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Mis padres no están enamorados, según papá mantienen un trato (con tal vez "beneficios extras")

Supongamos que la familia la conforman: padres —un hombre y una mujer—, hijos, primos, tíos, abuelos y una mascota. Es el modelo que exponen la gran mayoría del tiempo desde el jardín de infantes, y aquí es donde inicia mi historia en el sistema escolar de una sociedad, que aunque acepta las cosas extrañas como lo es Gravity Falls, se siguen impresionando con detalles de la vida de una familia tan peculiar en este pueblo perdido, como son los "Pines".

—Sí, dime. Devon. —dice la educadora con cierta dulzura fingida en su voz o eso creia.

Yo tenía unos tres o cuatro años, la verdad no estoy seguro. Pero su modelo de familia me dejó una molestia difícil de disimular, porque al parecer mi pequeño mundo era completamente diferente al expuesto por ella.

—No tengo mamá. —la única imagen materna que tenía era mi tía Mabel, la hermana melliza de mi padre.

—Todos tienen una, Devon. —responde.

Claramente, yo no conocía la mía.

—Bueno... —pensé al sentirme fuera de lugar. — ¡Estoy seguro de que ninguno tiene un papá que es un demonio! —dije con orgullo. En aquel entonces, miraba a Bill como el ser más genial de mi pequeño mundo, a pesar de que casi no lo veía.

¡Ja! Era tan inocente.

Pude escuchar el jadeo de mi profesora, luego un incómodo silencio de mis compañeros.

Ese día llegué a casa con una nota de mi profesora. Me sentía frustrado, uno de los primeros sentimientos que pude darle un nombre y comprender a mi corta edad. Mi padre la leyó con la molestia marcada en su rostro, él varias veces frunció el ceño mientras la leía, tomó un respiro para calmarse...

Sabía que era una forma en que se serenaba, en especial cuando yo era el causante de algo que lo hacia enojar, y yo ciertamente, lo hacía enojar mucho.

—¿Estás enojado? —pregunte con temor.

Temor, era otra emoción que conocí desde pequeño, porque mi padre parecía estar siempre alerta a punto de arrojarse a cualquiera que se acercara a mí.

Sus ojos marrones se posaron en mí, y me sonrió.

—No, me alegro de que estés orgulloso de tu familia.

Beso mi frente, una acción extraña de su parte, y luego se dirigió a la caja registradora, lo seguí porque eso significaba una cosa: quería una reunión familiar.

—Cuando termines de estafar a los clientes con mi tío, podrías venir a la sala de estar para conversar con Devon. —dijo mi padre apoyándose sobre el mostrador, fue una de esas pocas veces que los vi mirándose de una manera tan acaramelada, donde se podría decir que perdieron por un momento la compostura frente a mí.

Son contados, los recuerdos que tengo de mis padres mirándose como adolescentes enamorados, o peor como si estuvieran a punto de devorarse, de lo cual me siento aliviado que no hicieran a menudo en mi presencia. Ellos no eran esos clásicos padres que me prohibían las mismas cosas que a mis compañeros, o establecían un horario para la rutina de nuestra familia como si fuera obligatorio, lo que parecía genial para algunos de mis amigos, sus prohibiciones siempre se ligaban más a las preguntas que un niño o adolescente puede hacer. Mis rutinas

"¿Tengo mamá?"

"¿Por qué no hay fotos de mis abuelos?"

"¿Acaso soy adaptado?"

"¿Por qué es un demonio?"

"¿A qué le tienes miedo?"

—¿Devon, no tienes tarea que hacer? —de esa forma lo hacía enojar y me ganaba un buen castigo.

Mi Familia [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora