Capítulo Dos.

33.4K 2.3K 216
                                    

— Y entonces...¿Tu entraste en mi casa? — El chico se sentó en la silla sobrante.

Mordí mi labio, sería muy castigada por mentirosa.

— ¿Pero de que estas hablando? Apenas te conozco. — Fingí sorpresa, Sarah rió y pateé su pierna debajo de la mesa.

— No finjas ahora. — El gruño.  —¿Como te llamas?

— Emma.  — Dijé rápaidamente.

 —¿Y tu nombre real? — El levantó una ceja.

— Noah. — Suspiré.

— Muy bien Noah, haremos esto rápido por que ni me importas. — Fruncí el seño. — Si no quieres que te acuse serás la niñera de mi hermanita, hasta que mis padres regresen.

— Para tu caballo ahí, vaquero, ¿Acaso quien te crees que eres? — Fruncí el seño. — ¡No voy hacer eso!

— Es tu problema, Twinkle.

El se levantó de la silla y lo fulminé con la mirada, el se alejó de nuestra mesa y Sarah pateó mi pie.

— ¿Que estas haciendo? — Gruño. — ¿Recuerdas que estamos aquí becadas y con cualquier pequeño problema nos echan?

— No voy a suplicarle al chulito. — Comí de mi manzana. — ¿Y viste como me dijo? ¡Twinkle!

— Pues si no vas tras el ahora, ese chulito va hacer que te quiten la beca.

 — Odio siempre que tengas la razón.

Me paré de la silla haciendola resonar fuerte con el piso y corrí trás el chulo.

— ¡Chases!

El siguió derecho ignorándome completamente, lo seguí enojada gritando su nombre varias veces, pero el solo aceleraba el paso, abrío una de las puertas grandes de madera y desapareció dentro de ellas.

Abrí la puerta y choqué con su cuerpo al entrar, era una enorme biblioteca, con tres personas dentro y una chica en el mostrador.

Chases caminó entre los pasillos y lo seguí tratando de empezar una conversación silenciosa. El tomó un libro de los estantes como si le interesara.

— Tengo reglas. — Murmuré.

— Tu eres la empleada, yo pongo las reglas. — Dijo en mi oído. Dejo el libro donde estaba y fue por otro pasillo.

— Tienes que escucharlas.

— No me interesan.

— Shhh... — La chica que estaba en el mostrador apareció en el pasillo silenciandonos, Chases me señaló culpándome y siguió caminando entre los pasillos.

— Bien...  — Seguí a Chases. — Esta bien, acepto, mas vale que no salga una palabra de tu boca.

— ¿Quieres sellarlas por si acaso?  — Se acercó a mi sonriendo.

— Asco, no.

Me dí media vuelta y caminé fuera de la biblioteca, estaba perdida, solo esperaba que el muy chulo no vaya a delatarme.

Educación física a últina hora era estresante, y más si tu padre daba la clase, traté de ignorarlo todo lo posible y que me tratara como una alumna más.

Pero el estaba empeñado a que corriera demás.

— Noah no te detengas. — Escuché el silbato. — ¡Corran más rápido!

Me dolían los pies horriblemente, y necesitaba agua, mi cabello estaba pegado a mi frente mezclándose con el sudor.

— ¡Vengan aquí, ahora!

Ella es el ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora