Capítulo 2

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Astoria estaba furiosa. Draco Malfoy había encontrado a su hija. ¡Su hija! La que tanto había ocultado de ellos, la que mantenía apartada de este mundo, restringiendo muchas de las cosas que su hija pudo haber disfrutado por derecho, pero de todas maneras era algo necesario.

Desde que Legio había aparecido en todos los titulares del Profeta ella había enloquecido. Una maga mestiza que cazaba magos sangre pura en busca de igualdad para los suyos. Ja, lo único que había logrado era sembrar el terror en el mundo mágico. Una nueva Señora Oscura, la llamaban.

Draco no podría haberlos protegido a todos, y Astoria tampoco habría podido hacerlo sola, no habría podido cuidar a los dos niños por su cuenta. Legio había puesto la mira en su familia. Hasta que atacó a su hermana Daphne, y la dejó en San Mungo, el Ministerio de Magia no tomó cartas en el asunto. Ahí fue cuando llegó a la conclusión de que sería mejor que ella se llevara a Artemis en su huida.

Fue sumamente difícil dejar a Scorpius, intentaba no mezclarse mucho con él, más aún cuando venía exultante a abrazarla, o a mostrarle algo que él había hecho. Era un niño muy inteligente. Entró empujando la puerta lo más fuerte que pudo. Draco tenía en su regazo a los dos pequeños y con dificultad sostenía la varita para hacer figuras de chispas de colores.

Su corazón se encogió un momento, sin embargo, la furia retornó con más ímpetu cuando Artemis se percató de la presencia de su madre y se aferró a su padre con fuerza.

—¡Artemis Narcissa Greengrass! —la reprendió furiosa. —¡¿Cómo pudiste siquiera pensar en escapar de casa?!

—Artemis Narcissa Malfoy-Greengrass. — corrigió Draco, fríamente. Astoria lo miró como si fuera algo pegado en la suela de su zapato.

—Tú no la criaste, perdiste todo el derecho...

—Tú no me dejaste criarla, al igual que tú tampoco la criaste, no dejándola a cargo de una Elfina doméstica.

—No puedes opinar acerca de lo que no sabes.

—Escapaste en medio de la noche. Sin dejar una carta, ni una nota. Dejaste a Scorpius, solo, llorando. Todos estos años estuvo solo.

—Se supone que estaba contigo, imbécil. Dejarlo con tu madre tampoco es el comportamiento de padre modelo.

—Él necesita a su madre, y veo que has estado ausente en la vida de nuestra hija también. A diferencia de ti, sí he estado con nuestro hijo, viendo todos sus progresos. Mira a tu alrededor, mira a los cuadros, la mayoría son dibujos de nuestro hijo. Has venido a este despacho durante años y jamás te habías percatado de esto.

Astoria permaneció callada unos segundos. —¡Levicorpus! —exclamó Astoria, apuntando su varita a Draco. La discusión había transcurrido en frente de los niños, ambos hace rato que habían empezado a llorar en silencio, sosteniendo sus manitas juntas. Astoria agarró la mano libre de Artemis y la jaló consigo mientras salía a toda prisa de la mansión.

****

Cyrus escudriñó entre las hojas del árbol que había escogido como escondrijo ese día. La mansión Malfoy podría ser amenazadora en la lejanía, sin embargo, de cerca solo era un caserón ostentoso con una familia rica y sin escrúpulos dentro, si es que a eso se le podría llamar familia. Él dejó de tener una hace mucho tiempo.

Observar el camino de la entrada siempre le aburría, no salían muy a menudo, exceptuando por el Sr. Draco Malfoy, que salía a su trabajo cada mañana. Hoy se había sorprendido por la cantidad de entradas y salidas de criados, lechuzas, y un par de veces a la Sra. Greengrass-Malfoy. Pero lo que más le sorprendió ese día fue ver salir a la mismísima Narcissa Malfoy y regresar con una niña.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2017 ⏰

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