude seguir disimulando en el auto y Silvia tampoco, ella también estuvo muy incómoda con sus hermanos y cuñadas, sabiendo que ya no los reconocía más, por sus comentarios desagradables. Pero sé perfectamente que lo que me molestó a mí no le movió ni un pelo, hasta podría estar de acuerdo.
Soy Axel, lamentablemente. Tengo 18 años, estoy a punto de ingresar a la Universidad de Buenos Aires de la que ya adelanté la mitad del curso de ingreso porque mis ganas de recibirme e irme de mi casa superan cualquier tipo de vagancia, Ciencias Políticas es mi carrera y Diplomático mi profesión. Solo tengo que buscarlas. No estudio solamente para alejarme de las personas que me criaron, amo la política y el pensar que puedo llegar a representar a mi nación en un futuro en otro país, o en algún organismo internacional me llena de orgullo, apenas me gradué me contrataron para ser profesor de oratoria y debate en mi colegio, cumplo otro de mis sueños, que por todo lo que viví en mi vida académica hasta ahora, es la enseñanza, me aconsejaron mucho no seguir este camino pero por otro lado, quiero darles la calidad de enseñanza que tuve yo cuando fui a esas clases, si es que puedo alcanzar todo lo que mis profesores hicieron por mi y mis compañeros. Me proyecto muy bien en lo que es académico, pero el amor es otra cosa, siendo honesto nunca va a dejar de ser tiempo mal gastado, no exagero diciendo que todo lo que experimente termino en decepción, por eso no quiero empezar nada con nadie, me alcanza con tener encuentros random con personas que no conozco, esa es mi realidad.
Liberado de toda presión subí a mi habitación y me lancé a la cama, sin poder apartar los pensamientos decidí distraerme para poder descansar, entre a la aplicación de encuentros homosexuales que me había descargado, sinceramente para reírme de los diferentes perfiles que se me presentaban, en su gran mayoría falsos, lleno de gente descarada poniendo fotos de modelos y famosos como suyas. Mientras voy pasando lo perfiles como si estuviera pasando hojas de una revista que no me interesa, paro en uno que me llama la atención.
Era un chico que parecía de la misma edad que yo, que esté sacándose una foto frente al espejo de su baño me dejaba claro que no era falso, aunque tuviera mis dudas, decidí comenzar la conversación con un "Feliz Navidad", cuando lo envío ya me consideraba fuera de cualquier posibilidad porque estoy seguro que fue la peor manera de iniciar. Enojado conmigo mismo dejé el celular a un costado y me propuse dormir, esa determinación duró hasta que escuché el sonido de un nuevo mensaje.
Me incorporo rápido esperando que sea él, desbloqueo el celular y si, efectivamente, era un mensaje de Gian, o así hacía llamarse en la aplicación, además de estar contra un espejo estaba vestido de gala, le quedaba muy bien para ser bajito como aparentaba. Me siguió la conversación y yo respondía lo mejor que podía por el hecho de encontrar a alguien de mi edad que no sean mis amigos gays, aunque sinceramente no los considero mis amigos más cercanos, sino que son personas que por muchas razones quedaron estancadas en mi vida, en otras palabras conociendo a alguien que podía llegar a valer la pena, le pedí su número para desinstalar ya eso, porque él era lo único bueno (decente) que podía salvar de ese lugar.
No reflexione nada de lo que estaba haciendo en ese momento, pero es una de las pocas cosas de las que no me arrepiento.