Mis tios metieron al chico a la casa, sentandolo en el sofá central de la sala. Mi tia Dinn, la cual era medico general, estaba tratando de ver que tan profunda y que tan duro había sido la herida y el golpe. Yo me mantenía alejada de todo, recargada en el margen de madera del umbral de la puerta de la sala, mientras veía a ese extraño, pero lindo chico a la vez. Tenía unos hermosos ojos miel, con largas pestañas, y unos lindos labios. Tenía entendido, gracias a la vaga conversacion que había escuchado a lo lejos, se llamaba Justin.
El tal "Justin" hablaba animadamente con mi tía Dinn mientras ella intentaba distraerlo de las puntadas que aparentemente tenía que darle en la cabeza. De Igual modo, por la vaga conversación, el decía que era de Inglaterra, y por eso hablaba Ingles. Estaba en un tour en su motocicleta de costa a costa, y que huyendo de sus padres, decidió viajar en moto para conocer toda Italia. Así mismo dijo que tenía 21 años, y que había perdido el control de la moto por un momento inverosímil. Casi caen en lagrimas cuando mi primo Omar le dijo que La moto estaba prácticamente destruida en la acera de la casa.
No quise ser aguafiestas, pero el canzancio me vencía. Había sido un vuelo de 15 horas sin escalas, y sentía como mis piernas seguían entumidas por haber estado tanto tiempo sentada. Calculando los cambios de horario, no había dormido practicamente nada, en 24 horas, así que sin más, me despedí de mi pequeña prima Isabella, pidiendole de favor que si preguntaban por mi, les avisara que ya estaba mas que dormida, y que me disculparan. Ella asintió la cabeza, y sin nada de animos, fui hasta mi habitacion. No tomé un baño ni nada por el estilo, porque sabía que el baño estaría siendo solicitado durante toda la noche. Muy a mi pesar, me fui a dormr justo así, solo me coloqué una pijama, el cual consistía en un short negro y una blusa de tirantes, y me tiré a la cama, solo para despertar al día siguiente, eh ir inmediatamente a la playa, para ver si algo reaccionaba en mi y poder empezar a escribir.
A la mañana siguiente, abrí lentamente los ojos, estirandome sobre la cama. Y lo comprobé: no había sido un sueño, de hecho estaba en Italia.
Mi primer acto aquella mañana, fue un baño. Recorrí la habitacion hasta salir al pasillo, y toparme con la puerta de enfrente. Allí, resvalé prenda por prenda por mi cuerpo, hasta quedar completamente desnuda, y entrar al caliente chorro de agua que quemaba mi piel de una forma raramente deliciosa.
Me quedé otros 10 minutos allí, sintiendo el agua chocar con mi cuerpo, hasta que decidí salir. El agua escurria por mi piel, desde mi cabello hasta los pies. Entonces recordé que no había tomado ropa antes de salir, solo estaba la toalla. Me envolví con ella para salir al exterior. El choque de caliente-fresco con la ligera brisa que entraba desde la ventana del fondo del pasillo, provocaron que mi piel se erizara, mientras que corrí en puntas hacia mi habitación. En la soledad de mi cuarto, me quité la toalla de mi cuerpo, y empezé a secar las piernas, deslizando la toalla por ellas. Los brazos, y al final, el cabello, el cual sacudía como perro mojado, escurriendo por mi cuerpo otra vez. Enrollé mi toalla en lo alto de mi cabeza, y la dejé allí para que se empezara a secar, mientras que buscaba que ponerme. Un short de mezclilla y una blusa verde, así como unos guaraches.
Una vez que estuve totalmente vestida, retiré la toalla, y comenzé a cepillar mi cabello. Aun humedo, salí de la habitacion. Escuchaba voces, en total, 2, la de mi abuela, y una que no había reconocido. Cruzé el comedor, y en la barra de la cocina, a espaldas hacia mi, se encontraba el extraño chico de la moto hablando alegremente con mi abuela.
- ¡Principessa! Ven a tomar la prima colazione - dijo mi abuela animada. El chico levantó la mirada, y me miró, examinandome de pies a cabeza sigilosamente. Yo fui y saludé a mi abuela de beso.
- Solo tomaré alguna fruta o algo por el estilo, quiero ir a la playa a escribir un poco, a ver si funciona.
- ¡Ah! Que idea meravigliosa! - comentó ella. - pero no puedo dejar que te vallas con el estomago vacio Elizabeth! Tienes que comer algo, y una fruta no es opcion. - se levantó de la silla donde se encontraba sentada, llendo directamente hacia la cocina, tomando un plato y cubiertos.
- Ah, Justin, ¿Me decías...? Lamento la interrupcion. - agregó mi dulce abuela. Yo me senté frente a Justin, en una de las sillas que se encontraban vacias en la mesa del comedor. Mi abuela se encontraba sentada en la cabecera.
- Si, Sra. Bartolinni, le decia que buscaré algún lugar donde quedar en Nove, para poder tener tiempo para arreglar yo mismo la motocicleta. No tengo mucho efectivo como para pagar un hotel y un mecanico.
- ¡Tengo una maravillosa idea! - mi abuela llego y se sentó, sirviedo en mi plato un pan recien horneado, con mantequilla y mermelada. Lo puso frente a mi, y yo le sonreí en agradecimiento. - ¿Porque no te quedas con nosotros hasta que arregles tu moto? ¿Como hoy? - sentí claramente como me atragantaba al escuchar las palabras de Nina: ¿Esta diciendo que ese chico había dormido allí? La miré perpleja, y el me miró apenado.
- Abuela, no ostigues al chico, quizas quiere irse de aqui. - comenté.
- Oh, no no no, no me malinterprete Sra. Nina, su casa es hermosa y su hospitalidad adorable, pero no puedo ser un acomedado, no con usted, mil disculpas.
- Si tita, escuchalo, dejalo que se valla. - asentí con el chico. No quería ninguna clase de distraccion en lacasa, para que yo me pudiera enfocar totalmente en mi trabajo para la beca.
- ¡Estupideces de ambos! - exclamo mi abuela casi ofendida. - mira Justin, por mi encantada de tenerte en casa, no gastes tu dinero en hoteles baratos. Y Ely, se mas abierta ¿Esta bien? No desconfies tanto, que es por eso que los Americanos no avanzan. No se como sea en Boston, pero los italianos no nos fijamos en las cosas negativas. - me callé la boca, y miré hacia el mantel.
- Gracias, en verdad, no tengo modo de agradecerselo. - dijo Justin galantemente. Mi abuela le tomó una mano con ambas manos suyas, y le sonrio.
- Benvenuti in Italia -