Capítulo 7

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-desgra... - sus palabras murieron al instante. Lo que veían sus ojos no... Hayato no podía procesarlo

-qué te... - Takeshi quedó en la misma condición al entrar al baño de la habitación y cada que alguien más llegaba, quedaba de igual forma. Era demasiado para sus ojos



Ese par se besaban, metidos en la tina con el agua regándose por los movimientos. El sumiso a medio vestir, sin chaqueta, sin orejas, la camisa a medio desabotonar, las piernas enredadas en las caderas del contrario. Se reconocía la mata de cabellos castaños que ahora mojados se pegaban al rostro del dueño, quien acababa de romper el beso mostrando el hilillo de saliva que los unía.

Se escucharon jadeos debido a la falta de aire que ese beso les quitó, el chapoteo del agua cuando se separaron y ahí... todo razonamiento se perdió. Tsuna se incorporó al escuchar a los intrusos, dejando su labor hasta ese momento, acomodando los cabellos que le estorbaban y se giró al grupo que aun impactado se quedó en la puerta del baño



-ese es... – la lluvia no pudo decir más porque aún no se la creía. Podía ver a Tsuna... pero no era el "sumiso" ... por el contrario. Quien le rodeaba las caderas a su cielo, con las piernas y estaba a medio vestir era... ¡era! ¡Era!

-¡¿qué haces aquí?! – la tormenta estalló al ver a su amado décimo encima de alguien tan... tan... tan no friki de las peleas, ¡esto era!

-Enma – Reborn completó el pensamiento de todos. El mencionado se tensó agarrándose de la tina, se levantó un poco, aunque sin dejar de abrazar a Tsuna con sus piernas, y cubriendo su piel con la camisa, aunque el agua la hacía transparente. Las mejillas estaban tan rojas como esa mata de cabellos rojos – ¿qué mierda pasa aquí? – criticó mientras veía como el jefe de los Shimon era abrazado por un Tsuna que acariciaba al jovencito con cariño y le susurraba algo

-Tsuna es el activo – dictó Ryohei revelando lo obvio y volviendo el ambiente más tenso aun

-kufufufu, así que las orejas eran del Shimon – dijo Mukuro alejándose del grupo pues no quería estar ahí... le aterraba el silencio de Tsuna







-ustedes – Tsuna no los miraba, es más, ni siquiera se movió de su lugar y en ningún momento dejó de abrazar a Enma escondiéndolo en su pecho – ¡¿se puede saber qué les pasa para entrar así a mi habitación?!

-juudaime, usted y Enma... son... son...

-pareja – completó la calmada lluvia

-si – Tsuna al fin los volteó a ver. Los demás se tensaron al ver la seriedad en esa mirada, el enfado, el ambiente amenazante y... ¡ese no era su cielo calmado y gentil! – largo

-Sawada... esto es... impresionante, al extremo – esta vez no gritó y es más... retrocedió un paso

-dame-Tsuna, más te vale darme una buena razón para que hayas elegido a...

-LOS QUIERO FUERA DE AQUÍ, ¡AHORA! – les gritó con furia y los vio tensarse – ahora – repitió y su mano derecha salió de la ensoñación empujando a los otros

-lamento la interrupción, juudaime – dijo antes de cerrar la puerta con violencia y al fin respirar como era debido



Pasmados. Ellos estaban totalmente pasmados, ¡al carajo todo lo que creyeron en esta vida! Tsuna era el pasivo perfecto, era dulce, sonriente, era delicado, era... ¡ERA SOLO UN DISFRAZ! Se vieron entre ellos un momento para después salir de ese cuarto antes de que cierto castaño saliera molesto a gritarles o no sé qué otra cosa más. Pero jamás en sus vidas olvidarían que... Tsuna no era sumiso, que era el terror andante si se le interrumpía en esas cosas íntimas y que definitivamente... fueron engañados



Mi disfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora