Me subí al avión contando las horas en que después de tanto tiempo volvería a ver a mi hermana, la extrañaba un montón porque a pesar de que ella era mi hermana también se volvió en mi mejor amiga, en una persona en la que pude confiar plenamente sin tener temor a que me fuera a traicionar.
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Después de algunas horas, finalmente llegué a mi destino. Llegué a mi casa. Llegué a ver a mi hermana.
Toqué la puerta dos veces y después de algunos segundos, se abrió. Lo primero que vi fue a la Doña con sus ojos rojos y un aspecto que la hacía ver de unos años más.
- ¿Mamá? - Pregunté desconcertado. Nunca en mi vida la había visto así. Siempre la veía sonriendo, como si tuviera la mejor familia del mundo.
- Pasa.
Entre pero ya nada se veía igual, o al menos si se veía igual, pero ya no se sentía como antes. Ya no se sentía como si esta en realidad fuera mi casa. La casa en donde vivía una familia.
- ¿Juliana? - La llamé, pero enseguida la Doña me interrumpió.
- Ella no esta aquí. - Dijo sin más
- Pero qu...
- Ella no esta aquí. - Me volvió a interrumpir. - Yo fuí la que te envié esa carta para que vinieras, porque sabía que si te lo decía yo, nuca lo harías.
- Pero como es que tú...
- Juliana me contaba que tú le enviabas cartas. Me dijo que tú le habías prometido nunca dejar de mandarle. - Respiró profundo y continuó. - Juliana falleció hace más de 5 meses. Fue a otro país a aplicarse la eutanasia porque hace no más de 7 años le diagnosticaron una enfermedad. Ella con el tiempo se fue poniendo cada vez más débil y hacía lo posible para que no te dieras cuenta de eso. Ella ya no quería seguir sufriendo más, por lo tanto tomó esa difícil decisión. Ella quería que tu le escribieras veinticinco cartas porque eso representaba los años que vivió, representaba el tiempo que pasó contigo. Ella siempre dio la vida por ti. Y creo que tú también la diste por ella. - Bajó su cabeza para después llorar sin parar.
Mi mundo acababa de destruirse en este momento, las lagrimas amenazaban con salirse de su lugar. Corrí hasta llegar a las escaleras, subí y después me encerré en su cuarto. Cogí una hoja y un bolígrafo.
Carta #25
20 de septiembre de 1999
De: Sam
Para: JulianaVeinticinco cartas. Fueron las mejores veinticinco cartas que le pude haber enviado a alguien. En unos pocos segundos te volveré a ver. Espero encontrarme contigo como lo he querido hacer hace seis meses. Y espero que contestes mis preguntas :)
Te quiero mucho hermanita. Besos.Cogí una soga que ella tenía cuando jugábamos a ser vaqueros. La amarré al árbol que había frente a su ventana, hice un fuerte nudo en la punta, metí mi cabeza y finalmente salte como cuando lo hice en el avión.
Después de tanto tiempo volvería a encontrarme con ella.No me quedan palabras para describir esto. Este final me ha conmovido. Mientras lo estaba escribiendo sentía las ganas de llorar.
No tengo más palabras para decir. Finalmente. Gracias por haber llegado hasta aquí. :) los amo ❤
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Cartas a mi hermana.
Short Story"Prometeme que nunca dejarás de mandarme cartas." Le dijo ella tomando las maletas y abriendo la puerta. "Te lo prometo." Respondió él, para después abrazarla tan fuerte como le fuese posible. Meik.