Amy
¡Qué hijo de puta!
Sin pensarlo dos veces me háblense hacia él y comencé a propinarle golpes en todo su cara. Al muy idiota no le bastó con ver herido a Peter, sino que tuvo que molerlo a golpes.
Alguien me sostuvo de las caderas alzándome, y alejándome del imbécil, todos en la habitación estaban peleando. El gerente entro rápidamente acercándose a Peter, toco su pulso e inmediatamente mando a llamar a otros gorilas y se lo llevaron adentro del baño.
—El chico está bien, solo tiene heridas leves será mejor que se marchen —manifestó mientras tomaba el teléfono—Voy a llamar a la policía, si no se largan ustedes dos—señalo al imbécil ese y a mí.
—El que esta herido es mi amigo y no me pienso ir de aquí—le dije mientras intentaba entrar al baño que estaba rodeado por dos músculos impidiéndome el paso.
—Sáquelos—grito el gerente, uno de los gorilas me tomo por las piernas y me monto en su espalda.
— ¡Suéltame hijo de puta!—le grite dándole golpes en las espalda, pero él ni siquiera se inmutaba a mis golpes.
Maldita sea la hora en la que decidí ponerme vestido, se debe ver hasta mi alma.
Cuando la puerta trasera se abrigo, el sujeto musculoso me tiro encima de las bolsas de basura como si fuera saco de papas, pasaron unos segundos hasta que la puerta se volvió abrir con la princesita siendo escolta por los gorilas.
Seguro ya mismo le tiran la alfombra roja, de seguro...
El idiota me extendió mano de manera elegante, pero la rechace y me levante apoyándome en el basurero. Era más que evidente que era rico, lo delataba esa camisa cara y aquel reloj que si lo usara por mi casa, no estaría vivo para volverlo usar.
Había que reconocer que estaba guapo, no solo eso, estaba como quería. De seguro tenía unos muy buenos abdominales y... concéntrate
—Mi nombre es Luke—menciono mientras me examinaba con su mirada.
Así que este es el famoso Luke, del que tanto hecha mierda Peter. Había dicho que lo habían sacado de ser el capitán y lo pusieron a este.
—El mío es Amy, lo que me interesa saber es ¿Por qué carajos casi matas a Peter?—pregunte. La cabeza me dolía, sentía como gotitas de sangre descendían por mis mejillas, inmediatamente me arrime a la pared. Todo alrededor parecía estarse moviendo.
— ¿Te encuentras bien Amy?—cuestiono Luke, se acercó y me tomo de los hombros y comenzamos a caminar hasta el estacionamiento.
— ¿Dónde vamos?, ¿Dónde está Peter?, ¿Me estas secuestrando?—susurre en tanto nos acercamos a un carro blanco, estacionado en la parte de atrás de la discoteca.
—No crees que si te estuviera secuestrando ya te lo habría dicho ¿no?, Peter va estar bien. Entra al auto iremos a un hospital tu cabeza está sangrando, ni siquiera estas consiente de eso—dijo.
Su puto formalismo y sarcasmo me estaba cabreando, claro que sentí que tenía una herida en la puta cabeza ¿acaso cree que soy de metal?
—No quiero ir al hospital, abre el auto—ordene. Me saque los zapatos y me recogí el pelo en una coleta.
—Tranquila, solo quiero ayudarte—anuncio, mientras desbloqueaba su auto.
Ayudar tu abuela..
Su carro era blanco por fuera, solo con verlo sabias que probablemente costaba más que tu vida. Me cuestione dos veces antes de entrar. Si me sentaba y lo dañaba, no podría ni pagarlo con todo un año de trabajos.
—Necesito algodón y alcohol ¿tienes?—cuestione. Tenía que limpiarme la herida antes de que se infectara.
—Sí, tengo un botiquín en la parte trasera —manifestó. Salió del auto, al minuto regreso con una pequeña caja de primeros auxilios.
—En la guantera tengo algodón ¿me permites?—dijo. Asentí, por un segundo su manos rosaron con mis piernas y nuestras miradas se cruzaron, pero él no siguió se quedó hay contemplando mi rostro fijamente, como si de repente se fijara en algo, era eso o tenía un moco en mi cara.
Cuando era pequeña mi papá solía decirme que era la niñas más guapa del mundo, claramente yo no me lo creía, pero a pesar de eso no me importaba si fuera cierto o no por que estando con el me sentía protegida, cálida y con esperanza de que nuestra vida se pondría mejor. Cuando el murió mi madre solo me restregaba lo inútil que era mi existencia, pero lo más estúpido de todo esto, es que me lo creí sin ni siquiera cuestionarme si era cierto.
Pero en el momento en que nuestras miradas se chocaron, sentí eso que había perdido cuando mi papa murió; calidez
— ¿Me prestas el botiquín?—pregunte sin bajar la mirada.
—Si claro. Espera yo lo hago—comenzó a limpiar la sangré seca que tenía en mi frente lo limpiaba con sumo cuidado, pareciendo que al mas mínimo moviente brusco se quebraría.
— ¿Qué hacías aquí?—interrogo de repente, sus ojos viajaba por todo mi rosto como si tratara de encajar algo.
—Acompañaba a Peter. —mierda, habia olvidado por completo a Peter.
— ¿Son novios?—su pregunto me tomo desprevenida, teniendo en cuenta que no debía de interesarle eso.
—No, solo somos amigos—el asintió, después de limpiar me coloco una bandita en la parte de la herida, no era profunda.
—Parece que esta mejor. —comente tocándome el parche.
Nos quedamos en silencio por unos minutos. Debía de salir de este auto, estar aquí me hacía sentir rara. Ademas Peter tenía el dinero de la venta de mercancía, gracias a buda ya habíamos terminada de vender cuando paso la pelea.
—Gracias por todo, pero ya me tengo que ir—me puse mis zapatos y me solté el cabello, me fije en mi cara; se veía terrible, la parte de la herida se había tornado un poco morado,estaba pálida y con el maquillaje corrido.
—Te puedo ir a dejar a tu casa—ofreció Luke, pero ni loca dejaría que el vea en donde vivo, no por vergüenza, si no que a el probablemente ni siquiera le interese nada respecto a mí.
—No está bien, solo iré por Peter—dije bajándome de su auto, al instante él se bajó igualmente y se para enfrente mío.
—Quizá él ya se fue. Se veía mal, se tuvo que haber marchado hace mucho—aseguro mientras observaba su reloj.
— ¿Espera, que hora es?
—Son las 3 de la mañana—dijo tranquilamente.
¡Oh por la santísima mierda! tenía que haber ido a dejar el dinero a las 1 de la mañana, debía llamar rápido a Peter.O me podría costar la cabeza, mejor dicho nuestras cabezas.
ESTÁS LEYENDO
I need your love
RomanceHay golpes en la vida que incluso son más grandes que tus propios miedos, destruyen por completo tu corazón y se adueñan de todos tus sentidos, pero por segundos de tu vida te vuelven la persona más feliz en el universo o incluso la más miserable. ...